El cisne y Los derechos de la salud


La muerte digna llega al teatro con “El cisne” y “Los derechos de la salud”

“El cisne”, opera prima de Felicitas Kamien y “Los derechos de la salud”, última obra de Florencio Sánchez re-versionada por Mariana Díaz, abordan desde dos salas porteñas distintas perspectivas sobre el debatido derecho a la muerte digna que se convirtió en ley en mayo pasado.

“La muerte es un tabú en nuestra sociedad y perdimos la noción de que es parte de nuestra naturaleza; algo parecido ocurre con la enfermedad, que suele ser entendida como una desviación a corregir de manera urgente y a costa de lo que sea”, explicó Díaz sobre la obra escrita en 1907.

Precisamente, “Los derechos de la salud”, presentada con éxito hace 105 años, aborda la historia de Luisa, una mujer enferma de tuberculosis cuya familia hará lo imposible -en connivencia del médico- por ocultarle su padecer.

Así, en el marco de un pacto de silencio en que la harán vivir alejada de la realidad de su letal diagnóstico, la puesta encarnará el debate entre el derecho a la verdad y la voluntad individual de sus propios afectos.

“La abordamos desde la gran complejidad y la llamativa actualidad que plantea el conflicto central de la obra: las expectativas del enfermo que recibe un diagnóstico terminal versus las expectativas y proyectos de su entorno inmediato. Una difícil situación, tan vigente y compleja como en tiempos de Florencio Sánchez”, recalcó Díaz.

“El -evaluó- es un dramaturgo genial y su texto plantea un conflicto agobiante y duro, pero lo hace con tal belleza poética que lo exime del morbo o el acento cruel al que podría inducir el tema”.

Por su parte, “El cisne” que inaugura a Kamien sobre las tablas, presenta a tres hermanas acuciadas por la enfermedad terminal de su padre, que se debaten ante la compleja discusión de “desenchufarlo” o no al respirador artificial.

“El tema aparece como contenedor del recorrido emocional por el que expongo a atravesar a estas mujeres que tiene que decidir, luego de vueltas, discusiones, culpas y temores, desconectar a su padre enfermo e inconsciente hace años”, explicó a Télam la directora.

La acción de la puesta se apura por la inminencia de una situación límite, en la cotidianeidad de la casa paterna, donde estas mujeres comparten la angustia de un final anunciado.

“La vida es un derecho, no una obligación -advierte la dramaturga- así que la obra está recortada por lo fantástico, que nos permite ficcionalizar aún más el relato y arriesgar con mayor contundencia la búsqueda de verosimilitud afectiva”.

Por último, sobre los objetivos de la puesta, Díaz remarcó que lejos de pretender dar algún mensaje, su objetivo es "interrogar al espectador, obligarlo a `tomar posición` y, sobre todo, indagar e interiorizarse en la conflictiva que se plantea en escena”.

“Es por eso -concluyó- que resulta un alivio la aprobación de la Ley de Muerte Digna, garantiza el respeto y la autonomía de la voluntad del paciente y de sus familiares. También pone sobre el tapete la pregunta de `¿de qué se trata curar?`”.

La muerte digna es ley desde mayo último cuando la Cámara de Senadores de la Nación aprobó por unanimidad el derecho a aceptar o rechazar determinadas terapias o procedimientos médicos o biológicos, ante una enfermedad irreversible, incurable o que se encuentre en estado terminal.

El proyecto modificó la ley sobre Derechos del Paciente en su relación con los profesionales e instituciones de la salud y estableció que el paciente tiene "derecho a aceptar o rechazar determinadas terapias o procedimientos médicos o biológicos, con o sin expresión de causa, como así también revocar posteriormente su manifestación de la voluntad".

Así, ante un cuadro que no pueda ser modificado, el paciente tiene "derecho a manifestar su voluntad en cuanto al rechazo de procedimientos quirúrgicos, de reanimación artificial o al retiro de medidas de soporte vital".

“Los derechos de la salud” se presenta todos los viernes a las 21 en el teatro Celcit (Moreno 431), en tanto “El cisne” tiene funciones los sábados a las 23.15 en el Camarín de las Musas (Mario Bravo 960).

Fuente: Télam

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