Jorge Gómez: Limbo Ezeiza


Una pieza sobre los sucesos de Ezeiza que reflexiona sobre el peronismo

El historiador y dramaturgo cuenta cómo surgió esta puesta teatral que hace foco en una familia argentina.

Desde una primera instancia, el título puede engañar a más de uno, pero lo concreto es que se trata de un disparador. Con los sucesos de Ezeiza de 1973, surge una obra teatral que analiza al peronismo como un fenómeno complejo, singular e imposible de abordar desde una sola perspectiva. Limbo Ezeiza, la propuesta del dramaturgo, director y profesor de historia Jorge Gómez, hace foco en un período bisagra trascendental de nuestra historia, eligiendo a la familia argentina como principal protagonista y donde viven diferentes posiciones político-ideológicas que tensan una realidad siempre difícil.
"El tema del peronismo es difícil de abordar, y a su vez el caso de Ezeiza siempre fue vital para dar cuenta de los diferentes procesos en pugna de lo que significa el movimiento peronista desde ese entonces. Yo venía trabajando algunas ideas pero todo surgió más rápido con el traslado de los restos de Perón, donde muchos tomaron al cuerpo del General como un trofeo. En tren de descripciones, se trata de una pieza teatral que toma los sucesos de Ezeiza pero que reflexiona sobre el peronismo. Es una obra que propone analizar al movimiento, en una tarea que nada tiene de sencillo y que otros también ya han transitado", afirma Gómez sobre el mundo que Limbo Ezeiza propone.

–¿La observación sobre el peronismo está vista desde la liturgia peronista o desde una mirada historicista?
–En un principio el terreno central lo ocupa una familia con sus idas y venidas, inclusive las diferencias existentes entre todos los que la componen. Más tarde y a medida que todo transcurre surgen todos los elementos típicos del justicialismo. En eso la escenografía es importante porque da cuenta de todo ese mundo. Pero es importante de destacar que se trata de una obra que va del humor hacia lo siniestro.
–Otro de los factores que resaltan es la presencia de Diego Capusotto y Alejandro Dolina. ¿Cómo intervienen ellos en el universo de la historia?
–Te confieso que en un principio mi intención era que Leonardo Favio sumase su voz porque es una obra que comencé a escribir en 2006. Más allá de tener varias entrevistas con él, finalmente fue algo que no pudo ser. Creo que después de Favio, el humor y la voz de Diego son perfectas para la obra, porque permiten la reflexión aunada a la risa, algo que en su programa existe y mucho. A Diego lo conozco hace tiempo porque ambos somos hinchas de Racing, así que coincidimos enseguida. A Alejandro tuve que llevarle los libros, y pensé en él como figura del peronismo también. Se tomó su tiempo, lo pensó, le gustó y terminó participando. Su participación es muy importante en la obra como hilo conductor.
–Siendo el peronismo un fenómeno tan amplio, con tantas miradas como aristas. ¿Qué recepción tuviste en estas primeras funciones?
–La obra es una mirada más sobre el todo peronista porque cierta distancia histórica nos permite observar todo aquello de manera diferente. En general el público la recibió bien porque la obra está atravesada por el humor, es ficción con mucho para reflexionar. Todo depende desde el lugar en el que estés parado.

Fuente: Tiempo Argentino

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