Teatro San Martín

La pesada herencia en las salas públicas

El martes las autoridades en pleno del gobierno de la ciudad convocaron a una (reducida) conferencia de prensa que iba a incluir una recorrida por la sala (cosa que no sucedió) para dar a conocer los detalles del plan de renovación edilicias y reconversión tecnológica del Teatro San Martín. Prometieron que las obras culminarán en mayo del año próximo y que la sala podrá volver a funcionar a partir de marzo. En otros tiempos y en ese mismo teatro ya hubo otros varios anuncios semejantes. A veces, fueron acompañados por recorridas, por datos de especialistas y nutridas carpetas. Esta vez, todo fue un tanto más escueto. Pero más allá de estas particularidades, la nueva dirección del plan de obras integral para el Teatro San Martín pone en el tapete, por elevación, el trillado tema de la pesada herencia que deben hacer frente las administraciones que asumieron a partir de diciembre. Más allá de colores políticos, ideas de cambios radicales o continuidad, el crítico estado edilicio de la mayoría de los grandes teatros públicos de producción (el Colón parece ser la excepción a este especie de regla) atraviesa tanto al Cervantes como al Argentino de La Plata, en donde se produjeron cambios políticos, como al San Martín, que, desde hace más de ocho años, depende de la misma fuerza. El San Martín forma parte del Complejo Teatral de Buenos Aires. De él también depende el Teatro Alvear. La anterior gestión había anunciado su reapertura para mayo de este año con el estreno de El cerco de Numancia, una coproducción con España. El acuerdo se cayó. El Alvear, lo ratificaron esta semana, volverá a la actividad a fines de 2017. El 24 de mayo de hace dos temporadas se realizó allí la última función.

Fuente: La Nación

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