Rubén Szuchmacher, Horacio Peña y Lautaro Vilo: Enrique IV, segunda parte


Enrique IV: de Londres a Buenos Aires

Esta obra de Shakespeare, que tuvo su estreno en Europa, sube a escena en el Regio, dirigida por Rubén Szuchmacher

En Buenos Aires el frío y la lluvia del último miércoles son intensos. Algo se parecen al clima que se impuso en una de las funciones que el equipo de Elkafka tuvo que hacer en mayo en el The Globe, de Londres, dentro de las Olimpíadas Shakespeare. Mientras representaban Enrique IV, segunda parte, el clima no fue sencillo pero los espectadores de pie (en el centro de la sala no hay plateas y ese sector no está cubierto), algunos apoyados sobre el escenario, no dejaron de seguir con interés la representación de la obra dirigida por Rubén Szuchmacher y protagonizada por Horacio Peña. En ese espacio emblemático, los actores argentinos estaban fascinados y algo desconcertados, también, respecto de la recepción que podría tener el proyecto que se había armado en Buenos Aires.

Ahora, en este marco climático y con otras expectativas, el equipo ensaya en el Regio al momento de esta nota. Las carteleras de las puertas de la sala del barrio de Chacarita se van cubriendo con la imagen de Peña, en su caracterización de señor gordo, y es el tiempo de hacer un repaso de lo vivido en Inglaterra. Hoy se estrena esta obra producida por el Complejo Teatral de Buenos Aires.

El proyecto de las Olimpíadas era presentar toda la producción shakesperiana con elencos de diferentes países del mundo. Algunos espectáculos fueron seleccionados, aunque ya tenían su historia, como el Hamlet de Nekrosius que vimos en Buenos Aires en el marco de un FIBA o la singular versión de Romeo y Julieta del grupo Galpao de Brasil, que lleva más de una década de representación.

La saga de las obras históricas de Shakespeare no suelen generar interés fuera de Londres, excepto Ricardo III, con lo cual hubo que proponerle a determinados directores su realización. Por recomendación de una destacada investigadora, María Delgado, directora de una reconocida publicación: Teatro Contemporáneo, que conoce muy bien el trabajo de Rubén Szuchmacher, llegó una invitación que en principio generó cierta incertidumbre.

"Me hubiera gustado que me propusieran una de las obras más narrativas, Cuentos de invierno o Cimbelino -comenta el director-. Enrique IV forma parte de esa etapa en la que Shakespeare escribe pensando no tanto en el tiempo histórico en el que transcurre la verdadera acción, sino en el presente en el que vive. Es una obra extraña, es la segunda parte de otra. Es desprolija y está llena de referencias muy reconocibles para los ingleses y hasta con muchos chistes. Todo esto volvió el proceso un tanto complicado. Siempre es fascinante meterse aun en el más complicado de los Shakespeare y éste es difícil porque tiene una estructura muy caótica. Lo más importante pasó en la primera parte. En esta, prácticamente, sucede algo en el final. Es como una pieza errática. Y en ese sentido eso la vuelve contemporánea."

La acción transcurre en tiempos muy conflictivos para el reino. La sociedad ha entrado en una etapa de gran descomposición. El mismo texto lo aclara en algún momento: "Esta sociedad enferma de diversión". "Allí nadie la pasa bien -aclara Szuchmacher- salvo los que están de joda todo el tiempo, borrachos. Falstaff es como un guía para el príncipe heredero, quien anda por ese rumbo también, pero un día él decide que tiene que ponerse bien porque es quien debe continuar con los destinos políticos de su país. Nuestra versión es imperialista. Somos argentinos y eso en Londres se lo hicimos notar. Llegamos además en el momento en que Cameron se enfrentaba a Alicia Castro por el tema Malvinas. Para los ingleses, Enrique V es el héroe. Es el modelo de rey que les gusta, el que se regeneró. Pasó de ser un tarambana a conquistar Francia."

El mundo Falstaff

Horacio Peña cuenta que en su larga y destacada carrera ha fantaseado muchas cosas pero nunca, ni borracho, que iría a Londres a trabajar en el teatro The Globe. "Pero -dice- como en este mundo las cosas por suerte suceden, sucedió." Y extrañamente su personaje, Falstaff, es un bon vivant, que se la pasa borracho diciendo cosas como: "En este mundo corrupto la virtud no tiene ningún valor, el coraje se transformó en un domador de osos, la inteligencia en un cantinero que cuenta monedas y todos los demás talentos del hombre, al final, no valen un pepino deformados por la vulgaridad de esta época."

