Alejandra Darín y Pepe Monje: Tierra del Fuego


"Por ahí se espera otra cosa de nosotros"

Los actores aseguran que los tiempos cambian y que hoy pueden actuar en el Cervantes y en teatros pequeños.

Es la primera vez que Alejandra Darín y Pepe Monje trabajan juntos. Algo extraño para quienes estuvieron trabajando, casi en forma ininterrumpida, en televisión, teatro o cine. La obra que los une también es bastante extraña. Por tema y dificultad.
Se trata de una pieza de Mario Diament (periodista, narrador, ensayista y guionista argentino), basada en la historia de Yael Alón y Hassan el-Fawzi. Ella, azafata de la línea israelí El Al, y él uno de los terroristas que atenta contra el Hotel Europa de Londres en junio de 1978; ella resulta herida y pierde a una amiga, también azafata. En 2000, ante una nueva oportunidad de acuerdo entre Israel y Palestina, Yael empieza a participar en asociaciones por la paz y decide escribirle a Hassan; él le responde y la invita a visitarlo: dice que ha cambiado, que ya no es el mismo. Ella lo visita; luego, firma a favor de su libertad condicional.
"La obra es compleja, y ya estamos mayores, entonces nos tienen que recordar las cosas dos veces", sonríe Pepe Monje. Su papel es el de Hassan. "En esta obra –continúa– en especial. Además, la sala tiene funciones todos los días, y más allá de que tengamos el horario central, tenemos limitados los ensayos a un horario. Y llegada la última semana que se suma la técnica, el vestuario, la luz y todo eso, hace aumentar el horario. Encima somos seis. Fue medio compliqueti."
En ese primer comentario sobre la proximidad del estreno que se hace informalmente al arrancar la entrevista, Monje expone los ejes sobre los que va a girar la charla. Es que no sólo por ser dos actores acostumbrados y simpatizantes de los desafíos están al frente de Tierra del Fuego. "Es muy personal todo –comienza a explicarse Darín–. Por ahí se espera otra cosa de nosotros, que estemos solamente para teatros grandes, pero los tiempos cambian. Y de un tiempo a esta parte el teatro independiente creció muchísimo, y uno tiene la adaptación suficiente como para poder estar en el Cervantes y hacer solamente esa obra y esté todo puesto para el trabajo de uno. Y también puede hacer teatro en la calle.
Monje: –De eso se trata el teatro, y el momento que está pasando el teatro. Me parece que hoy obviamente está en crisis el teatro oficial, y la vanguardia está en este tipo de espacios. A mí siempre me encantaron las obras que están afuera del circuito o independientes. Siempre me encantaron los actores del teatro independiente, porque ahí está la llama. Acá es una cooperativa, como un lugar de lucha de origen, entonces se vuelve a compartir camarín con cuatro o cinco compañeros, sabés que tenés que entregar muy rápido tu personaje porque viene otra obra. Sabíamos lo que se nos venía, pero está bueno, tiene esa esencia. En lo personal necesité volver a la base y hacer el teatro de la forma en que lo estamos haciendo. La obra lo merece, vale la pena, y surgió así.

