Festival Internacional de Circo



Una fiesta circense, en todas sus posibilidades

Con la adrenalina plena de Circolombia y la íntima propuesta de los franceces de Les Matapeste, comenzó el encuentro

Si la apertura de la edición anterior del Festival Internacional de Circo fue, con la presencia del francés Johann Le Guillerm, un alarde de precisión en lo que él llama como "circo mental", la del jueves, primera noche de la quinta edición de este encuentro que organiza el gobierno porteño, fue su contracara (o su complemento).

Estuvo a cargo de los colombianos de Circolombia, una compañía que creció en medio de la violencia urbana de Cali y que, desde hace años, tiene su sede en Londres. Presentaron Urban , una fiesta urbana, caótica, fragmentaria y violenta, cargada de adrenalina, pasión y entrega. El show combina el rap con juegos acrobáticos, el hip-hop con trabajos en altura y el choque de pandillas con historias de vida en medio de un clima en el que cierta "desprolijidad" que atraviesa el espectáculo parece convertirse en todo un signo.

Los diecisiete intérpretes son como un compendio de las calles en las que nacieron. Barrio en el que, a juzgar por la misma propuesta, está dominado por hombres, y en el que las mujeres quedan relegadas a un segundo plano. Urban mecha las historias de sus integrantes que tienen cierto dejo de moraleja, probablemente, evitable porque esos cuerpos, por sí solos, ya hablan. Si bien la primera función debió lidiar con problemas de audio que impedían entender las letras de las canciones, el fantástico manejo acrobático y la energía que dominan durante todo el show hizo que el público terminara aplaudiéndolos con ganas (se lo merecen).

Anteanoche, ante el debut de la compañía francesa Les Matapeste, se generó otro tipo de contraste. Por empezar, si la noche de apertura la carpa central de Polo Circo estuvo llena, en el Teatro de la Ribera, donde están los franceses, hubo muy pocas personas, aunque se tratara de la función popular que cuesta apenas 35 pesos. ¿Será por cierta falta de promoción del festival o habrá que entender que la ubicación de la sala, pleno corazón de La Boca, le jugó en contra?

Por otro lado, si Circolombia es puro show visual, musical y acrobático, el trabajo de Francis Lebarbier apuesta a lo íntimo al apelar a la tradición clownesca (y a su variedad de recursos expresivos) para una historia de destierros, mandatos y reencuentro con su pasado. Está acompañado, apenas, por una intérprete que toca el acordeón que está pendiente todo el tiempo de la constante construcción de intensos climas dramáticos.

Hoy, ambos trabajos realizan sus últimas funciones mientras, anoche, debutaba Camille Boitel. Él es la figura central de este encuentro que culmina el domingo próximo y en el que, en esos días, desembarcarán dos espectáculos muy esperados: los ingleses de Smashed y los suecos de Wear it like a crown .

Fuente: La Nación

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