Insomnio


Aquí estamos, éstos somos

Son 25 chicos, cuyas edades van desde los 8 años de Martina hasta los 19 de Paloma. Traen una gran diversidad de destrezas escénicas, que van del hip hop a la danza clásica, del canto lírico al melódico, de la acrobacia al humor. No son los chicos de la escuela de Hugo Midón que alguna vez protagonizaron La familia Fernandes , ni tampoco el grupo innovador que formaban durante años Los Susodichos, emergente de la escuela de Nora Moseinco. Aquí, en la Compañía de Teatro Musical Juvenil, el origen es diverso y recién se reúnen, con lo que tienen un largo recorrido por andar para crear un lenguaje propio.

Pero el denominador común es, desde el vamos, una fuerte vocación por la presencia sobre el escenario, sustentada por un sólido proceso de formación, que en algunos casos alcanza aristas sorprendentes. Ese estado en vela, de cosquilleo por la actuación que les quita el sueño, fue tomado por Ricky Pashkus como leitmotiv para montar Insomnio , la presentación en sociedad de la Compañía que creó este año. Tiene por tanto una fuerte componente autorreferencial, hábilmente transformada en un tenue hilo argumental que hilvana las escenas y genera el espacio para la heterogeneidad de lenguajes escénicos, siempre dentro de lo que genéricamente se puede denominar comedia musical, con fuertes ingredientes coreográficos y musicales. El desarrollo actoral en tanto es menor y apunta en general a crear ciertos puentes argumentales mínimos y agregar algunos toques de humor. Grandes y chicos se complementan armónicamente, combinando sus cuerpos disímiles en piruetas y coreografías atractivas.

Ese entusiasmo profundo por afirmarse sobre el escenario ejerce un potente efecto de contagio sobre el público infantil, que se puede identificar con sus coetáneos bailarines, cantantes y actores (y no importa la edad, ya que hay para todas las franjas etarias), independientemente de los gritos de entusiasmo que no pueden reprimir los familiares de los protagonistas de Insomnio , presentes siempre en la sala a lo largo del mes largo de funciones que llevan ya con localidades casi agotadas.

Falta pulir alguna afectación en boga en el canto, bucear más en un humor que al ser trabajado en profundidad posibilite una expresión de vertientes más espontáneas, de la búsqueda de historias que se quieran contar. Pero esto es parte de la etapa que deberá seguir, tras esta primera autoafirmación, tras este "aquí estamos, éstos somos". La Compañía de Teatro Musical Juvenil existe a partir de Insomnio como un auspicioso fenómeno de la escena teatral porteña y en particular de la experiencia que transitan los chicos en el teatro.

Fuente: La Nación

Sala: Borges / Función: domingos, a las 16:30.

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