Ximena Banús, María Merlino, Deby Wachtel, Irene Sexer y Leticia Torres


“Actuar sola produce una mezcla de vértigo y placer”

Un puñado de actrices talentosas se animan al unipersonal sin mayor parafernalia, pero con soportes potentes: un buen texto, histrionismo a granel y un despliegue de recursos que sorprende. En qué las cambia salir solas a escena.

A la proliferación de obras femeninas que desde hace años marca la cartelera porteña, se suma un fenómeno mucho más silencioso, intenso y variopinto: los unipersonales creados por mujeres, obras de cámara con centímetros de distancia entre escenario y platea, mucha intimidad y una comunicación casi directa con el público. ¿Las responsables? Ximena Banús, María Merlino, Deby Wachtel, Irene Sexer y Leticia Torres. Actrices formadas con grandes maestros de la escena local, que protagonizaron hitos del teatro independiente y ahora se juegan solas en el escenario. ¿Una decisión repentina? ¿Una exacerbación súbita del coraje actoral? Nada de eso, son proyectos con años de trabajo surgidos de motivaciones personales y cocinados a fuego lento. Solas o guiadas por un director, estas chicas de treinta y pico abordaron temas que las inquietaban y se embarcaron en un camino sinuoso de búsqueda para dar forma a estas pequeñas piezas cuidadas hasta el detalle. Y están solas en escena en más de un sentido: sus personajes también padecen soledades que sobrellevan de distintas maneras. Es que en casi todos estos espectáculos sobrevuela el amor o, mejor aún, su falta, desde miradas distintas y con recursos varios. Ridículas, tiernas o serias, con guiños al clown, al teatro de objetos o a la historia, con música o poesía, ellas dibujan un mapa del amor y del alma femenina que se aleja de los lugares comunes, además de abordar obsesiones, cambios, decisiones y mandatos varios. Sorpresa, ironía, espanto y delicadísima sensibilidad para el disfrute de todos, mucho más allá del género y de las edades. ¡Pasen y vean!

Ximena Banús estudió con Ricardo Bartís, Pompeyo Audivert y Javier Daulte y fue una de las fundadoras de las Veladas Temáticas, el ciclo de improvisaciones surgido en un PH de Almagro en el 2000, verdadero antídoto contra la depresión dominguera que recuperó el clima de fiesta de la movida teatral de los ’80. En un registro cercano al humor, con muchísima condensación y anclaje en lo vocal, esta intérprete ofrece en Desvelada y sola (los jueves a las 21 en Elefante Club de Teatro, Soler 3964) cuatro monólogos intensos y muy distintos entre sí. Una mujer con la vista clavada en un punto lejano, sentada en una esquina del pequeñísimo escenario, relata en una mezcla delirante de francés y castellano el encuentro con un hombre que termina en sangre y venganza, sin mover ni una pestaña. Todo está contenido en sus palabras deformadas. Luego deviene una psicóloga de una banalidad pasmosa; una diva desolada calco de Graciela Borges, y una locutora de FM muy melosa, todo un compendio de clichés que, además, interpreta hits en inglés en versiones extrañas.

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Retrato de un primer viaje

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