Baby boom en el paraíso


El divertido oficio de ser mamá

El estado de cualquier mujer que desea ser madre, que se propone serlo y que termina alcanzando su meta es, por demás, un momento crucial e interesante de descubrir. En este unipersonal, Magali Sánchez Alleno se pone en la piel de una joven casada que con todos los prejuicios y las intromisiones del mundo que la rodea decide afrontar la costosa, pero tan deseada, búsqueda de su primer hijo.

Enfocada solamente desde el costado femenino, Baby boom en el paraíso acompaña a esta mujer desde el momento en que empieza a pensar la idea una idea, claro, construida por un medio social que prácticamente la obliga; atraviesa con ella los miedos esos miedos infundidos por tías, abuelas, vecinas, amigas, películas, el mundo entero, desde que se creó nuestra cultura occidental que nos alienta a tener hijos pero sí o sí a parirlos con dolor; y la lleva a terapia para sacarle esas fobias y temores. Incluso se atreve a mirar su calendario de fertilidad para dar en la tecla de cuándo es el día apropiado para vestirse con su mejor camisón y esperar que su marido quiera desviar su mirada del televisor para reparar en ella. Finalmente, el escenario se convierte en el lugar de bienvenida de ese bebé tan ansiado, cargado de las mil y una situaciones y peripecias, para arrojar una oleada de ternura a la platea.

Con un ritmo casi frenético, que ayuda a llegar en 70 minutos al nacimiento mismo, y cargada de humor, la obra no cae en situaciones por demás dramáticas sino que las transita de tal forma que se convierte en un amable relato, un poco estereotipado, pero que sirve de espejo para muchas mujeres.

Magalí Sánchez Alleno se destaca de manera brillante, lleva adelante un personaje que atraviesa y que padece enormes transformaciones sin titubeos y con una simpatía que termina ganándose a todo el público. Encarna no sólo sus propios estadios sino que juega a ser el marido, un hombre que no parece tener la más mínima sensibilidad, al que sólo le importa mirar a Boca y descansar; la suegra que, más que entrometida, parece ser la embarazada que toma todas las decisiones, o la cuñada, que lejos de contenerla e incentivarla, la asusta de "lo que se te viene". De esta forma muestra su ductilidad para ir pasando de un personaje a otro, todos nefastos. Ahí aunque son cómicos, cae en excesivos clichés. La escenografía acompaña muy bien y ayuda a la actriz a transitar todas sus etapas interviniendo y aportando objetos.

Una obra que divierte, que logra seguramente la empatía de muchas mujeres que han atravesado la maternidad algo solas y poco contenidas, a su vez atormentadas por el entorno, pero sin indagar demasiado en los laberintos más difíciles sino tomando ese estadio con mucho humor e ingenio. Un buen plan femenino aunque, para todos los hombres que fueron o serán padres puede resultar útil, sobre todo para ver lo que no tienen que hacer jamás.

Fuente: La Nación

Sala: Espacio Abierto, Pasaje Carabelas 255 / Funciones: Viernes, a las 20

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