Rubens Correa: Teatro Nacional Cervantes
"Cada tanto los hados bajan y te bendicen"
El director del Teatro Nacional Cervantes habló sobre un gran año, de los proyectos y de ese dinero que nunca llega ni de aquí ni de allá
"Este ha sido un año especialmente feliz. Cada tanto los hados bajan y te bendicen con un hecho teatral como El conventillo de la Paloma . Ver colgado el cartelito de localidades agotadas día tras día es como una especie de droga. Hasta tuvimos que reacondicionar el paraíso para que entrara más gente, hacía años que no hacía falta que estuviese habilitado", dice Rubens Correa, el director del Teatro Nacional Cervantes, al comenzar la conferencia de prensa en la que -junto al subdirector, Claudio Gallardou- presentó la temporada para el año que viene -en el que se celebra el 90° aniversario- junto a un detallado balance del que está por terminar.
"Este año han empezando a florecer cuestiones que hemos venido sembrando desde fines de 2007, cuando asumimos, momento en que encontramos el teatro cerrado por conflictos gremiales. Esos problemas estaban encaminados, no podemos decir que los resolvimos, pero sí nos encontramos con muchas tensiones internas. Ahora tenemos un clima laboral más relajado -sigue Correa, quien también anunció en la reunión de prensa que 110 personas que tuvieron durante años contratos de obra (conocidos como contratos basura) fueron incorporados a planta-. Todavía hay cosas por resolver, pero muchas están en marcha y hay clima de confianza mutua.
-¿Cómo se lleva con la gestión administrativa?
-Voy aprendiendo, y lo disfruto porque trato de poner todo en función de la idea de que el teatro funcione cada vez mejor. Con Claudio nos propusimos que el Cervantes, al ser el único teatro nacional, debería reflejar todas las estéticas, todas las poéticas que hay en el teatro argentino. Así, este año se pudo encontrar un teatro intelectual, por así llamarlo, con La persuasión o Las primas , y espectáculos populares como El conventillo de la Paloma . El teatro argentino es de una riqueza increíble y entonces el Cervantes debería poder reflejarlo, y no correr detrás de una estética propia.
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