Qué me has hecho, vida mía
Qué me has hecho, vida mía
Recostada sobre una cheslong, una mujer canta. Su vestuario, su peinado, su estilo musical, su gestualidad, resultan signos muy determinantes a la hora de reconocer a una diva de los años 50. Ella es Fanny Navarro, una joven actriz argentina que comenzó su carrera muy joven y en breve tiempo tuvo un ascenso notable. Ligada a Juan Duarte, secretario privado del presidente Juan Domingo Perón y hermano de Eva, fue ésta quien confió en ella y la seleccionó como presidenta del Ateneo Cultural que llevaba su nombre. De ahí en más, el cine y la radio fueron los medios en los que más participó, mientras trataba de definir su perfil político en tiempo de no poca convulsión.
En escena, con breves pero contundentes trazos, la exquisita actriz María Merlino va repasando algunos aspectos sobresalientes de la vida de Navarro. No lo hace sola, Joaquín Segade la acompaña, con mucha creatividad, con un sin número de efectos especiales. Como si esa vida no fuera otra que la de un personaje escapado del radioteatro, que no puede funcionar si no es dentro de su habitat natural.
La dramaturgia de Pitrola, Merlino y Lerman es extremadamente potente. No sólo está construida por un texto que demuestra rigor en la investigación histórica, sino por la recuperación de todo un clima de época que resulta sumamente sorpresivo. Merlino no sólo canta siguiendo el estilo de las cancionistas de la década, sino que además, en su forma de hablar, en su gestualidad, en su manera de moverse, en ciertas expresiones verbales que utiliza, recupera el espíritu de un tiempo muy oscuro: la artificialidad de esas mujeres se mezclaba con un inquietante campo político y eso promovía una tensión muy particular. Merlino carga a esa criatura que construye con una sensibilidad que hace que el espectador no pueda quedarse nunca afuera de su relato. Por momentos, extrañamente, su fragilidad la fortalece y es ahí donde crece un paso más. Y es ahí también donde el drama de su vida trasciende sin fisuras.
No es intención de los creadores de esta experiencia hacer hincapié en el momento político y quienes pretendan leerlo desde ahí seguramente encontrarán un discurso un tanto ingenuo. Qué me has hecho, vida mía es una muy acabada investigación dramática, inteligente, minuciosa, sumamente respetuosa, que no emite juicio, sobre una figura polémica del mundo del espectáculo argentino. Se la observa desde su costado más débil y se la proyecta con todas sus inseguridades, sus miedos, sus angustias y finalmente, su terror.
Extremadamente rigurosa, la dirección de Diego Lerman se destaca por manejar esa multiplicidad de códigos con los que trabaja, logrando una síntesis conmovedora. Todos los rubros técnicos realizan un magnífico aporte a la construcción de esta propuesta.
Fuente: La Nación
Sala: La carpintería (Jean Jaures 858) / Funciones: Domingos, a las 20
Recostada sobre una cheslong, una mujer canta. Su vestuario, su peinado, su estilo musical, su gestualidad, resultan signos muy determinantes a la hora de reconocer a una diva de los años 50. Ella es Fanny Navarro, una joven actriz argentina que comenzó su carrera muy joven y en breve tiempo tuvo un ascenso notable. Ligada a Juan Duarte, secretario privado del presidente Juan Domingo Perón y hermano de Eva, fue ésta quien confió en ella y la seleccionó como presidenta del Ateneo Cultural que llevaba su nombre. De ahí en más, el cine y la radio fueron los medios en los que más participó, mientras trataba de definir su perfil político en tiempo de no poca convulsión.
En escena, con breves pero contundentes trazos, la exquisita actriz María Merlino va repasando algunos aspectos sobresalientes de la vida de Navarro. No lo hace sola, Joaquín Segade la acompaña, con mucha creatividad, con un sin número de efectos especiales. Como si esa vida no fuera otra que la de un personaje escapado del radioteatro, que no puede funcionar si no es dentro de su habitat natural.
La dramaturgia de Pitrola, Merlino y Lerman es extremadamente potente. No sólo está construida por un texto que demuestra rigor en la investigación histórica, sino por la recuperación de todo un clima de época que resulta sumamente sorpresivo. Merlino no sólo canta siguiendo el estilo de las cancionistas de la década, sino que además, en su forma de hablar, en su gestualidad, en su manera de moverse, en ciertas expresiones verbales que utiliza, recupera el espíritu de un tiempo muy oscuro: la artificialidad de esas mujeres se mezclaba con un inquietante campo político y eso promovía una tensión muy particular. Merlino carga a esa criatura que construye con una sensibilidad que hace que el espectador no pueda quedarse nunca afuera de su relato. Por momentos, extrañamente, su fragilidad la fortalece y es ahí donde crece un paso más. Y es ahí también donde el drama de su vida trasciende sin fisuras.
No es intención de los creadores de esta experiencia hacer hincapié en el momento político y quienes pretendan leerlo desde ahí seguramente encontrarán un discurso un tanto ingenuo. Qué me has hecho, vida mía es una muy acabada investigación dramática, inteligente, minuciosa, sumamente respetuosa, que no emite juicio, sobre una figura polémica del mundo del espectáculo argentino. Se la observa desde su costado más débil y se la proyecta con todas sus inseguridades, sus miedos, sus angustias y finalmente, su terror.
Extremadamente rigurosa, la dirección de Diego Lerman se destaca por manejar esa multiplicidad de códigos con los que trabaja, logrando una síntesis conmovedora. Todos los rubros técnicos realizan un magnífico aporte a la construcción de esta propuesta.
Fuente: La Nación
Sala: La carpintería (Jean Jaures 858) / Funciones: Domingos, a las 20
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