ALGUNAS PREGUNTAS. Mario Diament es un autor prestigioso y "prolífico, uno de esos que se está esperando qué escribió", elucida Darín. La obra y su conflicto están en el tapete, como solía decirse, y tienen una escritura "bien moderna", en palabras de Monje; ella y él son actores de renombre y prestigio; ¿hacía falta hacerla a pulmón? Hacía falta hacerla, y punto. Al menos así se desprende a medida que algunas preguntas de sentido común van apareciendo, y ellos con más generosidad que recato ofrecen sus motivos.
"Desde hace unos años tomé un par de decisiones –cuenta Darín–. Un poco por las circunstancias, pero básicamente por seguirme el ritmo a mí, a lo que me venía sucediendo y a mis propias necesidades. En las últimas experiencias en televisión que tuve me di cuenta de que no la pasaba bien. Y algunas veces las pasaba realmente mal. Esto coincidió con que había hecho Crimen y castigo en el Gargantúa con funciones para 40 personas, con venta de entradas anticipadas para poder hacer la escenografía. En ese momento me aparece la posibilidad de hacer la primera obra que hice de Diament, Esquirlas, y enseguida tuve una gran vinculación emocional con ese texto. A partir de ese momento, con Mario empezamos una relación de amistad y de encuentro en lo artístico. Eso, sumado a lo que me pasaba con la tele, fue para que dijera: 'puedo vivir, tengo un lugar mío, una pequeña sala'; no era que me daba tranquilidad económica porque es muy difícil sostenerla, pero si no tengo un proyecto, genero algo. No fue muy consciente, me fue sucediendo. Y salvo Un informe sobre la banalidad del amor (otra obra de Diament) que empezó en el Cervantes y después pasó al Tinglado en la tercera temporada, todo fue más o menos así.
Monje: –Me acuerdo que nos cruzamos en el lanzamiento del Festival de Cine de Mar del Plata, el año pasado, y me mira y me dice después de 15 minutos de estar hablando: "¡Sos vos boludo, sos vos!" Ni siquiera me decía a qué se refería. Ahí me cuenta la obra. Y yo nunca hice de un palestino ni de alguien que estuvo 22 años preso. Este texto, esta forma y este teatro me ponían en jaque. Y encima habla de lo que nos está pasando a nosotros. El laburo fue ir a buscar ese mundo y después juntos ir encontrando conexiones que surgen con lo que nos está pasando. Creo que la obra va a generar mucho debate, porque te pone en duda constantemente. Te acomodás en un pensamiento pero te confronta con el preconcepto que cada uno tiene de cada uno de los personajes. El espectador está en constante debate. Se vuelve a producir eso en el teatro, esa fiesta.
–¿Y en qué sentido habla del presente argentino?
Darín: –En algo que es absolutamente común a todos, mucho más de lo que uno supone a primera vista. En la adolescencia todos soñamos con construir un mundo mejor, hacer un aporte, oponerse a la brutalidad, intentar el acuerdo. Soñamos con ser útiles a ese mundo que soñamos. Y uno se va haciendo grande y eso lo relega a una parte muy íntima. Es muy común, y que sea tan poco charlado y que quede en ese lugar tan íntimo es lo complejo de la historia. Porque forma parte de algo tan de uno, que hay que hacer un viaje muy importante para alcanzarlo y ponerlo afuera. Nuestro deseo es que el espectador encuentre ese propio lugar. Si algo tan íntimo no se lo ha sacado es porque se tiene pocos lugares donde expresarlo, sentirse identificado, construir un pensamiento. Y es bueno empezar a expresarlo. Creo que eso es lo que hace el teatro: cuanto más íntimo sea y lo puedas ver reflejado, empiezan a caer algunas barreras y aparecen otras preguntas a las que pudiste hacer desde tu pequeña cabeza, desde tu limitada conciencia del mundo. No es la salvación de nadie, simplemente ponerlo en movimiento.
Monje: –La obra habla de dos mundos, o el mundo en dos, y confronta estos dos mundos. Están ellos y estamos nosotros. Hay un ellos y un nosotros. Los ellos y nosotros de todo. Donde mires, los hay. Y es que los dos mundos hablan casi de lo mismo. En esos dos mundos hay personajes a los que le suceden las mismas cosas y hablan de lo mismo pero eso mismo los separa. Es rarísimo. Nos separa. El texto dice eso. Y lamentablemente es así.

El de Darín-Monje no es un caso más de "Volver a los 17", por así decirlo para el que busque la gracia en el desprecio, ese al que acostumbra el que todo claro tiene. Antes, es un compromiso con sí mismos, con cómo sienten que fueron, y que por eso lo siguen siendo. "Lo más fácil es: 'bueno, no digas nada, tenés razón' –responde Darín, el argumento que hace chispear los ojos, la pausa imprescindible para que lleguen a la mente las palabras precisas–. El amor es un trabajo, el entendimiento es un trabajo. Desde ahí ya construís un vínculo con tus hijos, desde que ahora hacés eso que antes criticabas. Porque él te ve, y ve que eso no es lo que le quisiste enseñar. Y ese es el lugar que no podés abandonar, porque es abandonarte a vos, es abandonar a ese que eras cuando tenías la edad de tu hijo. Uno es el padre de sí mismo, también. Estamos confundidos de quiénes son ellos y quiénes somos nosotros. Lo pondría en conceptos, no en personas. Se ha construido la idea de que ser alguien reflexivo, alguien que trata de mirar y preguntarse y poner en duda es ser tibio, que te da todo lo mismo. Lo he sufrido en carne propia a lo largo de mi vida. El problema es cuando ves a los demás como si fueran una fotografía. Vos decís esto, y mañana te vuelvo a encontrar y decís otra cosa, y te digo: ¡pero vos no dijiste esto! Y sí, dije otra cosa y ahora digo esto porque soy una construcción de mí mismo que voy abonando todos los días de mi vida. Lo único que sabemos de la vida es que cambia, de lo demás no tenemos ni idea. Es lógico que aun con tus amigos, tus padres, tus hijos pienses distinto. Tu cabeza es separada, pero tu corazón y tus vivencias y tu espíritu es común a todos. Quiere decir que usés tu cabeza, que recuerdes que tenés un corazón, que cuando alguien te ofende te sentís mal, que cuando alguien te abraza te sentís bien. Porque eso es lo que le pasa al otro también."  «


