Cuando florece el corazón

Un delicioso vínculo entre actores

Lidia es una excéntrica paciente internada en un hospital psiquiátrico. Su médico intenta comprender su patología. Así comienza un delicioso vínculo, un juego de contrapuntos entre dos personalidades opuestas: lo instintivo y descontracturado, por un lado, y lo racional y metódico, por el otro.

Virginia Lago y Héctor Gióvine, pareja en la vida real, componen estas criaturas con la soltura de sus años de oficio sobre los escenarios y con la química que les aporta el mutuo conocimiento. La actriz interpreta a un personaje burbujeante, alegre y noble, mientras el actor se luce con un trabajo con matices. El público asiste encantado a este encuentro íntimo, tal como en la temporada anterior ocurría con Pablo Echarri y Nancy Dupláa ( El hijo de p*#@ del sombrero ) y en 2012 con Selva Alemán y Arturo Puig ( El precio ). Otra vez, el pulso de Manuel González Gil, que también en Mar del Plata presenta La laguna dorada , muestra su sensibilidad y su especialidad en crear escenas de inmensa ternura.

Hay que destacar los ocho cambios de vestuario de ambos personajes, cada uno correspondiente a una escena distinta, mérito de Pablo Battaglia. También la música, de Martín Bianchedi, socio artístico de González Gil, le aporta intimidad y calidez a un texto sobre el encuentro entre dos soledades. Un hecho llamativo y cuyo motivo no queda claro es la ausencia del nombre de los actores en el programa de mano.

Fuente: La Nación

Funciones: de jueves a domingos, a las 22. sala: Payró, Bvd. Marítimo 2280, Mar del Plata.

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