La mujer justa


La mujer justa

Sándor Márai presenta en La mujer justa un triángulo amoroso que expone a través del enfoque de los tres personajes involucrados. De esta manera, con el recurso de monólogos, se van deshaciendo la madeja de mentiras, pasiones y traiciones que involucran a sus relaciones.

María, la esposa, relata cómo un día, a raíz de un banal incidente, descubrió que su marido tenía desde hacía mucho tiempo un amor secreto que lo consumía y la intención de reconquistarlo. Peter, el marido, confiesa cómo dejó a su esposa por la mujer que amaba desde siempre y que, después de casarse con ella, no todo era como el creía y se ve obligado a perderla. Finalmente, Judit, la tercera en discordia, cuenta como siendo ella una mujer humilde se había casado con un hombre rico para luego traicionarlo.

En realidad, el planteo de Márai, más que el encuentro con la mujer justa que espera todo hombre, se trata de la búsqueda del ideal amoroso que no siempre se encuentra en la mujer deseada.

Con el soliloquio, la versión teatral de Dufau-Urquijo permite mostrar la mirada subjetiva de cada uno de ellos, que se unifica en una sola y verdadera realidad cuando termina de exponer la última de los involucrados. No resulta fácil sostener interpretativamente este recurso, por la falta de respuesta que implica el monólogo, tarea resuelta con efectividad por Graciela Dufau, Arturo Bonin y Andrea Bonelli, secundados Hugo Urquijo y Pochi Ducasse, un elenco que no tiene dificultades en trabajar a sus personajes con matices muy elocuentes que les permiten mostrar sus variados sentimientos.

Por las características del texto, Eugenio Zanetti acota el espacio escénico, donde se destaca un gran marco dorado que remite a las características de los personajes: posición social, soberbia, hipocresía, falsedad, egoísmo, disimuladas bajo la apariencia de corrección. Se complementa el diseño escenográfico con un telón traslúcido que actúa como un velo que llega a opacar la autenticidad de las relaciones sentimentales.

La dirección de Hugo Urquijo se apoya en el trabajo de los actores y elabora una continuidad que facilita el seguimiento de las historias.

Fuente: La Nación

Sala: Centro Cultural de la Cooperación / Funciones: viernes y sábados, a las 22.30

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