reflexiones sobre el trabajo del artista
ESTAR O NO ESTAR EN LA TELE. Por distintos motivos, tanto Alejandra Darín como Pepe Monje quedaron al margen de la televisión. Lejos de la queja o del reproche por una supuesta falta de reconocimiento, Pepe intenta nuevas respuestas: "Como artistas tenemos el ejercicio de obligarnos a saber cómo es la tendencia y hacia dónde va, porque es lo que nos mantiene vivos. No se actúa igual en la época de Pelito que hoy. Como actor siempre me vi obligado a ver cómo viene la cosa y hacia dónde va para obligarme a adaptarme a esos cambios, y adaptarme con mi idea de hacia dónde quiero ir. Porque no es todo tan adocenado. Y generacionalmente no podemos hacernos los boludos y decir: 'Nos tocó ésta'."

–Suena más al desafío del docente que del alumno.
–Me quedan por cursar algunas materias, como entrar a la televisión con las nuevas ideas, sacar a la gente que está hace años girando en las mismas secciones y con el mismo pensamiento y los miedos de no querer cambiar y no permitir nuevas ideas. Me parece que no dejan entrar una nueva idea. Se cerraron, se agruparon, se instalaron y se juntan en el verano a repartir la pizza. Intentás, intentás, intentás, pero no te dejan, te marcan, y bueno, voy por otro lado. El agua baja, en algún momento va a llegar. Hoy el espacio, el refugio volvió a ser el teatro. Bueno, voy por ahí.


los medios, lanata y twitter
Si bien el tema de los medios de comunicación no fue lo central de la charla, resultaron el sustento de las reflexiones que ambos expusieron. De hecho son precisamente algunos lugares mediáticos donde las diferencias no estás unidas como la conjunción y, sino separadas por las disyunciones.
Darín: –La mayoría de la gente que conozco que falta el respeto a los demás tiene algo que no le cierra en su propia vida. Por eso en vez de decir "estoy en desacuerdo por esto y aquello", prefiere decir "estos son unos hijos de puta". Y hay gente que pica tanto con eso porque los representa. Si vos ves que alguien presenta una denuncia haciendo la escenografía de una bóveda, y esa es su prueba de una denuncia tan grave, estamos jodidos. Porque eso lo viene haciendo cualquier programa de ficción desde que llegó acá la televisión. Y me parece bárbaro que esa gente exista porque es un ejercicio de pensamiento, pero también digo que la obligación es repensar lo que te dan. Tenés que saber que eso es algo armado porque si a esa persona la ve muchísima gente, esa persona va a ganar muchísimo más dinero, y no tiene escrúpulos en utilizar la ingenuidad de algunas personas que van a salir diciendo "¿viste la bóveda de coso?" ¡Y no, era una escenografía!
PM: –Para mí ese periodista es el mejor imitador del programa. Y lo digo porque en todo esto que nos pasa tiene mucho que ver la comunicación. Ha avanzado en cierto plano, pero a su vez también nos ha limitado. Es evidente que la comunicación hoy, con todo lo global, nos ha limitado el análisis y el intercambio. No es que nos está pasando a nosotros, el mundo está así. Y paralelamente la comunicación y los medios y las formas que tenemos de comunicarnos es persona-monitor y monitor-persona. Hay algo que se cortó: el diálogo del cuerpo en una conversación, la mirada; y el sentido de la palabra, que pasó a ser 140 caracteres. Hoy todos somos un grupo, un código, y también un horario: no es lo mismo el tránsito de Twitter a las 23 que a las 15 en domingo. Y es nuestra obligación tratar de saber cuál es el momento, cuál el conflicto.

Fuente: Tiempo Argentino

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