Omar Calicchio y Daniel Casablanca: Forever Young


“Envejecer puede ser una fiesta”

Actor y director hablan de Forever Young, la obra con la que El Picadero volvió a abrir sus puertas y a la que definen como “teatro musical de humor con nuestra propia idiosincrasia”.

Si fuera cierto eso de que no hay dos sin tres, el estreno en el recientemente reabierto Teatro El Picadero es la prueba fehaciente de que tal cosa existe. Tres veces ofreció el dueño de la sala y coproductor de Forever Young, Sebastián Blutrach, la obra a su director, el “Macoco” Daniel Casablanca; y otras tantas su socio Pablo Kompel a uno de sus protagonistas, Omar Calicchio. El primero estaba en plena “licencia”, como la define, de sus 25 años con la compañía teatral Los Macocos, porque forma parte del elenco de Toc Toc, uno de los éxitos más sostenidos de la cartelera porteña. El otro está, al mismo tiempo, ensayando una obra con Lía Jelín para finales de julio y un musical homenaje a uno de sus maestros, Hugo Midón, que se estrena este mes en el Teatro Nacional Cervantes.
Pero la energía especial que traía consigo la reinauguración de un espacio mítico de la escena teatral porteña fue, aseguran, providencial.
La obra elegida es una apuesta arriesgada en varios aspectos: es una comedia musical, pero no en el sentido literal del término. Es una obra de teatro, sí, donde el humor es protagonista; pero tiene canciones –éxitos de los ’70 a los ’90–; y está ambientada nada menos que en el futuro: en 2050, un grupo de ancianos actores rememoran en un geriátrico algunos momentos clave de sus vidas a través de hits musicales. Además es una versión de una versión: los catalanes del trío de humor Tricicle hicieron una adaptación de una puesta original noruega, que fue un éxito en ambas naciones europeas.
La incorporación de Gaby Goldman, director musical de gran trayectoria, fue clave y original: aquí también debuta como actor. El elenco está integrado, además, por Martín Ruiz (Chicago, Bella y Bestia), Melania Lenoir (Chicago), Germán Tripel (Avenida Q), Gimena Riestra (Varieté del 3340), Ivana Rossi (Ella, El pasajero y otras), Walter Canella (Sweeney Todd) y Andrea Lovera (Drácula). Un verdadero lujo.
–¿Cómo les llegó esta propuesta?
Daniel Casablanca: –La verdad es que mi entrenamiento y mi carrera están enfocadas, en primer lugar; a la actuación, y después a la escuela, donde la dirección que hago es más bien pedagógica, digamos. Hacía mucho tiempo que no dirigía en el teatro comercial, porque digo mucho que no: a veces no me interesa lo que me proponen. Pero Sebastián Blutrach insistió, y me propuso este proyecto tres veces. La última me agarró en el momento justo, después del verano, y el hecho de que venga de un musical de humor adaptado por los Tricicle me sonaba familiar e interesante.
Omar Calicchio: –A mí, el proyecto me lo ofrece Pablo Kompel en febrero. Yo ya estaba comprometido con otra cosa y jamás he dejado un trabajo, así que dije que no. Como por la construcción del teatro se pospuso para abril, ahí acepté porque conocía el material –sabía que en España había sido un gran éxito– y la excusa era poder cantar todas esas canciones adaptadas a un repertorio propio.
DC: –Además, la opción de estrenarlo en la inauguración del teatro le daba un componente extra.
Es una apuesta arriesgada de Blutrach poner obras de esta calidad en una sala más chica, nueva.
–¿Cómo se adaptó para nuestro escenario?
OC: –No pude ver la versión noruega, porque me dijeron que esta obra surgió a partir de que no llegaron a hacer algo: querían hacer una obra que no cubrieron con el tiempo, tenían que estrenar y armaron esto. Tuvieron un éxito tremendo. Cuando Tricicle los ve, los lleva a España, y ahí también explota. Pero la versión de Daniel es muy local. El geriátrico es una especie de Casa del Teatro, porque son todos actores en el 2050: hay un rockero, una que tuvo una vida más liberal, un matrimonio que se dedica al teatro shakespereano y mi personaje, un actor de variedades, que ha participado también de la movida under. En parte, son nuestros alter egos: usamos nuestros nombres y algunos datos son verídicos. Por eso la escenografía está llena de los posters de las obras donde participaron, y se hacen chistes con nombres de otros de los más famosos.
DC: –Esta versión no es un musical tradicional, es teatro musical de humor, con nuestra idiosincrasia. Cuando recibí el material e hicimos el casting, decidimos cambiar el repertorio (ver recuadro). Pensar que unos viejitos en el 2050 recuerdan los éxitos musicales de los ’70, ’80 y ’90 en la Argentina limitaba la lista original, a la que le sumamos el folklore y el rock nacional, que tienen una inmediatez en la memoria mucho más rica.
OC: –Creo que es atípica porque les va a gustar aun a aquellos a los que no les gusta la comedia musical, el único género que genera fans. Cada número tiene que ver con algo que les está sucediendo a estos viejos. Hay un momento de liberación, desde los recuerdos y lo que les está pasando en ese momento. Las canciones están buscadas con lo que tiene que ver con la obra.
SELECCIONADO. “Nunca había laburado con ninguno de ellos, pero son unos animales, es una selección de capos de los musicales”, dice, orgulloso de su elenco, Daniel Casablanca.
“El humor siempre es considerado clase B, pero no hay nada más difícil que hacer reír. Y lo que logramos acá es que todo sea protagónico: la danza, las canciones y la actuación. En realidad, la diferencia es que ellos no impostan para cantar. Y lo hacen increíblemente”, agrega. No resulta fácil, asegura: “Hay que firmar el contrato de verosimilitud: son jóvenes disfrazados de viejos, que cantan con sus voces frescas. La gente se ríe y agradece la risa, se encariña con los personajes, y desde ese lugar, cuando no hay cuarta pared, se rompen los vínculos tradicionales y el espectador baja la guardia para poder conmoverse.
La mentira pasa a ser la única verdad y lo más creíble. Sobre todo, porque hoy el teatro compite con la televisión y el cine, y esos medios también apuntan cada vez más al show, a romper con esa convención, así que el trabajo del teatro es más desafiante que nunca.” Para Calicchio, lo mejor de estos “siempre jóvenes” es el alivio de la risa y la emoción, y el mensaje que pretende dejar la obra: “Que en la vida no hay ensayos, es una única toma en un único plano secuencia. Y que envejecer puede ser una fiesta.” <

