Gabriela Bevacqua: Desde el sillón y Calígula


La vida y la muerte, analizadas desde un sillón

La actriz de Calígula y Mamma Mia!, en un reflexivo unipersonal

El sillón parece cómodo. Tiene unos lindos almohadones de colores tejidos a crochet. A la izquierda, un teléfono a disco y una lámpara de pie con una pantalla enorme. Todo es vintage en la casa de Ana. Ella también. Su pelito corto, prolijamente sostenido con una vincha. Su vestido a lunares y sus brazos cuidadosamente cubiertos con un saco de jersey. Suena una melodía de Los Beatles y ella canta en penumbras. Está triste. Sola. Y tiene muchas preguntas dando vueltas en su cabeza.

"La obra no habla de la muerte; yo creo que te lleva a preguntarte sobre tu vida", reflexiona Gabriela Bevacqua horas después del estreno de su primer unipersonal musical, Desde el sillón , en el Velma Café. Allí interpreta a Ana, una mujer que, tras la repentina muerte de su vecina, pasa la noche en vela preguntándose qué pasaría si ella misma se muriera al día siguiente. En el devenir de sus pensamientos, va encontrando respuestas y canciones que apuntalan sus emociones, que la ayudan a explorar lo más hondo de su angustia y exorcizarlo. El efecto es catártico. "Las cosas que le pasan a Ana en el escenario me pasaron miles de veces. El día del estreno se murió un tío mío. Ahora tengo más ganas de contarlo. La vida se te va en un segundo y no sabés cuándo. Tenés que vivirla", sentencia. Mientras conversa con LA NACION, se prepara para ir a otro teatro, Ciudad Cultural Konex, donde sube a escena como Druzilla en la reposición de Calígula , de Pepe Cibrián Campoy, obra con la que Bevacqua debutó en 2001 y que fue su gran desembarco en el mundo del musical. Por entonces, Gabriela había comenzado a estudiar con Cibrián tímidamente. No estuvo segura de querer dedicar su vida a este métier hasta que, en unas audiciones en el marco de la escuela, fue elegida para Calígula . "Desde entonces no paré de trabajar. Hice de todo, porque de todo uno aprende. Desde lo más chiquito hasta lo más grande. Hoy me puedo coser desde un botón del vestuario hasta estar en una gran producción. Si hay algo que quisiera decir a los que recién empiezan es que no sueñen con ser elegidos en un casting, sino que sueñen con trabajar, que es lo más importante." Después de Calígula , Gabriela siguió con Pepe en El fantasma de Canterville , transitó el género infantil y obtuvo nominaciones a distintos premios. Sus performances en Sádica! , de Nicolás Pérez Costa y Nacho Medina, y en Ayres de Cabaret , de Sebastián Terragni, le valieron un gran reconocimiento en el creciente mundo del off musical. Pero el gran espaldarazo llegaría con una megaproducción: Mamma M i a!

"No quería presentarme a audiciones grandes por miedo. Decidí ir a las pruebas y me pasó encontrarme con tantos compañeros audicionando y todos en la misma que yo. Gente con mucha experiencia, algunos con faringitis, con muchos nervios. Te das cuenta de que somos todos humanos. A todos se nos corta una nota en la mitad", relata. Gabriela fue a las pruebas con 40 grados de fiebre. Quedó en el papel de Tanya, la amiga osada de Donna, la protagonista, y recibió elogios por doquier, además de una nominación a los premios Hugo como mejor actriz de reparto. "El reconocimiento es siempre un hermoso mimo al alma. Fue muy lindo. Siempre voy a estar muy agradecida por eso."

Sin escalas, tras recibir el aplauso de 95.000 personas a lo largo de medio año, pocas semanas después del fin de Mamma M i a! , aterrizó en El Cubo con Las relaciones peligrosas , y su semana, hoy por hoy, se divide entre la enorme platea del Konex y el intimísimo escenario del Velma Café. "Para mí, es una hermosa experiencia", concluye una actriz versátil que sabe cómo emocionar con sólo sentarse en un sillón..

DESDE EL SILLÓN

De Emmanuel De Martino.
Velma Café, Gorriti 5520.
Martes, a las 20.

CALÍGULA

De P. Cibrián Campoy y A. Mahler.
Ciudad Cultural Konex , Sarmiento 3131.
Jueves y viernes, a las 20.30; sábados, a las 21, y domingos, a las 19.

Fuente: La Nación

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