Stella Matute, Ana María Cores, Patricio Ruiz y Mónica Salvador: Primer festival de teatro sobre violencia de género


"El teatro puede modificar algo de lo social"

Así lo afirma Stella Matute, la actriz de Fragmento de un pianista violento, una de las cinco obras en cartel que abordan la temática.

Si hay víctimas de violencia de género tan desesperadas que llegan a filmarse y a difundir sus maltratos para que alguien haga algo; si hay famosas que se animan a confesar en un programa de televisión que son golpeadas por sus parejas; si hay asociaciones que reclaman más medidas de protección y aseguran que sólo con la denuncia no alcanza, y si existen cifras que avisan que el problema crece y que en 2012 fueron asesinadas 255 mujeres. Si todo esto sucede, ¿por qué el teatro no podría contarlo?
"Lo que hacemos nosotras es ficción, pero pasa", dice la actriz Ana María Cores, que protagoniza dos obras de teatro que tienen, como tema principal, el maltrato a la mujer. Como ella, muchas actrices, directoras y dramaturgas decidieron expresar esta problemática en sus creaciones como una nueva forma de levantar una bandera que las identifica. Actualmente, hay en Buenos Aires cinco obras en cartel que se refieren a la violencia de género. Tiempo Argentino reunió a sus artistas –la mayoría mujeres– para que cuenten qué pasa con el público. Todas tienen un objetivo que, dicen, no es utópico: encontrar alguien entre los espectadores que necesite ayuda y que ellas, con lo suyo, puedan ayudar.
 Las vecinas del maltrato. Fragmentos de un pianista violento es una de las obras que más repercusiones generó. El espectáculo cuenta con el apoyo del INADI, el Museo de la Mujer y el Ministerio de Justicia de la Nación. Es tan dramático y actual lo que se cuenta que al final de cada función un psicólogo se queda con el público para coordinar una charla debate, que ayude a la gente a absorber un tema que para muchas mujeres forma parte de su cotidianeidad.
Protagonizada por Alicia Naya y Stella Matute, la obra está centrada en dos mujeres que son vecinas de una mujer que todos los días es golpeada por su marido, un eximio pianista. "Está tan bien escrita por Darío Bonheur, que en una hora se aborda la violencia de un matrimonio y la actitud de la sociedad, porque estas vecinas escuchan todo y no saben qué hacer. La obra plantea cómo le cuesta a la gente comprometerse cuando conoce un hecho de violencia. Más allá de la denuncia, a veces se necesita una ayuda concreta: plata, asilo para esa mujer o un pasaje para que pueda irse y salir de esa casa", explica Stella Matute. Además, la actriz resalta que la obra no reproduce un estereotipo de un golpeador ignorante y de clase baja. Al contrario, el maltratador es un exquisito pianista de clase alta.
"Es cierto que la situación de violencia es muy compleja y que cuando uno se mete, muchas mujeres te echan y te dicen que es su vida. Pero creo que hay que deshacer esos límites entre lo público y lo privado porque si yo veo la violencia, eso deja de ser un hecho privado", cuenta Matute. Los efectos que puede llegar a tener este espectáculo sobre las personas son más que concretos: "Con esta obra, he visto cómo el teatro puede modificar algo de lo social. Nos pasó en algunas funciones, que había mujeres que se quebraban y decían ‘necesito ayuda’. Para nosotras es conmovedor, ahí vemos con claridad la función social del teatro".
Más allá del caso extremo de que una mujer sea golpeada por su pareja, la obra busca desentrañar otras situaciones de maltrato, relacionadas con una sociedad que todavía es machista. Matute lo explica: "En una charla, una psicóloga le preguntó a la gente cuál había sido su primera experiencia de violencia de  género y nadie levantó la mano. Y ella dijo: ‘¡Qué bueno! Para mí, la primera vez que sentí esa violencia fue cuando tenía diez años y mi mamá me mandó a lavar los platos y a mi hermano le dijo que fuera a jugar al patio’. Enseguida, todas las personas reconocieron que algo así les había pasado alguna vez".

