Lucía Schaab: Calor


Lorca al revés: una tragedia que da risa

La actriz y clown Lucía Schaab es la protagonista de “Calor”, una versión en clave de humor de “Bodas de sangre” del escritor español Federico García Lorca. 

El espectáculo, de reciente estreno en Teatro Gargantúa, apuesta a un formato minimalista, con foco en lo esencial, donde un gesto, una mirada o una pausa logran activar un vínculo íntimo e intenso con el público.   

“Estoy de principio a fin en escena, no hay nada que me dé un respiro. Eso me encanta porque me obliga a estar al cien por ciento presente en eso que está sucediendo”, asegura Schaab en una entrevista con Blog Teatro.

La actriz se lanzó por primera vez a la aventura de un unipersonal. “El público y sus reacciones son de las cosas que más me fascinan de hacer clown. Al estar sola en escena es aún más fundamental, te están dando impulsos a cada instante”, dice.

¿Qué puntos en común tiene esta obra con las anteriores?

Todos los espectáculos juegan con la oposición entre lo cómico y lo trágico. No sé muy bien por qué, es casi una obsesión, un disfrute por romper todo el tiempo con lo que debería estar sucediendo. Sorprender al público, que se rían cuando esperaban llorar y viceversa.

¿Y cuáles son las diferencias?

Este espectáculo tiene otra profundidad. Es más denso y más complejo. La historia tiene muchas capas, hay muchos personajes, pasan varias cosas en simultáneo. Es una obra un poco más madura, pero que sigue riéndose de sí misma a cada paso.

¿Cómo definirías o describirías a tu clown?

Al empezar mi proceso como payasa todo el mundo me decía que era muy tierna. Tener eso tan claro, en un momento me complicó bastante porque si te agarrás demasiado a esas definiciones, te empiezan a limitar.

Sin pensar demasiado, ¿qué características se te vienen?

Luminosa, apasionada, tierna, intensa, verborrágica, contradictoria. Un contraste entre muy fina y muy bestia. Siento que mi clown está en un proceso de cambio en estos últimos años, porque también yo estoy en ese proceso. Creo que está más libre que nunca.

¿Qué te llevó a sumergirte en un texto de Lorca?

La pandemia me agarró en medio de una gira de más de un año. Volví a Argentina y me encontré sola en un monoambiente. Necesitaba hacer algo y entre otras cosas empecé un taller de clown con Mauricio Gallegos, de Ecuador. En el segundo módulo, que era de clown y tragedia, había que elegir un monólogo trágico y reversionarlo. Releí “Bodas de sangre” y al llegar a la escena entre Leonardo y la Novia no tuve dudas de que eso era lo que necesitaba hacer.

¿Y qué te convocó de ese material?

Algo de lo apasionado y sexual de esa escena. Disfrutaba al imaginar cómo hacerlo yo sola y a la vez me parecía un desafío inmenso. Hubo mucho trabajo en conjunto con el director, Luis Levy, y para llegar al espectáculo que hoy tenemos se sumaron después Daniela Humani y Fede Paiva en asistencia, junto a otro montón de personas.

¿Qué actualidad tiene un texto como este, estrenado en 1933?

La obra de Lorca está inspirada en una noticia real: una posible infidelidad, un asesinato, un casamiento que no salió como se esperaba. Seguramente desde 1933 hasta ahora cambiaron muchas cosas, pero durante el proceso creativo no pararon de aparecer noticias que nos seguían resonando, lamentablemente. Sigue habiendo mandatos que hay que cumplir, castigos si te corrés de lo que la sociedad espera de vos. Y, si bien el feminismo ha hecho grandes avances en muchos aspectos, todavía queda mucho camino por recorrer.

En un carro de limpieza está toda la utilería y la escenografía. Y en una sola actriz están todos los personajes. Evidentemente hay una valorización de lo mínimo y una reivindicación del teatro de pequeño formato. 

Pensamos una obra transportable porque tenemos un deseo muy grande de poder hacerla en todas partes. Hay una convicción ideológica de que el teatro pueda llegar a cualquier lugar donde haya público: plazas, calles, cárceles, escuelas, o arriba de una montaña. Trabajamos mucho tiempo y, más que agrandarse, la obra se fue achicando, para que no sobre nada. Lo que está, es indispensable. 

¿Llegar a lo esencial es una decisión estética y política?

Claro, decidimos que fuera la Criada quien contaría la historia. Pasó de ser un personaje menor a ser la protagonista. Además ella va a limpiar y, al encontrarse con el público, improvisa la manera de contar la historia. Por eso todo va saliendo de su carro y todos los personajes van saliendo de su cuerpo. Ahí hubo un gran trabajo de Laura Echegoyen y Ana Figueroa en escenografía, utilería y vestuario. Desde lo clownesco es muy divertido y aprovechable porque no para de haber problemas para jugar. Pero también es darle voz a quienes no suelen tenerla. Una voz que merece ser escuchada. 


 

Calor

Dramaturgia: Lucía Schaab y Luis Levy

Actuación: Lucía Schaab

Vestuario: Ana Julia Figueroa

Escenografía: Laura Echegoyen

Maquillaje: Flor Yorio

Asesoramiento coreográfico: Gustavo Zunino y Mariana Astutti

Asesoramiento vocal: Federico Rigoni

Colaboración creativa: Mauricio Gallegos

Diseño gráfico: SyR Estudio Gráfico

Producción: Natalia Badgen

Prensa: Dafne Strobino Niedermaier

Fotos y asistencia: Federico Paiva

Asistencia general: Daniela Humani

Dirección: Luis Levy

Duración estimada: 45 minutos

Quedan dos funciones: domingos 22 y 29 de mayo, a las 20, en Teatro Gargantúa, Jorge Newbery 3563, CABA. Entradas: $1200 (2 x $2000). Reservas por Alternativa Teatral

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