Leonardo Sbaraglia: El territorio del poder


"El arte tiene que moverte de tu lugar"

El actor presenta una obra basada en un texto de Foucault. Habla de la necesidad de generar conciencia y se siente orgulloso de su profesión.

Leonardo Sbaraglia se presenta sobre el escenario, saluda a su público y pide que bajen las luces. Recién cuando los espectadores se vuelven una masa oscura pero latente, el actor empieza a dar unos saltos, se estira, sacude el cuerpo y empieza con el espectáculo. "Es que es una cosa falsa que los actores no son tímidos. Nos protegemos con los personajes y los textos", dice.
Sbaraglia enfrenta su timidez y lleva adelante El territorio del poder, una obra basada en las ideas del filósofo francés Michael Foucault. A través de cinco escenas, que funcionan como monólogos independientes entre sí, el espectáculo transita distintos acontecimientos de la condición humana, que tienen como hilo conductor el afán de poder y dominación del hombre. Fernando Tarrés dirige la puesta y se ocupa del arte visual y la intervención del sonido en tiempo real, acompañado por el violinista Damián Bolotín y el contrabajista Jerónimo Carmona. La obra se puede ver hoy y mañana a las 21 hs. en la Sala Caras y Caretas (Sarmiento 2037).
En una fusión entre música, imágenes, narración oral e interpretación, Sbaraglia encarna al psiquiatra que inventó el tratamiento por electroshock; en otra es un escritor que sobrevivió a los campos de concentración; o puede relatar las crónicas de un hombre en tiempos de la Roma de Julio César. "Claramente, esto lo hago porque quiero. Yo creo que es una obra necesaria, más de lo que la gente cree. Es importante para pensarnos", plantea.
–¿Pensás que una obra de teatro puede generar un cambio en la conciencia de los espectadores?
–Sí. Uno trabaja para producir un cambio social, por supuesto que también para entretener y para hacer reír o para emocionar, porque todo es parte de lo mismo. Pero el arte, o los hechos expresivos –más allá del arte o no–, tienen que tratar de moverte de tu lugar: del propio y del espectador. Fundamentalmente del propio, porque lo que uno hace es lo que uno es.

