Jardín de otoño


Solteronas, y con mucho apuro...

Carlos Perciavalle dirige y coprotagoniza esta obra de Diana Raznovich, que no perdió vigencia.

Clima de café-concert, con el público ubicado en mesas redondas en vez de butacas. El tono perfecto para Carlos Perciavalle, uno de los cultores iniciales de ese entrañable género teatral que cautivó a la gente a partir de finales de la década del '60. Claro que ahora, sobre el escenario, va a meterse en el personaje de una obra que cuenta una historia, y no hará monólogos o sketches.

Se trata de Jardín de otoño, de la autora argentina Diana Raznovich, que en un principio fue Marcelo, el mecánico (1978), con un elenco que integraron entonces Rosa Rosen, Irma Córdoba y Claudio Levrino. Con algunos arreglos y la modificación del título volvió a la escena porteña en 1983, y desde entonces siguió su ruta a través de diferentes puestas.

La historia describe a dos mujeres mayores y solteronas, Rosalía y Griselda, que conviven desde hace veinte años, y cuyas horas grises se abren un poco cuando ven su telenovela preferida, que retrata las peripecias de Marcelo, un muchacho pintón, que trabaja en un taller mecánico.

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