Moni Ovadia: Oylem Goylem


Cabaret, klezmer y humor en idish

El varieté judío, una gran tradición en Buenos Aires, regresa de la mano del búlgaro Moni Ovadia

La trayectoria del humor judío por judíos en Buenos Aires es extensa y remite a varias décadas atrás, cuando llegaron al país los primeros humoristas extranjeros de esa religión. Se trataba de espectáculos sin continuidad, donde el humor era la columna vertebral y se intercalaban melodías o danzas propias de esa colectividad. Este movimiento artístico se consolidó en la década del 40 y alcanzó su apogeo en la posguerra. Por aquel entonces, las primeras figuras eran actores invitados que llegaban a la Argentina desde los Estados Unidos o Europa, como Jacob Ben Ami, Maurice Schwartz, Menasche Skulnik, Joseph Buloff o Paul Burstein. Presentaban sus obras en idish en el Soleil, la más destacada de las cinco o seis que ofrecían temporadas de gran teatro judío y universal en la ciudad, como el Mitre, Excelsior, Cristal, Lasalle, Odeón y Astral. Después de la guerra, más artistas llegaron de Europa con renovadas formas de expresión. A su vez, el café concert desembarcó de la mano de Henry Güero, Max Perlman, Bension Witler hasta Schlomo Ben Ami y Berta Gerstein y Luba Kadison; y más cerca en el tiempo: Norman Erlich, Yaki y Frida o Walter Yonsky.

Recién llegado de Italia, Moni Ovadia aterrizó en Buenos Aires para presentar Oylem Goylem (en idish, El mundo es tonto), un espectáculo de humor judío y música inspirado en la cultura idish, producido por la Società Italia Argentina, que gira por el planeta desde hace 21 años.

Dramaturgo, compositor y cantante, Ovadia nació en Bulgaria, en 1946, en el seno de una familia judía. Se radicó en Milán, en 1953, donde se inició como cantante y músico de géneros populares. Después profundizó en el arte dramático, que lo llevó a convertirse en un músico-actor de teatro y cine de autor, bajo la dirección de Moretti, Monicelli, Andò y Faenza.

En esta oportunidad, presentará dos únicas funciones junto con la Moni Ovadia Stage Orchestra, en una puesta que recrea la forma clásica del cabaret y conjuga la música klezmer con pequeñas anécdotas, storiellas y bailes festivos. "El espectáculo se basa en los witz, pequeñas historias en forma de chiste o aforismo. No persiguen sólo el humor, sino una lección de vida, una revelación poética. Una luz que se enciende de repente y dispersa las tinieblas de la estupidez", dice Ovadia, sentado en el hall central del Teatro San Martín, donde se presentará mañana y el domingo.

"La cultura idish celebra la belleza del hombre frágil. La fragilidad del exilio es el centro radiante, ético y expresivo de esa cultura. En medio de la globalización de estos tiempos, todos estamos en camino de hacernos cada vez más frágiles, sobre todo los que no tienen el poder financiero. Por eso este teatro, basado en una estructura antigua muy simple, es un teatro cosmopolita, abierto al mundo, puede tocar todas las almas", sigue en un español fluido y marcado acento italiano, entre los ocho idiomas que asegura dominar en mayor o menor medida.

Autor de ensayos sobre la identidad judía, la espiritualidad y la ética, Ovadia sostiene que el humor judío se diferencia de otros en que los judíos se ríen de sí mismos, pero no se ríen de los demás, y que si bien el humor idish en particular puede hacer reír mucho, su objetivo principal es hacer pensar, a través de las paradojas: "Un viejo judío encuentra a Albert Einstein, y le dice: «Profesor, qué felicidad, qué honor saber que el más grande, que el más inteligente, es uno de los nuestros. Pero estoy muy triste, porque no entiendo su teoría de la relatividad. ¿Se la puede explicar a un pobre judío que nunca estudió la física y la matemática?» «Pero sí -dice Einstein-, no es difícil. Si usted está sentado en una cómoda butaca con una joven mujer maravillosa desnuda en sus brazos, una hora le parecerá un segundo. Pero si usted está sentado con su trasero desnudo sobre una estufa encendida, un segundo le parecerá una hora.» Muy perplejo, el viejo judío mira a Einstein, y le dice: «Profesor Einstein, ¿es con esto que se gana su vida?»"

Ovadia sostiene que a través del teatro intenta mostrar una visión del mundo, la idea de que la condición más alta para un hombre es el exilio. "Creo que la enfermedad más terrible de la humanidad es el nacionalismo. En la condición de exilio, un exiliado mira al prójimo en los ojos, en el alma, y no en el pasaporte o en su dinero. Un pueblo puede ser un pueblo sin fronteras, sin policías, sin ejército, y ser todavía un pueblo de cultura, de tradición, de fe. Es la obra maestra de judíos y de gitanos", advierte el artista italiano.

¿Su visión sobre el conflicto en la Franja de Gaza? "Soy muy crítico de la política que hace el gobierno de Israel en la región. Creo que la razón principal del desastre, aunque no la única, es la ocupación y colonización de las tierras legítimas de los palestinos por parte de Israel. Por resolución de las Naciones Unidas, Israel tiene sus fronteras. Cuando Sharon se retiró, puso el territorio de Gaza bajo sitio. Desde entonces, el control de las autoridades militares y civiles israelíes es total sobre la región, desde el agua, el espacio aéreo o el espacio marítimo hasta el registro de identidad de las personas. Luego dicen que Gaza es libre. No es verdad. Hasta que las autoridades israelíes no reconozcan la dignidad de los seres humanos, la nación y el pueblo de Palestina, nada cambiará. Es mi opinión. A veces choco conmigo", concluye.

OYLEM GOYLEM

Moni Ovadia Stage Orchestra

Mañana y el domingo, en la sala Martín Coronado del Teatro San Martín, Corrientes 1530.

Entre 120 y 150 pesos.

Fuente: La Nación

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