Juan Acosta

Juan Acosta: "Soy un inteligente que no ejerce"

Especialista en quedar mal con los grandes de la tele (Suar y Yankelevich, por caso), dice que cada vez que mira la pantalla piensa que él podría hacerlo mejor. Ahora está en teatro y planea un ciclo en San Luis.

Al teléfono suena como despechado, onda ah, se dieron cuenta de que soy gracioso. Y sí, en plan monólogos & stripper (shhh) es gracioso. Muy. Pero se lo escucha despechado. "A veces, tirado en casa y viendo la tele, pienso que yo podría hacerlo mejor, pero no sé..."
Todo bien con el resentimiento, eh. Como dicen Fishbein y la profesora Esperanza Casullo, sólo los resentidos pueden cambiar el mundo.
Entonces soy un sociólogo del resentimiento.
Este mediodía, Juancito es un gorila maquillado. Cómo decirlo. Acosta, el Naboleti de Gasalla, el hombretón que parece un pilar de los Wallabies, tiene las uñas pintadas de blanco y negro. Sus dedos se mueven y metés un zoom entre la muñeca, las falanges, las uñas. Acosta habla y sólo ves el fragmento de una segunda existencia. Un par de manotas pintarrajeadas. ¿De qué hablará? Cuesta, porque pensás que esas manos no podrían ser las de Marilyn Manson ni las de Marilyn Monroe ni las de Charles Manson. "¡¿Las uñas me mirás?!"
Sí, perdón, pero parecés el Puma Goity mostrando su lado andrógino.
Me confunden con el Puma. Y a él lo confunden conmigo. Una vez me contó que cuando firmó el primer autógrafo le pidieron que abajo pusiera Naboleti.
Y ponete de perfil, Juan. ¿Así no tenés algo de Pagani?
Horacio Pagani. ¿Vos sabés que sí? Hoy la tele está llena de caras que no son televisivas. Eso tiene algo a favor: los feos también podemos estar. Mi costado de Goity andrógino fue mutando. Fui el primero en usar arito, me hice una colita, me teñí y ahora me dejé este rulito, ¿ves? Las uñas me las pinto desde los cinco años. Mí tía me las pintaba en una peluquería... ¡Vieja chota!, me quería hacer puto. Después entendí que esto sirve para hacer prensa. Ponele: voy a lo de Susana y me pregunta por la colita, el arito. Un día en lo de Mirtha estábamos así: yo morfando y ella me dice: Juan, ¿vos fumás marihuana? Yo pensaba contestarle: ¿Y por qué no le preguntás a tu nieta?, pero no dije nada. Igual con Mirtha hubiera estado todo más que bien. ¿Vos sabés por qué no hay programas de humor? Porque el humor genera endorfinas que te mantienen más despierto y al estar más despierto sos más inteligente y al ser más inteligente tal vez te joden menos. Yo me pregunto todo el tiempo: ¿Por qué no estoy ahí? Cuando veo tele me lo pregunto. Todo el tiempo me lo pregunto porque soy un estudioso del mercado del resentimiento. Un inteligente que no ejerce.

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