Hombres de casaca negra


Hombres de casaca negra

Interesante propuesta de teatro histórico dirigido por Pinty Saba y Rubén Stella

Enmarcado dentro del género del teatro histórico, Hombres de casaca negra retoma esa línea de producciones escénicas que buscan confrontar el pensamiento de hombres destacados de nuestra historia, acercarlos al presente y, en ese cruce, posibilitarnos comprender con más hondura algo del acontecer nacional actual.

Claudio Chaves y Rubén Stella imaginan un encuentro entre el coronel Manuel Dorrego y el general Juan Lavalle, muchos años después del fusilamiento del primero. El espíritu de Dorrego se hace presente en la atormentada vida de Lavalle y llega, no para pedir explicaciones concretas de la decisión que le provocó la muerte, sino que lo suyo es mucho más profundo: necesita comprender todo un mundo de especulaciones, de alianzas políticas que, en su tiempo, posibilitaron que el poder actuara de la forma en que lo hizo.

Los autores parten de cartas reales de la época y, a través de ellas, el espectador tomará verdadero contacto con todo un aspecto de la historia casi desconocido por el gran público. Es muy provocador el entramado de esas cartas y como los personajes van adueñándose de tramos de esos textos. Por momentos es como si otra historia se despertara y se adueñara de nuestra atención, para conducirnos a una intensa reflexión sobre cuestiones casi desconocidas.

Desde la dirección, Stella y Saba logran provocar a los intérpretes hasta llevarlos a un inquietante campo de organicidad. El encuentro entre ambos es profundo, vital, y aunque esa relación crece dando cuenta de la rivalidad que existió entre ellos, con las consecuentes cuotas de desprecio, altanería, agresividad, lo que van construyendo es puro pensamiento. En ese sentido, la puesta busca que el público no tome partido por ninguno sino que comprenda ese momento que, en ciertas cuestiones, no resulta muy diferente de otras instancias de nuestra historia argentina.

Tanto Aldo Pastur (Lavalle) como Daniel Miglioranza (Dorrego) componen a sus personajes siguiendo un proceso muy minucioso, donde rescatan a fondo hasta pequeños detalles de la conducta de sus personajes y llevándolos a una humanidad muy atractiva. En el rol de la esposa de Lavalle, Analía García Barbari expone también un muy sensible desempeño.

Sólo unos pocos trazos escenográficos construyen el espacio de encuentro entre estos hombres. Lo más intenso son esos discursos que expresan verdadera pasión y, a la vez, ese procedimiento que adoptan los dramaturgos para introducirnos en ese aspecto de la política que posibilitó la construcción de la Argentina.

Fuente: La Nación

Sala: Centro Cultural Caras y Caretas / Funciones: sábados, a las 21

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