El hombre feminista. "Crecí en un matriarcado", dice Patricio Ruiz, autor y director de También las cosas mueren, un espectáculo que aborda la trata de mujeres. El artista cuenta que su mamá siempre fue una luchadora por el feminismo, pero con la idea de que la lucha debe ser codo a codo entre el hombre y la mujer. En su familia, su papá era el que se quedaba en casa y su mamá iba a trabajar. Él y todos sus hermanos llevan primero el apellido de su mamá, y cuando les contó a sus padres que era homosexual, ellos –en vez de mandarlo al psicólogo– le dijeron: “¡Qué bueno! ¿Y tenés novio?”
Bajo esas influencias, Ruiz escribió este espectáculo que cuenta la vida de cuatro mujeres que son obligadas a prostituirse en un sótano en Bajo Flores, hasta que un día una de ellas decide rebelarse y trata de escapar con un cuchillo. "Quise plantear esta situación como una realidad más cercana de lo que se cree. Por eso ubiqué la escena en el Bajo Flores, para que se sepa que estas cosas pasan a dos estaciones de subte", dice. Además, el director buscó interpelar al espectador de una manera directa: "Políticamente, el espectáculo plantea que todos somos responsables de esto. Hay una denuncia hacia el público, por eso sentamos a la gente dentro del prostíbulo, les pasan cerca las goteras del sótano y la escalera por donde baja el público es la misma por donde tiran a las chicas. Se habla mucho de los consumidores y de que todos podemos hacer algo, aunque sea chiquito por cambiar la situación. Por ejemplo, descolgar los cartelitos que ofrecen prostitutas que se ponen en la calle, en los postes, o en los teléfonos. Es una forma de invitar a militar, a comprometerse. Si no quisiéramos generar un cambio en el espectador, no haríamos teatro".

Los límites de una pelea de pareja. "Discutir, discutimos todos, el tema es mostrar el límite. Hay parejas que llegan a la violencia de género y otras que no. Hay quienes llegan a la violencia verbal y ese es el máximo; y otras que ni se agreden verbalmente", dice Mónica Salvador, autora y actriz de La última vez. Salvador también es abogada, especializada en niños y adolescentes, por eso se entusiasmó con la idea de escribir algo que tiene muy cercano por su trabajo. La obra se refiere a la intimidad de una relación, de vínculos enfermizos que se van gestando en silencio y a oscuras. ¿Quién es quién cuando se cierra una puerta? ¿cuál es el motivo desencadenante? Los personajes se infectan mutuamente mientras que la mentira y la hipocresía brindan el contexto adecuado para esta historia. La obra es dirigida y también actúa Alejandro Fiore, junto a Belén Santos, como la hija de este matrimonio. En el programa de mano, figuran los números de denuncia y los centros asistenciales donde puede recurrir una mujer golpeada.

Gardel, la trata y el aborto. Actriz de trayectoria y conocida cantante, Ana María Cores encabeza dos obras de teatro sobre la violencia hacia las mujeres: La novia de Gardel y Una mujer inquietante. La primera trata la vida de una esclava sexual que se crea un mundo imaginario en el cual ella es la novia de Gardel y está esperando que "el zorzal criollo" la vaya a rescatar. Todo eso lo imagina, para olvidarse por un rato de que todos los días es obligada a prostituirse. "Lo hace para poder soportar esa vida", explica Cores. Pero cuando el 24 de junio de 1935 la radio anuncia que Gardel está muerto, ella decide salir de su opresión.
Una mujer inquietante se presenta en el ciclo "Teatro por la Justicia", que todos los años organiza Tadrón Teatro, con entradas gratuitas. El ciclo también incluye debates y tiene como objetivo difundir, a través del arte, todo lo que falta hacer por los Derechos Humanos. En el espectáculo, una mujer pobre se ve obligada a abortar y como no tienen ninguna asistencia del Estado, termina muriendo durante la operación. "Estas cosas pasan todos los días. El teatro es el reflejo de lo que pasa en la realidad y si lo que se ve en escena llega a emocionar a la gente, entonces no hay forma de que reflexionen", explica la actriz, y asegura que a las mujeres "nos queda mucho por conquistar".
Una conquista que todavía falta es en ámbito laboral. Dice Cores: "Para un mismo puesto de trabajo el hombre puede estar correcto, pero la mujer tiene que ser excepcional. A nosotras se nos exige mucho más, tenemos que trabajar, criar a los hijos, mantener la casa, ser bellas y jóvenes. Tenemos que ser superlativas. Un hombre pelado y gordo está bien. Eso también es una forma de violencia".  «

