Andrés Kogan, Irene Sexer y Silvina Sznadjer: Alegría Intensiva

Música, magia y malabares

Médicos y clowns se unieron para formar este grupo que busca “llevar alegría” a niños hospitalizados, utilizando como lenguaje e instrumento principal el arte escénico. Hoy se realizará en el Teatro Metropolitan un concierto en apoyo a la iniciativa.

Lo mágico del arte es que puede tener múltiples funciones además del valor estético: Por ejemplo, puede mejorar estados de ánimo, despertar curiosidades, transmitir mensajes positivos y hasta cambiar pequeñas realidades. Así lo entienden un grupo de médicos y clowns que se unieron para formar Alegría Intensiva. Payasos de hospitales, un proyecto que busca “llevar alegría” a niños hospitalizados, utilizando como lenguaje e instrumento principal el arte escénico. “En el contexto de internación, en el que el chico pierde su hábitat natural, su rutina, su espacio de juego, sus juguetes y a veces la compañía de sus hermanos, irrumpe el payaso que trae la música, los malabares y la magia. Y sobre todo trae un código que conecta muy fácilmente con el niño. A través del juego se abre la puerta. Y entonces se empiezan a recuperar los aspectos saludables de ese chico”, explica a Página/12 Andrés Kogan, médico pediatra, director y fundador del proyecto artístico nacido hace cuatro años e inspirado en una experiencia similar en Brasil.

Como forma de apoyo a la iniciativa, hoy a las 17 se realizará en el Teatro Metropolitan (Corrientes 1343) un concierto solidario, en el que participarán grandes artistas del mundo infantil y juvenil como Luis Pescetti, Mariana Baggio, Magdalena Fleitas y Los Cazurros. Este encuentro tiene el objetivo de difundir el trabajo de Alegría Intensiva y reunir fondos para apoyar la continuidad del proyecto, que pretende expandirse a otros hospitales públicos y privados del país.

Alegría Intensiva es un proyecto autogestionado y sin fines de lucro que desde 2008 trabaja en los hospitales pediátricos Garrahan, Ricardo Gutiérrez, Sor María Ludovica, Austral y Posadas. Su tarea tuvo impacto sobre 60 mil chicos y sus familias. El principal objetivo es mejorar la experiencia hospitalaria de los niños y sus familias, siendo ellos principales destinatarios. Pero no sólo los chicos reciben el arte clownesco; también lo disfrutan médicos, enfermeras y personal no médico, a quienes les ofrecen pequeñas performances que intentan que su tarea cotidiana consiga un momento de “aire fresco”, en un contexto hospitalario. La presencia de los payasos “mejora la calidad de internación de esos chicos, sin duda”, entiende Kogan. ¿Por qué? “Porque a través de los juegos que proponen los artistas muchas veces se logra transformar positivamente la calidad de la internación.” Y continúa la idea: “Cuando los payasos se van de la habitación, los chicos siguen jugando, más allá de la presencia del payaso. Y eso es muy importante porque en la internación el tiempo ocioso que tienen los chicos es muy grande. Entonces es muy importante despertarles otra vez esa necesidad vital que es la necesidad de jugar. A través del juego ellos se conectan, metabolizan el mundo, lo conocen y crecen en él”.

¿Por qué eligieron al clown para esta misión? “Porque maneja instrumentos musicales, los malabares, la magia, el juego, es decir, distintas herramientas que facilitan la conexión con el chico. Entonces, en eso el clown es muy versátil para adaptarse a las diferentes características del niño con el que interactúa. La columna vertebral del clown es la improvisación. Es el aquí y ahora. Lo importante es ese instante de comunicación que se genera entre el artista y el niño”, explica el pediatra, que junto con el médico Mariano Rozenberg y las actrices Silvina Sznadjer e Irene Sexer impulsaron el proyecto.

“El clown maneja mucho el lenguaje de los chicos. El juego en las habitaciones o en las salas de espera llega directamente a los chicos y a las familias. El niño por más que esté en una situación de dolor, no pierde nunca la capacidad de jugar, entonces de la mano del payaso la recupera”, cuenta Sexer, quien cuando se pone la nariz roja interpreta a la Doctora Marta, una licenciada en “mandonarología” que sueña con “ser bailarina”. La actriz Sznadjer, quien interpreta a la Doctora Stacatta, considera que el trabajo que realiza Alegría Intensiva “mejora los estados de ánimo de los chicos, les da alegría y humor y eso los ayuda a continuar con su recuperación. Se conectan con algo que es sano”. El proyecto recibe para su sustentabilidad colaboraciones de distintas empresas solidarias y actualmente se sostiene gracias a un porcentaje del presupuesto anual del Hospital Garrahan que es destinado a la iniciativa.

Fuente: Página/12

Comentarios

Entradas populares de este blog

Andrea Gilmour

Susana Torres Molina: Estática

Chamé Buendia: Last Call-última llamada