Mauricio Kartun


Mauricio Kartun: la tragedia no es desdicha

Un espacio experimental en busca de la entrevista soñada: el elegido se interroga y se fotografía

Como entrevistador, trata de usted. Como entrevistado, habla de vos. De cualquier forma, el dramaturgo y director teatral Mauricio Kartun se somete, en confianza, a un extenso autorreportaje. Profundo, revisa las razones que lo acercaron al teatro y habla de su poder transformador. También, ve la actualidad como un drama, aunque auspicioso: según él, la Argentina vive el mejor de los momentos teatrales, el nudo. Como remate, se saca una autofoto en su camarín.

-¿Por qué hace teatro?

-De esta multitud que hace teatro hoy por acá, la mayoría entramos al club por puertas parecidas: buscando una avenida despejada por donde circular el narcisismo; buscando expresión, o buscando novias y novios.

-¿Y encontró eso que buscaba?

-El narcisismo suele ser un idiota insaciable. Pero, con el tiempo, por suerte, a algunos se nos diluye en la energía más entretenida de abrir un cacho la mano, de entender que compartiendo con otros, en cambio de competirles, disfrutás doble con la alegría de sus logros. Expresión encontré, claro, y novias, aunque así, en gran plural, sería medio exagerado. Conseguí algunas, pero una sobre todo, tan justa (creo en la pareja como un encaje) que muchos años después seguimos articulados y disfrutando.

-Si ya encontró lo que buscaba, ¿por qué se queda?

-El teatro te deja entrar empujado por vanidades, pero una vez en su organismo te vuelve órgano. Te metaboliza. Es como los genes, nuestros verdaderos patrones, El teatro te incorpora a su metafísica por razones menores, y una vez que te pone a teatrar es muy difícil que te suelte. Te agrega a su ritual de siglos y en cambio de entenderlo mirándolo desde la realidad, empezás a entender la realidad mirándola desde el teatro.

-¿No es mucho?

-Sin la analogía con el mito de Sófocles -por tomar sólo uno- hoy no usaríamos a Edipo para reconocer nuestras pulsiones; sin usar el concepto escena sería difícil entendernos; sin la palabra personaje no podríamos hablar de persona; la palabra teatral tragedia no es un simple sinónimo de desdicha; es la manera más completa de entender el hecho.

-Si la lógica teatral permite mirar desde su modelo la realidad, ¿cómo se vería la nuestra, mirada desde ahí?

-A la historia argentina reciente, en principio, como una sucesión angustiante de tragedias y farsas. A la dictadura horrorosa le siguió la parodia de una democracia que defiende sus mismos intereses, pero con un presidente que corre en Ferrari y baila con odaliscas. Y que derrumba todo en otra tragedia de la que sale la parodia nueva: el mismo ministro de Economía y un presidente algo inútil perdido entre los bastidores de un programa de televisión. Y la tragedia otra vez en 2001.

-¿Y hoy cuál sería el género?

-Drama. Que significa literalmente gente en acción. Es el género más inquietante porque contiene la incertidumbre. Y a las contradicciones, que le son inseparables. El drama es el único que permite pensar la resolución como un cambio y no como una derrota inevitable o como una broma humillante. Alienta a participar. A ponerse de un lado o del otro. Hoy estamos en pleno nudo, el mejor de los momentos teatrales.

Fuente: La Nación

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