Dalma Maradona: Hija de Dios




“Ya nací famosa”

La actriz presenta su unipersonal Hija de Dios, donde, a modo documental, habla sobre su vida junto a su padre, Diego Maradona. “No es Dios pero es el mejor”, asegura.

Cuenta Dalma Maradona que empezó a estudiar actuación desde muy chiquita por recomendación de una psicopedagoga del colegio que llamó a su mamá preocupada porque no le conocían la voz. “Ahí fue donde realmente descubrí que la actuación es lo que me apasiona. Mis viejos siempre me apoyaron para hacerlo y hoy estoy orgullosa de mi profesión, pero si no me hubieran apoyado lo habría hecho igual”, dice la mayor de las hermanas Maradona que, además se confiesa exigente y puntual en su trabajo.
Dalma se probó como actriz a los ocho años, cuando participó de la tira infantil Cebollitas, pero fue en 2008 cuando su incipiente carrera dio un giro sorpresivo: se metió de lleno en el teatro off, comenzó a estudiar en el IUNA y debutó en cine. Por entonces, ya no sólo era una estudiante universitaria sino también una chica con ideales firmes, como su padre.
Después de mucho trabajo introspectivo, hace algunas semanas la actriz debutó con su espectáculo unipersonal Hija de Dios donde se atreve a contar historias vividas con su papá: “Siempre conté anécdotas entre amigos y los veía disfrutar y reírse pero a la vez sorprenderse porque mi vida como hija del “Diez” no es tan extraordinaria ni tan especial como se suele imaginar”, dice

–Antes cuando dabas notas no querías hablar de tu vida familiar. ¿Por qué este cambio?
–Terminaba hablando porque era imposible que no surjan cosas personales. Ahora tengo ganas de hacerle este regalo a mi papá. Me siento con ganas como actriz de encarar un unipersonal y quiero aprovechar que este texto escrito sobre mi familia me define. Está pensado como una obra documental, no está armado como stand up. Se van a encontrar con la historia de lo que es mi vida hablando de mi mamá y mi papá. Mi relación con mi papá vista desde mi punto, que es diferente a la idea que tiene la gente.
–¿Por qué crees que es distinto?
–Hay gente que piensa que mi papá es Dios y yo no. Ya desde el título lo planteamos como una ironía para esa gente que lo piensa.
–Que se trate de un unipersonal, ¿cambia algo en la composición de un personaje?
–Encarar un unipersonal ya es un desafío. Nunca me había pasado como actriz tener que contar mi propia historia, eso es lo más importante. Ver qué me pasa a mí ahí. Si bien no hago un personaje, sostengo un relato durante una hora y diez minutos.
–¿Te costó estar sola arriba del escenario?
–Me pasa que yo hablo un montón, rápido, puedo estar horas conversando pero es muy distinto seguir un guión. Tengo una estructura dramática que seguir y eso es una responsabilidad. Me encanta no quedarme en el molde ni repetirme, por eso esta obra me desafía desde todos los lugares donde la mire.
–Elegiste ir por el camino más complicado….
–Me pone muy contenta que haya alguien que lo sepa. Para mí fue un esfuerzo muy grande aunque no cambiaría por nada mi formación. Sé que hay muchos caminos más fáciles y rápidos, pero no los elijo. Tengo la suerte de no tener que trabajar en cuanto a la fama porque eso ya me vino solo. Ya nací famosa. Tengo amigas actrices que aparte de su formación tienen que ir a un evento o tiene que lograr que se hable de ellas para hacerse conocidas. Yo sólo me preocupo por estudiar y hacer bien mi trabajo. ¿Para qué ser famoso si después no lo podés sostener?
–¿En ese momento pesaba tu apellido?
–Yo creo que al principio sí hasta que me empecé a encontrar con gente que admiraba mi trabajo. Me pasó durante mucho tiempo que me juzgaran por el apellido. Después, desde China Zorrilla hasta Graciela Borges destacaron mi laburo y ahí empecé a creer un poco más en mí porque es gente que entiende de lo que habla.
–¿Te sentís alguna vez la “Hija de Dios”?
–De Dios no, pero sí hija de mi papá, que es el mejor de todo el mundo. Me pasa que debo reconocer que tengo otra relación con mi papá que la que tenía hace algún tiempo. Más gente conozco, más valoro, quiero, amo y respeto a mi papá. Me cayeron un toque tarde las fichas, pero por suerte me cayeron. Veo cosas que no me gustan nada de él, pero entiendo que hay cosas peores.
–¿Te considerás famosa?
–A mí esa palabra me parece horrible. Si famosa es tener un nivel de exposición desde que nacés y que toda tu vida sea noticiable, lo soy. No es lo que más me gusta, pero me pasó. Traté de llevarlo lo mejor que pude.  Cuando yo entendí que mejor que encularme era hablar de otra cosa, pude convivir con esa “fama”.
–¿Cómo tomó tu familia este espectáculo?
–Mi papá me dijo que estaba bueno para que yo me saque la mochila que implica ser su hija y estaba medio serio. Me preguntó si iba a contar algo malo de él. ¡No lo diría jamás en el teatro!
–¿Cuál es la anécdota que más recordás con él?
–¡Miles! Con mi papá nos pasan siempre cosas muy insólitas. Íbamos a Cannes en un avión invitados por Kusturica. Estábamos viajando rumbo al festival sentados en la primera fila de asientos después de la cabina y de repente el avión se empezó a mover un montón, me daba vuelta y veía que la gente rezaba y mi papá quería demostrarme que no había miedo. En un momento apareció el piloto, vino directo a mí porque me vió nerviosa y me dijo: “Don’t worry because God is in the plane” (no te preocupes porque Dios está en el avión) ¡¡El tipo dejó de pilotear para venir a decirme eso!! Mi viejo se empezó a reír y por lo menos sirvió para descomprimir.
–¿Cuándo fue el momento de quiebre donde te diste cuenta que eras hija de alguien muy famoso?
–No sé. Yo iba al jardín, mi papá nos iba a buscar en la camioneta, subíamos todas indiecitas chiquitas pero ninguna tenía idea de quién era Maradona. Nos venía a buscar como un papá más. Pero me pasaba de salir a comer y que me de bronca tener que compartirlo tanto. “Está comiendo conmigo, ¿por qué se tiene que sacar una foto con vos?” Me incomodaba que él les tuviera que explicar que no se sacaba la foto porque era un momento íntimo donde tenía que estar con su hija. “Sacate la foto y listo.” Terminé por entender que tenía que compartirlo cuando él estaba internado y medio mundo rezaba por su salud.
–¿Sos consciente de que sos famosa a nivel mundial?
–A nivel mundial no creo, porque yo me voy a Londres y no me conoce nadie. Entro a una feria y puedo probarme sombreros y lentes tranquila. Eso a mi papá no le pasa en ningún lugar del mundo. Aparte de hablar de la hija de Maradona, está bueno que tengan algo interesante para decir. Soy actriz.
–¿Cómo viviste la separación de tus viejos?
–No sé en qué momento fue, pero la viví con placer. Me encanta y me parece re importante que si las cosas no van más puedan sentarse, hablar y que no haya conflicto. Yo me muero si me pasa eso de que no pueden juntarse. Los dos están bien por separado, pero tienen momentos en común que están buenísimos. Eso habla de la inteligencia de mis papás.
–¿Qué valores rescatás de tu papá?
–Tiene que ver un poco con la manera que yo tengo de ser. Elijo ser humilde pero si en algún momento me tocara protagonizar algo y me la creo, las dos personas que primero me dirían “bajá un cambio” son mi mamá y mi papá.
–¿A ustedes las criaron así?
–Es que yo sé que gracias a Dios nunca me faltó nada, pero sé de donde viene mi papá. Desde chica supe que me compraban 20 muñecas, si quería, pero en cuanto dejaba de usar diez, las regalaban. Eso lo mamé desde chiquita. Fui un poquito malcriada, pero mis papás se encargaron de hacerme saber que existe otra realidad
–Y a los 12 te regalaron un auto.
–Era su forma de entrarme y pensar que si me lo regalaban iba a estar todo bien. Lo devolví, pero era la manera para que entendiera que necesitábamos hablar. No me interesaba ni lo podía manejar. Si me tenía que comprar un auto para entender cómo teníamos que llevarnos, está bueno que haya pasado. Al mes de ese episodio, tuvimos una charla muy profunda. Ahí entendió cómo manejarse conmigo. <


