“No se puede juzgar a estos personajes” “Para tratar de entender una historia así, uno tiene que buscar en lo propio”, dice el dúo de actores, que además de presentar esta puesta en el Cervantes y llevarla de gira nacional en julio y agosto, planea continuarla de manera independiente. Durante el juicio a Adolf Eichmann en Jerusalén, en 1960, Hannah Arendt denominó a lo racional de las masacres organizadas por los nazis “la banalidad del mal”, para resaltar el aspecto burocrático de la lógica de los campos de concentración. Arendt conocía bien ese funcionamiento: debió huir de su Alemania natal rumbo a Estados Unidos para escapar de las persecuciones del régimen hitleriano. Sin embargo, algo la unía a esa Alemania: su amor por Martin Heidegger, quien fue en 1925 su profesor de Filosofía en la Universidad de Marburgo, donde se hicieron amantes, y luego rector de la Universidad de Friburgo en 1933/34, por lo que se lo acusó de apoyar al régimen. Acusación que también le hacía Arendt, y nu...
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