Por tu padre, El descenso del Monte Morgan, Los reyes de la risa, Todos eran mis hijos, Un dios salvaje, Contrapunto, Voces de familia, y otras

Diversidad, reflexión y miradas sobre la historia
Aunque las tablas no registraron una tendencia mayoritaria, sino gran variedad de estéticas, el Bicentenario incentivó el pensamiento sobre hechos históricos. Y el circuito comercial se nutrió de los actores y directores del alternativo.
El balance sobre la actividad escénica se impone, aun cuando por la dificultad de abarcarla en su totalidad el resultado tenga carácter tentativo e incompleto. Algunas características de 2010 teatral en Buenos Aires podrían resumirse en los siguientes puntos: diversidad de estéticas; indagación en la historia; amplia circulación y disponibilidad en los medios digitales; mayor convocatoria al circuito comercial de actores y directores del alternativo; tendencia a reflexionar sobre el lugar que ocupa el teatro; la violencia como materia central, sea histórica o cercana.
Hace tiempo que no produce escozor el paso de actores, directores y dramaturgos del circuito alternativo al comercial, donde hubo reapariciones, entre otras el regreso de Federico Luppi, actor en Por tu padre. A semejanza de lo que viene sucediendo en el cine y en parte en la TV, el teatro comercial convocó a los alternativos y originó piezas como El descenso del Monte Morgan, de Arthur Miller, protagonizada por Oscar Martínez y dirigida por Daniel Veronese, quien sin descuidar su trabajo en el ámbito independiente y en el exterior se ocupó además de la puesta de Los reyes de la risa, de Neil Simon, rara y sensible conjunción de dos intérpretes de diferente trayectoria como Alfredo Alcón y Guillermo Francella. Otros ejemplos fueron Todos eran mis hijos, también de Arthur Miller, dirigida por Claudio Tolcachir (que acaba de estrenar en España su obra El viento en un violín); Un dios salvaje, de la francesa Yasmina Reza, en una puesta de Javier Daulte (autor y director de otro estreno del año, Proyecto Vestuarios), y Contrapunto, de Anthony Shaffer, actuada por Pepe Soriano, Leonardo Sbaraglia y Félix Volpino, bajo la conducción de Agustín Alezzo. Este integró, en su teatro El Duende, textos de Harold Pinter y Tennessee Williams: Voces de familia, un trabajo en el que se mostró fiel a sí mismo. Del mismo modo, en otros estilos resguardaron su individualidad el director Ricardo Bartís, que estrenó El box en el Sportivo Teatral, protagonizada por Mirta Bogdasarian; Alberto Félix Alberto y su Extasis o dale de comer al pato, donde la ambigüedad se convirtió en herramienta para referirse a la muerte y la angustia que causa; Norman Briski, que sumó obras en su teatro Caliban, y Rafael Spregelburd, con Buenos Aires y Todo, trabajos en los que apuntó al arte y a la burocracia y dio cuenta de los rigores de la supervivencia.
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