"Mi personaje es un hombre al que no le gusta trabajar -aclara-, ni ir a la guerra, usufructúa a los demás y, a la vez, es como una especie de tutor, deformado en el sentido de Valle Inclán, de quien luego será Enrique V. Y es un tutor interesante porque es quien lleva a conocer al futuro monarca el bandidaje, a las prostitutas, a esa sociedad más baja que está en estado de degradación. Y aunque está borracho perdido todo el tiempo, no pierde la agudeza y todo lo hace con humor. Y yo creo que es lo mejor que le puede haber pasado a ese muchacho; cuando llegó al trono conocía muy bien a su sociedad, aun en sus costados más oscuros. Es un personaje maravilloso."

El dramaturgo y actor Lautaro Vilo, quien con anterioridad había trabajado con el director en la traducción y versión de Rey Lear, ahora se introduce en el mundo de Enrique IV realizando el mismo proceso anterior y, además, interpretando al príncipe heredero. También la pieza le generó cierto desconcierto. "Es y no es una saga -cuenta Vilo-. Es la segunda parte de una obra, pero no cumple con continuar ciertos elementos que quedaron sueltos en la primera. Nosotros conjeturamos que el actor que hacía Falstaff era muy bueno y que en realidad esta falsa segunda parte es para mostrar su declive. El cree que es el tipo que va a rayar en la corte y, sin embargo, el príncipe le corta el rostro cuando llega al trono".

Según destaca, la pieza no es hermética por sus características históricas, ciertas partes del texto son un puro juego teatral y hay muchas referencias a la vida cotidiana de la época. "En realidad creo que esto tiene que ver con que Shakespeare no tiene una gran obra que hacer -reflexiona el creador-. El proceso por el cual Enrique IV llega al trono y empieza a tener un montón de rebeldes queda explicitado en la primera parte y la caída y asunción de Enrique V podía estar bien afirmado en el nuevo texto. Sin embargo arma esta pieza para ejemplificar eso. Es como la obra en la que el príncipe se redime. Creo que la pieza, una vez más, defiende la política exterior de las grandes potencias a fines del siglo XVI, principios de XVII." En un parlamento queda muy claro cuando Enrique IV dice: "Hijo mío, la política es mantener entretenidos a los enemigos haciendo guerras".

LAS REFERENCIAS INGLESAS
Rubén Szuchmacher confiesa que resulta imposible no separar el sentimiento de los argentinos frente a ciertas actitudes de los ingleses para con nuestro país. "La Guerra de Malvinas está metida en nosotros. La obra tematiza a los ingleses. Hay un rey, un príncipe. Este año todo eso volvió muy fuerte entre nosotros. Indudablemente hay muchas resonancias. Inglaterra está como tema y ¿cómo la vemos nosotros? Es una visión periférica del imperio de alguien que ha padecido las políticas del imperio. No es una obra de sutilezas sino de rasgos muy fuertes. Y es imposible que no aparezca nuestra opinión al respecto de mucho de lo que sucede en la acción." El elenco está integrado por Horacio Peña, Graciela Martinelli, Horacio Acosta, Irina Alonso, Lautaro Vilo, Julián Vilar, Francisco Civit, Paul Mauch, Eduardo Peralta, Miguel Rausch, Daniel Ridolfi, Alfredo Staffolani, Rubén Dellarossa, Carlos Sims, Alejandro Vizzotti. El vestuario y la escenografía son de Jorge Ferrari.

THE GLOBE
La experiencia en The Globe fue sumamente importante para el elenco. Se ensayó considerando los tres frentes que tiene el espacio, algo que ahora deberá revisarse dada la frontalidad del escenario del Regio. Horacio Peña cuenta que cuando llegaron al lugar un especialista se acercó a comentarles cuáles eran las cualidades del escenario. "Es un espacio muy difícil, con dos columnas en el centro. Cuando llueve te recomiendan que cierto sector no lo uses porque está hecho de otra madera y entonces podés resbalar. También te indican cuáles son los lugares que concentran mejor la voz o la energía. En The Globe no existe la cuarta pared. E interactuás directamente con el público todo el tiempo, los espectadores lo esperan. Eso también me permitió entender la literatura shakesperiana. Cuando lees las obras hay cosas que no entendés, como cuando dice, por ejemplo, «el claro del bosque», si no usaban escenografía, ¿a quién le decían eso?: al público. Siempre hay un personaje que hace ese tipo de acotaciones en las obras"..

PARA AGENDAR
Enrique IV, segunda parte: de W. Shakespeare. Teatro: Regio, Córdoba 6056. Jueves a sábados, a las 20.30; domingos, a las 19.30. Entrada: $ 60.

Fuente: La Nación

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