Duncan Salkeld: William Shakespeare entre cortesanas. Prostitución, literatura y drama 1500-1650



Shakespeare y un amor de burdel

El poeta inglés “no condenaba a las prostitutas, sí la hipocresía política y sexual”, dijo a Clarín Duncan Salkeld, el investigador que develó que la protagonista de los sonetos era una prostituta.

Más que apasionado, William Shakespeare estaba enfermo y desesperado. “ Soy enfermo sin cura ni cordura ”, escribe en el soneto 147. ¿La razón? Una mujer, ni más ni menos. “ Mi amor es como fiebre que delira ”, sentencia el dramaturgo más famoso de la historia. La ama y la aborrece y le dedica 24 de sus 154 sonetos. Los críticos se refieren a ella como “la Dama Oscura” (black luce). El investigador británico Duncan Salkeld de la Universidad de Chichester rastreó nuevas pistas sobre la identidad de la obsesión del Bardo: se llamaba Lucy Baynam, era más conocida por su apodo Lucy Negro y regenteaba un prostíbulo, donde también atendía. Shakespeare sólo sufre y escribe: “ Te he jurado bella, y mi luz clara, Y negro infierno eres, noche oscura ”.

Salkeld, que en octubre publicará William Shakespeare entre cortesanas. Prostitución, literatura y drama 1500-1650, se ataja cuando Clarín pregunta por mail. “Sólo produje una prueba que muestra que Shakespeare le dio reputación y fama a Lucy Negro, sólo afirmo que si usted hubiese vivido en Londres a fines del siglo XVI y hubiese leído los sonetos, habría pensado en ella”.

Baynam dirigía un burdel en la localidad de Clerkenwell, al noreste de Londres, junto a su socio, Gilbert East. Salkeld encontró referencias a ambos en un diario de Philip Henslowe, dueño del teatro The Rose y también director de una compañía teatral que competía con la de Shakespeare. También encontró referencias en los registros históricos del Hospital de Bridewall, que guarda el Archivo del Hospital de Bethlem. En los registros con declaraciones testimoniales que datan de 1559 a 1610 se habla del “burdel propiedad de Luce Negro y Gilbert East”. De esos registros, también emergen datos de la vida privada de la madama de Shakespeare. “Su nombre era Lucy Baynam, estaba casada y administraba con éxito un negocio de mala reputación en la década de 1570. Muchos de sus clientes eran abogados”, afirma el investigador.

Si Henslowe la conocía, es probable que Shakespeare también. Los registros –asegura Salkeld– permiten saber que Lucy asistió a la fiesta de cantos navideños (Revels) el 20 de diciembre de 1594. “En el relato de esas fiestas (que aparecerían publicados en el Gesta grayorum ) se la cita como Lucy Negro y con ironía se la describe como la abadesa de Clerkenwell”. Su corte de prostitutas aparece citada como un “coro”. Lo único cierto es que ya entonces en Clerkenwell no había abadía ni un convento de monjas desde hacía siglos. “Ocho días más tarde Shakespeare dirigió allí la puesta de La comedia de los errores en el Great Hall de Gray’s Inn, la escuela de abogados. No podemos estar absolutamente seguros de que ella asistió a esa puesta, pero es lo más probable”. Según Salkeld, Shakespeare renombró a la empleada de la cocina que aparece en la obra como Luce Swart (que en inglés significa moreno) y, por si fuera poco, incluyó en la obra a una abadesa y a un convento de monjas. “Un editor de Oxford argumenta que Shakespeare reescribió la obra al reconocerla”. Otros autores como Thomas Heywood y Barnabe Barnes también refieren a Lucy Negro. ¿Pero era negra la dama oscura? “No podemos saberlo. En la Gesta Grayorum hay indicios de que ella tiene alguna relación con “negros” y “tártaros”, pero no es concluyente”, arriesga Salkeld, que en su libro entrega pistas sobre los negros que habitaban Londres entonces y sobre la vida dura que acarreaban las prostitutas y las mujeres en general.

Salkeld rechaza las versiones menos documentadas que circulan sobre la identidad de la Dama oscura. Ni Mary Fitton, de la corte de Isabel II, ni un hombre –el actor William Hughes– que sugirió Oscar Wilde. “No sé si tuvo una relación homosexual, pero muchas de sus obras son homosociales”, diferencia. “El no condenaba a las prostitutas, sí la hipocresía política y sexual que obligaba a esas mujeres. Se apartó de los prejuicios de la época”, insiste el investigador que no duda sobre quién es la Dama oscura.

Fuente: Revista Ñ

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