Lautaro Perotti


Lautaro Perotti, detrás de tres curiosos personajes

Escondido detrás del peculiar Marito, personaje clave de La omisión de la familia Coleman, y del inmaduro Darío, protagonista de El viento en un violín, hay un talentoso actor de treinta y pico formado con Alejandra Boero y Juan Carlos Gené. El trabajo de Lautaro Perotti en las obras de Claudio Tolcachir es material de estudio en escuelas de teatro latinoamericanas y europeas. En especial, por la forma de pensar, de actuar y de expresarse que le confirió al inefable hijo de los Coleman: un chico extraño, que conmueve y hace reír al público con sus frases y razonamientos. Después de ocho años de funciones, resulta difícil imaginar a Marito sin Lautaro, aunque la carrera de Lautaro se proyecta mucho más allá de Marito.

Integrante del grupo fundador de Timbre 4, docente de actuación, autor y director de Porque todo sucedió en el baño, obra que estrenó en 2009, Perotti también actuó en televisión y cine. Interpretó a un controvertido médico en Por tu culpa, film de Anahí Berneri, y tuvo papeles secundarios en El pasado, de Héctor Babenco, y Las manos, de Alejandro Doria.

"De chico iba mucho al teatro, a ver toda clase de espectáculos. Durante mi infancia y parte de la adolescencia, dibujaba y pintaba. En esa época pensaba que iba a ser pintor", cuenta Perotti, que es hijo de una artista plástica y nieto de un titiritero y escultor.

En el secundario conoció a Tolcachir y a Tamara Kiper. "Con ellos armamos una sala en un sótano abandonado del colegio para presentar allí nuestros trabajos." A los 16, 17 años, algo cambió. "Dejó de interesarme la pintura, guardé el tablero de dibujo y el atril y empecé a actuar. En ese momento emprendí el camino que me trajo hacia el presente. Cada paso fue una confirmación del anterior. Tuve mucha suerte de encontrarme con gente con la que coincidía en la búsqueda artística y la forma de abordar el teatro y la profesión."

Jamón del diablo, musical basado en 300 millones de Roberto Arlt con el que el grupo celebra los diez años de Timbre 4, fue el germen de la compañía. "Armamos la sala en la casa de Claudio y pedimos prestadas las sillas. A las dos semanas tuvimos que buscar más asientos porque se agotaban las entradas."

Después llegaron los Coleman y El viento..., los premios y las giras por los festivales más prestigiosos del mundo. "Nos da mucho placer trabajar juntos. Cada función es como salir al recreo. Cuando los actores no disfrutan o se aburren sobre el escenario, el público lo percibe."

Hasta fin de mes, Perotti continúa con las funciones de Jamón... (los lunes), El viento... (viernes y sábados, dos funciones por día) y La omisión... (los domingos, también dos funciones). En las noches libres, asegura, aprovecha para disfrutar del teatro como espectador.

Fuente: ADN Cultura

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