Una que sepamos todos

La adaptación local de Forever Young, como en la puesta española –en la que se agregaron temas de Joan Manuel Serrat y Nino Bravo, entre otros–, también tiene canciones propias de lo más reconocido del rock nacional. Casablanca detalla: “Fito, Charly, Spinetta, los Redondos, la Bersuit”, entre otros, forman parte de un medley, pero los éxitos internacionales de los ‘70, ‘80 y ‘90 que formaron parte de la puesta original también están allí, sobre el escenario. Algunos de los más festejados –y que todos terminan cantando, inevitablemente– son de The Police (“Roxanne”), Eurythmics (“Sweet Dreams”), Bob Marley
(“Get Up Stand Up”) y Gloria Gaynor (“I will Survive”). También está Nirvana (“Smells Like Teen Spirit”), la bizarra “Barbie Girl” de Aqua y la que da título a la obra, por supuesto, entre otras.

Un actor todo terreno

Hace casi tres décadas que gasta los escenarios, y no sólo como intérprete y protagonista de comedias musicales. Omar Calicchio empezó con Pepe Cibrián Campoy en el elenco original de Drácula, pero también ama el music hall y los infantiles. Trabajó con directores tan diferentes que abarcan casi todos los registros: desde Cris Morena, los Botton Tap, Hugo Midón y Ricky Pashkus hasta Ariel del Mastro, Gonzalo Demaría y Lía Jelín. Fue Frankenstein, pero también estuvo en El hombre de la Mancha, Víctor Victoria, Aladin, Stan y Oliver y Chiquititas, entre otros. Ganó el ACE, el Florencio Sánchez y el Konex, y su voz es inconfundible.

Experto en hacer reír

Ser un “macoco” es más que un trabajo para Daniel Casablanca. “Yo siempre tuve mis ‘kiosquitos’, y cuando empecé Toc Toc, tuve que dejar todo: el grupo, la escuela, escribir; y dosificar la energía sólo para guardarla para la extenuante agenda de funciones semanales”, cuenta. El actor, director y docente teatral-lo que más extraña, confiesa- es parte del grupo Los Macocos desde sus comienzos, en 1985. Más de quince espectáculos-La fabulosa historia de los inolvidables Marrapodi, Los Albornoz, Continente Viril y Pequeño Papá Ilustrado, entre otros- y una escuela propia son parte de su sello. Pero también probó teatro clásico con Cyrano, La tempestad, Sueño de una noche de verano y Arlequín, por nombrar algunas. En 2008 participó como actor en la gira internacional de Les Luthiers y desde hace dos temporadas llena el Multiteatro como parte de la exitosa Toc Toc.

Los adaptadores

Con algunas presentaciones en la Argentina, la compañía Tricicle es una de las más famosas del teatro catalán. El teatro gestual y el humor son la base de los espectáculos de Joan Gracia, Carles Sans y Paco Mir. Empezaron en 1979 en Barcelona, representando pequeños sketches en calles y espacios alternativos. En una gira por Noruega se enamoraron del entusiasmo del público ante Forever Young y la adaptaron, con éxito, en España.

Fuente: Tiempo Argentino

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