Delia, una comedia existencialista pero ligera


Juego de arquetipos en tiempos de sitcom

Si bien no es común para el teatro independiente, cada tanto ocurre que aparece una comedia que no pretende ser dramática, sino hilarante. Con situaciones y composiciones de personajes que funcionan con la lógica del gag, siguiendo muy de cerca lo que sería una suerte de sitcom teatral y local.

Sebastián Suñé se lanza con este espectáculo a la escritura y la dirección, luego de una importante trayectoria como actor. Y lo hace buscando la risa. Claramente. Y a juzgar por la reacción de la platea hay que decirlo: logra exactamente lo que quiere.

En lo argumental se cuenta la historia de Olga, una empleada perfecta, pero que no puede realizarse en el mundo amoroso y decide, por ello mismo, comenzar un proceso de análisis. Y desde allí aparecen sus hermanas, su madre y sus compañeras de trabajo. Y más allá de que la obra llegue a zonas dramáticas, la pieza en ningún momento se hace cargo de eso y deja que el drama desaparezca tras la búsqueda del humor.

Y es en las actuaciones donde radica el mayor acierto de este espectáculo. Sus cinco intérpretes saben jugar el juego propuesto por la dirección: el arquetipo. No hay profundidad en sus criaturas porque no es lo que quiere por el género al que suscribe.

Cada personaje representa un arquetipo distinto: madre autoritaria y caprichosa, hermana lesbiana y, por ende, "masculina" en su gestualidad, hermana triste, compañera sexy y solitaria, compañera tosca y frontal. Así, cada personaje asoma como un carácter y colabora en quitarle densidad y lograr la risa. Por su puesto, para poder entregarse hay que dejar de lado la ideología sobre la que se asienta el arquetipo para ser construido o reírse haciéndose cargo de las contradicciones que genere.

Fuente: La Nación

Sala : Teatro Beckett / Funciones : domingo, a las 20:30

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