El territorio del poder es un espectáculo difícil de clasificar. No es música, no es teatro, pero contiene aspectos de ambos lenguajes, además de lo audiovisual. Por momentos, Sbaraglia lee sobre un atril, en otros relata y también interpreta. Por eso, una de sus obsesiones para desarrollar esta obra fue investigar en la sonoridad de las palabras.
–¿Cómo trabajaste el lenguaje?
–Es la búsqueda del espectáculo a nivel artístico, la idea fue encontrar el mejor diagrama de la palabra. Cuando uno habla, no es consciente de la música que utiliza mientras lo hace. Todo el tiempo estamos haciendo música cuando hablamos, hay un ritmo, una manera de hablar. Cuando uno quiere marcar algo, hay un acento musical. Es un diagrama que como actor tiene que volver a decodificar. Yo he estudiado bastante, pero creo que no tuve tanta formación como pueden tener algunos actores ingleses, por ejemplo. También me acuerdo de Vittorio Gassman, cuando hacía el famoso monólogo de Marco Antonio y él lo tenía estudiado musicalmente. Contaba que él sabía que al final del monólogo tenía que estar una octava más arriba. Las palabras tienen su propio cuerpo, su propia musicalidad. Este espectáculo es muy lindo, porque me da la posibilidad de explorar en eso, casi de manera literal, porque tengo a músicos que están todo el tiempo pendientes de cuál es mi registro vocal y mi sonido, como si yo fuese un instrumento más.
–¿Eso necesita mucho entrenamiento?
–No sé si la respuesta es el entrenamiento. Todo es parte de un todo. Cuando te tirás a la pileta, nadás. Yo en el espectáculo estoy desnudo. Mi trabajo es tratar de llegar a un lugar donde yo no tenga tensiones en el cuerpo, que esté desnudo, que esté transparente al espectador. Eso es lo que trato de lograr. No siempre lo logro, hay miedos personales, inseguridades. Pero cuanto más abierto estás y más lográs aflojar tu cuerpo, el espectador también empieza a aflojarse. Es un trabajo de a dos: el espectador y vos. El espectador, como un conjunto de gente que está ahí, a quien no conozco, pero que se pueden identificar con lo que yo estoy haciendo. Cuando empiezo a tranquilizarme, ellos también se tranquilizan. Es una transferencia inmediata: si yo me emociono, el espectador se emociona. Es una obra que tiene remansos musicales, entre un relato que es duro.
–Por ejemplo, el momento en el que contás las pruebas con humanos que hacía el inventor del electroshock.
–Bueno, eso es un documento histórico de 1939. Un tipo que empieza a investigar con los seres humanos. Hasta hace no mucho tiempo se hacían experimentos con monos y hay sectores de la ciencia que empezaron a rehusarse a eso, porque los monos tienen la conciencia y la psiquis de una persona de tres años. Los vemos encerrados en el zoológico, con una carita triste y una depresión enorme. Los animales se deprimen. No se puede creer a lo que llegaron las personas.
–¿El hombre es una porquería?
–El hombre es una porquería consigo mismo. Hay un texto concreto de la obra, acerca de las órdenes, en las que trato de que el espectador pueda identificar las distintas identidades: el que está más arriba, el que las recibe y las transfiere, y el que está más abajo y ya no tiene a quien ordenar porque ya está muy hundido y sometido. Los animales tienen una cosa biológica, que se pueden matar por supervivencia. El hombre es el único animal que mata por explotación a otro. Son todos temas de los cuales yo no soy experto, pero son cosas que creo que hay que pensar y aprender. Sobre todo, después de que uno es padre.
–¿Por qué estos temas afectan más cuando sos papá?
–Porque se te empiezan a venir todos los aguijones de tu vida encima. ¿Cómo hago para transmitírselos a mi hija? Ser padre me hace preguntar qué ser humano soy yo, para criarlo lo mejor posible y no llenarlo de mierda. Me gustaría encontrar un teatro lindo y hacerlo una vez por semana, los lunes por ejemplo. No es un espectáculo que yo concibo desde un lugar comercial, nadie espera llenarse de plata con esta obra.
–¿Cómo trabajás tu vínculo con el espectador?
–Yo trabajo con el pensamiento, la palabra en acción, el relato y la idea de contar un cuento. Por momentos los relatos están en el medio entre el espectador y yo, y por otros están en mí, están encarnados. Es una exploración que no tiene fin. Son textos que los puedo hacer de infinitas maneras actoralmente. La aspiración es estar en el presente y arriba del escenario más que nunca. Mi trabajo es el mejor cable a tierra en mi vida. Estar en el escenario y actuar es como meter las manos en el barro. Yo siento que tengo un lindo vínculo con el espectador, un vínculo bastante humano, porque me gusta lo que hago. A mí no me molesta que me salude la gente en la calle, no me molesta porque me gusta lo que hago. Creo que la gente que le molesta la fama es porque no le gusta lo que hace, porque no están del todo contentos con las razones por las cuales son reconocidos por el público. A mí me gusta el motivo por el que soy reconocido. Por supuesto que hay momentos que me puede molestar porque estoy comiendo, con el bife en la boca o jugando con mi hija, pero cuando no es así, que la gente se me acerque y me diga cosas lindas, es hermoso, la verdad.


Los otros proyectos de Leo

Actúa y canta, pero Leo Sbaraglia desarrolla sus inquietudes artísticas en varias disciplinas: también es un aficionado a la fotografía y, además, dibuja. "Siempre me gustó dibujar. Mis compañeros en la clase de primaria me pedían que les dibuje. Después dejé, aunque casi estudio Diseño Gráfico, pero me metí con la actuación. Hace un año retomé. Mi entorno me ayuda, mi esposa está todo el tiempo dibujando", dice Sbaraglia en referencia a mujer, la artista plástica Lupe Marín, aunque enseguida se diferencia: "Ella es una genia. Una genia importante. Una gran artista, grande. Realmente, es increíble lo que hace."
Y por si faltaran cosas, el actor recién termina de rodar una ópera prima No te olvides de mí de Fernanda Ramón. "Es una historia de época de los años 30, uno de los guiones más lindos que leí en mi vida", y está pronto a filmar una nueva película que será una historia de amor entre un boxeador y una boxeadora.

Fuente: Tiempo Argentino

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