Manel Barceló: Los villanos de Shakespeare



El club de los malos

El actor catalán presenta hoy en el Teatro Cervantes una obra de Steven Berkoff, con los más malvado personajes del bardo.

Shakespeare creó los hijos de puta más famosos de la literatura universal. Si los metés a todos en el mismo saco -quién dice el mismo saco dice la misma obra de teatro-, no te cabe ni una pizca más de maldad. “ Este fragmento pertenece a Los villanos de Shakespeare, un texto que escribió el dramaturgo, actor y director inglés Steven Berkoff para ser representado por él mismo. Aparecen fogonazos de Yago, Macbeth, Ricardo III, pero sobre todo es una diatriba contra el medio teatral y sus convenciones. Como en Los famosos, de Thomas Bernhard, el añejo Berkoff pasa franela a críticos, espectadores, productores, colegas. Lo estrenó en 1998 y (¿paradoja?) fue premiado por varios jurados de la crema y nata teatral inglesa (con ternas en los Olivier incluido). El autor se negó a ceder los derechos, pero hace un par de años, el catalán Manel Barceló logró su objetivo. Consiguió el texto, lo tradujo al catalán y al castellano, lo representó en Cataluña y España. Y hoy estrena la primera de sus siete funciones de Los villanos ... en el Cervantes.

“Es la cuarta vez que vengo a Buenos Aires y todas fueron con unipersonales: La tigresa y otras historias, de Dario Fo en el ´90 y en el ´92; y Shylock, de Gareth Armstrong, en 2002. Ahora regreso con Los villanos...Estas obras pertenecen a actores/directores que escribieron para representarlas ellos mismos”, cuenta Barceló, quien comenzó a realizar cursos de teatro a los 25 años y debutó como profesional a los 30. Hoy es un referente del teatro catalán.

Al recrear una experiencia tan personal como la de Berkoff, ¿tiene margen para ubicar su mirada como actor sobre los temas que aborda?


De lo que habla Berkoff no es de su vida privada, sino de su vínculo con el teatro. Esa mirada es algo que compartimos varios actores y algo que el autor ubica junto al muestrario de varios villanos célebres. En escena, soy un actor que incorpora a otro actor. La pretensión del espectáculo es mostrar a un solo intérprete invocando el poder de la palabra. En ese sentido, Berkoff es el primer villano que pisa la escena y opina así sobre el medio que lo rodea. En algunas cosas coincidimos; en otras, no. Es una obra que finge resentimiento, pero con mucho humor.

¿Un actor catalán está más cerca de Shakespeare o de Calderón?

Sucede que Shakespeare ya no es un autor inglés, sino universal. La educación en mi país no ha potenciado el clásico en ninguna de las dos vertientes. No es habitual ver montajes de teatro clásico español como sí lo fue -y lo es- en Inglaterra. Además, el teatro clásico español se lo asoció durante mucho tiempo al franquismo. Recién ahora hay varios intentos serios de recrearlos. En Barcelona ver a Calderón o a Lope de Vega, es más difícil que ver un montaje de Shakespeare. Además, siempre realizamos la primera traducción de los textos al catalán; luego, al castellano.

Vino Blanca Portillo, ¿es posible que por la crisis española Buenos Aires sea un mercado a explorar?


En una época de España venían a trabajar aquí. Pienso en María Guerrero, entre otros. Hace poco la relación con la cultura argentina solía ser con directores, como Veronese, que dirigían en España. Yo he venido sin ningún apoyo de mi país, todo ha sido por un interés argentino. Y eso es una especie de milagro.

Fuente: Clarín

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