Humberto Tortonese, Eusebio Poncela y Facundo Fuentes de la Oca: Las estrellas nunca mueren
Nota del 27 de enero
“A veces la corrección es peligrosa, cuadriculada y fascista”
Los actores le darán vida a una historia de amor-odio entre hermanas. No habrá que esperar actuaciones estáticas: “Humberto y yo nos inventamos en cada escena, no sabemos si vamos a terminar con la silla de ruedas en la fila catorce o cómo va a acabar su mandíbula”.
“Animales escénicos”, dice Facundo Fuentes de la Oca, codirector de Las estrellas nunca mueren, y señala el escenario de la sala Pablo Neruda del Paseo La Plaza, donde tiene lugar el ritual fotográfico. Eusebio Poncela y Humberto Tortonese no disimulan su entrega a los flashes, chequean cómo salieron, se inventan de nuevo para la próxima toma. En una, el actor español sorprende a Tortonese con un mordisco en el pómulo y la carcajada estalla, pero eso una vez que la fotografía es un hecho. Como artistas y por lo que asoma de su naturaleza personal –dualidad que no es tan cierta en ellos, luego se verá–, Poncela y Tortonese tienen la fuerza de un huracán, una energía que parece ilimitada. Amigos desde hace muchos años, esta noche se juntarán por primera vez arriba de un escenario: Las estrellas nunca mueren podrá verse los jueves a las 20.45, viernes a las 21.30, sábados a las 20 y 22 y domingos a las 20 en el teatro de Corrientes 1660.
Será, seguramente, como tomarse un whisky y después un vaso de ginebra: un cóctel explosivo. La idea de juntarse sobre las tablas surgió de una experiencia de la vida real. Cuenta Fuentes de la Oca –quien viene trabajando seguido con Poncela en España, tanto en teatro como en cine–- que los tres pasaron unas vacaciones en la casa que Tortonese tiene en Uruguay, hace tres veranos. “Ya los había visto juntos, pero estábamos con la relajación propia de las vacaciones, en una pileta. Era increíble el instinto que se podía ver. La idea era trasladar eso o, más bien, crear una puesta en la que se pudiera desarrollar y estimular realmente. Mucha gente sube a un escenario y se achica hasta que coge sitio. A ellos los subes y se van para arriba. Se agrandan desde el minuto cero.” Fuentes de la Oca conversa un buen rato con Página/12, porque los actores llegan media hora tarde a la nota. Hace días que vienen ensayando maratónicamente y dando notas a todos los medios. Dice Tortonese que vio “un cacho de carne” y se tentó. Poncela lo convenció de que almorzara, minutos antes de las 15, hora de la cita.
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