Golpe de aire


Golpe de aire

La nueva búsqueda conceptual de Marcelo Mininno

El dramaturgo y director Marcelo Mininno nos trae una nueva propuesta luego de su éxito con Lote 77, que le valió numerosos premios y reconocimientos en la escena local. En la nueva propuesta (con dos actores de aquella obra), se zambulle en una búsqueda conceptual por demás interesante en la que el significado de las palabras y el acto de nombrar, tan propio del ser humano, hace a la historia.

Una casa en la costa, una pareja con un hijo que eligió un modo distinto de vida, allá, alejado, apartado, más tranquilo. El es escritor y entonces la búsqueda de la palabra correcta, del final perfecto, de la historia mejorada, será el leitmotiv de la obra que pivotea todo el tiempo entre la realidad y la ficción. A esta pareja se le suman el hermano de ella, que es guardavidas -y que aprovecha esta casa en Mar Chiquita para hacer la temporada de verano-, y la vecina, temporal, que será la encargada de dinamizar la vida de esta familia aparentemente apacible.

La historia es más bien sencilla, la pareja está en decadencia, ya no se comprende y en este clima la vecina veraniega aparece y los desequilibra aún más. Pero el drama va a llegar, disfrazado, tal vez un poco críptico, pero duro.

Lo que hace que Golpe de aire sea una obra atractiva y llamativa es que no se contará de forma lineal y cronológica, sino que cada personaje tendrá su versión, cada uno hará de la historia "original" -si es que acaso alguna historia puede tener sólo una lectura y no las diversas interpretaciones de los que la transitan- una mejorada. De a poco, minuto a minuto, dejará de ser una obra liviana para transformarse en algo denso y trágico. Por eso, la ficción es la salvadora. Desde la reescritura se puede cambiar el final y aliviar las penas. La redención se hace presente, al menos por un rato, en los diferentes relatos.

El diseño de luces a cargo de la talentosa Eli Sirlin hace el trabajo necesario para que el espectador pueda seguir el hilo de cada relato y se convierte en un personaje más, fundamental para marcarle el tiempo a la narración. Por su parte, la escenografía se impone en la escena: una casa con su living, cocina, baño, dormitorio y las varias salidas que permiten que los personajes entren y salgan, dándole así el ritmo justo.

Las actuaciones de Lautaro Delgado y de Raquel Sokolowicz se destacan teniendo en cuenta, también, que sus personajes son los más exigidos. Sin embargo, todas están correctas.

Una buena propuesta que habla del teatro mismo, de su capacidad de reinterpretar las historias y de mejorar el mundo, al menos por un rato.

Fuente: La Nación

Sala: Teatro Sarmiento (Av. Sarmiento 2715) / Funciones: jueves a domingos, a las 21

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