una temática que preocupa a todos
Primer festival de teatro sobre violencia de género. Como pasa en Buenos Aires, la necesidad de utilizar el recurso teatral para tratar el tema del maltrato a la mujer también se repite en el resto del país. Por eso, el Museo de la Mujer organizó el primer festival a nivel nacional de teatro sobre violencia de género, que se realizará entre el 28 de noviembre al 1 de diciembre.
"Estas obras tienen un sentido social concreto. Un buen texto dramático puede producir un cambio en el espectador, puede llegar a ser mucho más últil que hacer un congreso sobre violencia de género, por ejemplo. Hay temas que son mejor abordarlos desde una teatralización, porque se puede plantear, pero a la vez conmoverse e identificarse", explica la dramaturga Emma Yorio, una de las organizadoras del festival.
Además, este encuentro de teatristas de todo el país también incluirá debates sobre si existe una dramaturgia de género. Hasta el 30 de junio, los elencos tienen tiempo para enviar sus carpetas con las propuestas, que serán seleccionadas. En total, se presentarán entre nueve y 12 obras. "La idea es unificar todo el material que circula sobre el tema en el país. Se sabe que hay otras experiencias, pero muchas veces quedan aisladas. A ninguna mujer le resulta indiferente esta cuestión", dice Yorio.
De hecho, hasta el momento la mayoría de las propuestas que recibieron los organizadores del festival provienen de artistas mujeres. "Nos gustaría que esté más el punto de vista del hombre, que pasa con él en esta situación. Pero por ahora, hay más mujeres. Creo que el hombre de teatro todavía está reviendo su masculinidad dentro del hecho teatral", considera Yorio.

Más información sobre este festival en: festeatrosobreviolenciadegenero.blogspot.com.ar

Fragmentos de un pianista violento.
Sábados 21 hs.
Centro Cultural
Caras y Caretas. Venezuela 330. Entradas: 60 pesos.
La última vez. Martes 20:30 hs. Auditorio Losada. Av Corrientes 1551. Entradas: 70 pesos.
También las cosas mueren. Jueves 20:30 hs. Teatro del Pueblo: Av. Roque Sáenz Peña 943. Entradas: 80 pesos.
Una mujer inquietante.
Lunes 20.30 hs. Tadrón Teatro: Niceto Vega 4802. Gratis.
La novia de Gardel.  de gira por el país.

Trata, abuso y golpes
La violencia en pantalla. En la televisión también hubo varios ejemplos de ficciones que decidieron tratar la violencia de género y que, por su innegable masificación, lograron instalar el tema en un sector de la sociedad. El mejor ejemplo fue la telenovela Vidas Robadas, protagonizada por Facundo Arana y Soledad Silveyra, que se emitió por Telefe entre marzo y octubre de 2008. La tira planteó la temática de la trata de mujeres que son obligadas a ejercer la prostitución y estableció un claro paralelismo con el caso de Marita Verón, la joven tucumana que fue secuestrada por una red de trata en 2002 y todavía hoy continúa desaparecida. El vínculo fue tan claro que la propia Susana Trimarco, madre de Marita, asesoró a los guionistas de esta telenovela.
Pero además, otras ficciones trataron el tema de manera más específica como el ciclo Maltratadas, que se presentó hace dos años por América. El unitario planteaba todas las semanas un caso distinto de violencia de género. También, hubo escenas de novelas exitosas como fue El Elegido (Telefe, 2011), protagonizada por Pablo Echarri en la cual se trató la problemática del abuso infantil y se mostró una escena de golpes y violación a la protagonista. Todas estas ficciones fueron motivo de debates y entrevistas sobre la violencia machista.

Fuente: Tiempo Argentino

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