Vacaciones en la oscuridad


La culpa será de la profesora

Este musical, escrito y dirigido por Ana Frenkel, Carlos Casella y Daniel Cúparo, devuelve con creces el perfil de un trío que antes encabezó el original grupo El Descueve.

Con música de Pedro Onetto, la obra muestra el desgaste que lo cotidiano produce en una pareja de unos treinta años, conformada por Susan (Victoria Almeida) y Boris (Diego Velázquez) y el triángulo que establecen con Katia (Julieta Vallina), una particular profesora de baile.

Las cosas se complican cuando Boris intenta decirle a Susan, su mujer que la engaña con Katia. Pero justo en ese momento, Susan se cae de una escalera mecánica y queda ciega. Lo desconcertante es que cuando la profesora de baile, le cuenta a Susan que tiene un amante, ella la aconseja amistosamente, sin sospechar de que es su propio marido.

MEZCLA DE GENEROS
El juego incluye cierta liviandad en la comunicación del matrimonio -en el que las disciplinas de la "new age" priman en la conversación-, que termina concurriendo a sus frustradas clases de baile por consejo de una astróloga.

La historia es simple pero tiene la particularidad de que cuenta con un principio, un medio y un final, lo que la diferencia de los espectáculos de El Descueve, que si bien mantenían una idea central, tenían mayormente un carácter episódico.

Lo que queda de piezas como "Hermosura", o "Patito feo", en "Vacaciones..." es esa libertad con que el grupo mezcla danza, canto y teatro, aunque en esta última pieza, el teatro es lo que más abunda y los otros elementos se vuelven incidentales.

La mezcla de esos géneros no se produce de manera orgánica, quizá por lo tripartito de la creación del espectáculo y es posible que algún espectador se sienta desorientado ante el repentismo de una danza, o alguna escena que aparece sin remate.

PONERLE EL ALMA 
De este modo Victoria Almeida se esmera en ponerle alma a Susan, esa esposa algo confundida, que abre el espectáculo cantando y construye a fuerza de flexibilidad física, una suerte de personaje que parece extraído de una pieza de Copi. Diego Velázquez, como Boris, también se luce a través de un pronunciado despliegue físico, como no pudo hacerlo en "Cock", la pieza anterior, pero sí en proyectos montados en el Centro de Experimentación del Teatro Argentino de La Plata (Tacec) y en la obra "En el ruido".

Julieta Vallina lucha por hacer verosímil su Katia, la profesora de baile y logra salir airosa del difícil compromiso, con inflexiones que ya se le vieron en "Electra shock" y "Fetiche", de José María Muscari.

A lo largo del espectáculo se percibe una férrea marcación, en especial en lo físico, que sus tres creadores, heredan de El descueve y de otros espectáculos independientes como "Eclipse", de Casella y Gustavo Lesgart y "Corazón idiota", anterior pieza del trío Frenkel-Casella-Cúparo.

El espectáculo también apunta a lo visual, por eso además de las coreografías hay un interesante dispositivo escénico de Mariana Tirantte, un llamativo vestuario de Valentina Bari y Liliana Piekar y una esencial iluminación de Matías Sendón.

Fuente: La Prensa

Pablo Picasso de La Plaza.

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