Festival Internacional de Circo de Buenos Aires


Lo que el circo nos dejó

La quinta edición del Festival Internacional de Circo dejó, como mínimo, la visita de tres obras de incuestionable calidad artística

Anteanoche culminó la quinta edición del Festival Internacional de Circo de Buenos Aires (o Buenos Aires Polo Circo, como aparece también en varios anuncios oficiales). De reparar en la propuesta internacional, el tríptico que conformaron L'Immédiat , del francés Camille Boitel; Smashed , del inglés Sean Gandini, y Le grand C , por la compañía francesa XY, se configura un arco exquisito. Lejos del formato del circo tradicional y del circo contemporáneo, los tres creadores apuntalan sus propuestas en el desarrollo de una disciplina circense y, desde ahí, trazan vínculos con el cine mudo y las artes visuales (Boitel), con las creaciones de Pina Bausch (Gandini) y con el mundo de la danza contemporánea, del ballet clásico y con la tradición de las torres humanas catalanas (compañía XY). Todo ello en el marco de puestas de un extremo minimalismo o de una saturación de elementos escenográficos (Boitel) que, en todos los casos, dan cuenta de un admirable manejo espacial.

Los tres montajes entablan diálogos internos con las propuestas de Phia Ménard y con la de Johan Le Guillerm, invitados de honor de otras ediciones de este festival. El quinteto permite pensar en formas del arte circense llevadas a un extremo de una contemporaneidad inobjetable. Por elevación, los creadores programados hablan de un festival con un criterio curatorial propio (una carencia importante entre los festivales escénicos que organiza el gobierno porteño).

Si a este tríptico de creadores que se acaban de presentar en la ciudad se suman las propuestas de los suecos del Circus Cirkör, la de los colombianos de Urban o la de los francoargentinos de Circo efímero, la quinta edición de este encuentro se puede dar por satisfecha.

Si en los días finales las carpas y salas se vieron colmadas de un público mayoritarimente joven, esas escenas convivieron con demoras en el inicio de algunos montajes, con algunas funciones con muy poca ocupación (primera función de Johnny Berouette , en el teatro Regio) y con una difusión del mismo evento que debería mejorar su puntería para llegar a mayor cantidad de público y, por otra parte, para que otros creadores del mundo del teatro y la danza entren en diálogo con estas propuestas.

De tomar las cifras oficiales suministradas por el Ministerio de Cultura porteño, durante los 10 días festivaleros los 8 espectáculos de las 8 compañías internacionales(con precios de 30 a 70 pesos) y los 10 montajes de la franja nacional (espectáculos gratuitos) fueron vistos por unas 50.000 personas, que asistieron a los más de 15 sitios desparramados por distintos puntos de la ciudad.

Fuente: La Nación

En el cierre, dos montajes de lujo

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