Un abrazo teatral para papá
Tanto para Erika Halvorsen, la directora del espectáculo, como para Dalma Maradona, Hija de Dios es tesis, ensayo, reflexión y catarsis. Es un relato en primera persona, testimonio de vida con formato de teatro documental donde la hija de Diego Armando Maradona cuenta cómo es crecer al lado del futbolista número uno del mundo y las anécdotas que vivió con él a lo largo de sus 24 años.
Halvorsen y Dalma comparten desde hace años una amistad que fue un poco el motor de arranque para esta obra donde la directora se encargó de mandarle un cuestionario con preguntas a la mamá y el papá de Dalma.
“Mi hermana y yo recibimos muchísimo amor y tenemos un sentimiento de familia inquebrantable. Eso se lo debemos a mi mamá y a mi papá, y este espectáculo es una manera de agradecérselos. Hija de Dios pretende ser un abrazo teatral, porque el teatro es el lugar que yo elegí para crecer, para dejar de ser “hija de” y empezar a ser actriz”, resume Dalma.
  
Recuerdos de hija
Una vez mi papá me preguntó: “¿Qué vas a estudiar  cuando termines el cole?” Yo le contesté “‘teatro”. “Okay, ¿y qué carrera vas a estudiar?”, me repitió. Ya está. No le pude contestar más nada.
Hace poco en la quinta de General Rodríguez jugaron un partido de futbol mi papá y mi ex novio. El maldito de mi viejo le daba pases exactos a todos menos a él, obvio. Se los tiraba largos, para que no llegara. O jugaban al hóckey en contra y cuando mi novio apenas lo raspaba, papá se tiraba al piso exagerado, aparatoso, gritando: “¡Me mató, me mató!” ¿De quién pensás que heredé mis condiciones actorales?
 “Papá, hoy me voy a presentar a un casting para actuar en una película. ¡Deseáme suerte!”, le dije cuando tenía 21 años. “Claro, mi amor. Andá tranquila, que te va a ir bien... ¿Qué papel tenés que hacer?”, me  preguntó. “De prostituta”, le dije. ¿Sabés lo que me contestó? “¡¿Qué?! (carcajadas) No, amor, ni vayas. Ese papel no te queda. No te van a elegir.”
Tengo el trauma que desde chiquita no puedo dejar de subirme a las montañas rusas. Una vez, con mi familia en Disney: Gianinna me llamó para acompañarla a una que eran dos dragones que se entrecruzaban. Al principio le dije: “¡Ni loca! ¡Me da mucho miedo!” Ella me respondió: “Bueno, subo sola”, y mi papá dijo: “Si le llega a pasar algo va a ser tu culpa.” Entonces me subí con ella.

Fuente: Tiempo Argentino

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