José María Muscari: 8 mujeres


“Logré que aceptaran que soy un inclasificable”

El director, que está por cumplir 20 años en la actuación, debutó en la temporada con 8 mujeres. De perfil versátil, cuenta que en menos de 24 horas lo llamaron para trabajar en una película porno y dirigir una obra de Borges. Quiere adoptar un hijo.

Actor, director y dramaturgo, José María Muscari cumplirá en 2012 veinte años de trayectoria en el “misterioso mundo del teatro”, como él lo define. En un bar céntrico de la ciudad de Mar del Plata, compartió un desayuno con Tiempo Argentino en el que dio detalles de su prolífera carrera. “Encontré mi propio estilo pero soy un inclasificable”, introduce en los primeros minutos, mientras pide un yogurt con cereales y una porción de queso descremado. A la ciudad balnearia llegó días antes del estreno de su último trabajo, 8 Mujeres, de Robert Thomas, obra que tuvo gran éxito en la calle Corrientes, y que desde el 1 de diciembre, y durante toda la temporada, se encuentra en cartel y con parte del elenco renovado en el Teatro Lido.

-Hace casi dos décadas debutaste en el mítico Parakultural con obra propia, Necesitamos oxígeno, y con tan solo 16 años. A hoy ¿cuáles fueron tus mayores aprendizajes?
-El mayor aprendizaje de todos fue haberme dado cuenta que pude definirme como un creador sin encasillarme, logrando que la crítica y el público aceptaran que soy un inclasificable. Porque puedo ir a lo de Legrand, trabajar una obra de Shakespeare con Moria Casán, actuar en ShowMatch y dar con todos esos perfiles. Recuerdo que una noche me llamaron para protagonizar una porno y a la mañana siguiente recibí otro llamado para dirigir una obra de Jorge Luis Borges. Al final no hice ninguna de las dos cosas, pero eso habla del creador que soy. Logré encontrarme a mí mismo sin prejuicios.
–¿Siempre fuiste desprejuiciado?
–Creo que sí, porque pienso que los prejuicios nos cagan la vida. No me gusta que ejerzan prejuicios sobre mí y no los ejerzo sobre otros. Desarrollar el ejercicio de estar pendiente de no ser prejuicioso, me convirtió en una persona que no repara demasiado en los prejuicios propios ni ajenos, y eso me permite una amplitud de creación que trasciende lo previsible.
–¿Cómo llegaste a la dirección?
–Un día, mi profesora de actuación de la escuela municipal de Arte Dramático, Marta Serrano, me dijo que tenía que estudiar dirección a modo de reto, porque siempre estaba mandando a mis propios compañeros. A los 18 lo intenté y dirigí por primera vez una obra propia, Criaturas de las Sombras, con un éxito que ni yo me esperaba.
–¿Y a la dramaturgia?
–Años más tarde, gracias a Mauricio Kartun, con quien descubrí el placer de la escritura. Antes de él lo hacía por encargo propio, ya que como director no encontraba textos que me gustaran, entonces me los escribía como una guía, pero no era algo placentero. Estudiando dramaturgia encontré la autenticidad de la escritura por fuera de lo que voy a llevar a escena.
–Suelen tildarte de transgresor, ¿estás de acuerdo?
–Yo siento que cuando dirijo, actúo, o hasta cuando participo en ShowMach como lo hice durante el año pasado, no me presento para romper reglas, sino que yo ya tengo ciertas reglas rotas, y lo que hago es tratar de sumar a los que están a mí alrededor.
–Tinelli se sumó cuando le hiciste la contra oferta de bailar con un hombre.
–Sí, y para mí esa experiencia aportó muchísimo porque terminé de entender que uno es quien es más allá del lugar en el que está. Podés ser un gran mediocre dirigiendo la obra más profunda del mundo, o podés ser un intelectual en medio del almuerzo de Legrand. El contexto no es lo que te define, sino lo que vos hacés con ese contexto. Yo me autodefino como un creador que a veces dirige, otras escribe, otras actúa, y otras participa en un programa de TV.
–Después de 20 años de teatro, ¿qué es lo que te genera mayor placer?
–Desde siempre, el trabajo con el otro. En la actualidad, el mayor placer para mí de hacer 8 mujeres es estar trabajando con ellas ocho, de hecho no querría estar actuándola yo, obvio que en este caso son sólo mujeres. Muchos directores actúan porque quieren estar ocupando ese lugar. Yo no, cuando me llaman para actuar dejo que dirijan otros, y cuando dirijo, ocupo ese rol con profundidad. Me considero un director muy paternalista, busco estar presente para que se sientan cómodos y confiados.
–¿Tenés vicios a la hora de crear?
–No, y no podría. Es tan diferente dirigir una obra como 8 mujeres, y en simultáneo prepararme para el ritmo del caño en ShowMatch, o conducir un programa de radio en la UBA como estuve haciendo, que no hay forma de generarlos, porque en cada lugar tengo que ser muy camaleónico y apelar a un lugar mío diferente, sin repetirme.
–¿Podrías enumerar los grandes temas de tus obras?
–Son tres: el amor, el cuerpo, y los medios de comunicación. El pretexto siempre cambia pero la esencia es la misma.
–En lo creativo se te nota muy seguro ¿Sos igual en tu vida privada?
–Soy seguro en general, y la locura y la transgresión con la que estoy asociado desde lo que produzco en mis obras distan mucho de mi cotidianeidad. En general, el público masivo antes de Showmatch tenía un imaginario de mí asociado a mi teatro. Pero yo no soy un Peña. Al contrario, soy una persona muy ordenada y metódica, cuido la alimentación, no fumo, no me drogo, entreno todos los días en el gimnasio, estoy con los trámites de adopción para ser padre, soy gay asumido pero no promiscuo y apunto a la familia. Y creo que toda esa parte más trash que tiene la actuación me permite jugar con romper reglas, volviéndome un tipo mucho más liviano y convencional en la vida cotidiana.
–Recién mencionabas lo metódico que sos con tu físico. ¿Qué relación tenés con el cuerpo?
–De autosuperación. Siempre digo que si no fuera creador sería fisicoculturista. Me gusta la disciplina de los fierros y la musculación porque gracias a eso encontré una forma metódica con mi alimentación y con las horas de descanso. Es una mezcla del cuidado de la salud y la importancia de la estética. De hecho, me gustan los tipos musculosos. Hace dos años me separé de un chico que era fisicoculturista. Me siguen llamando la atención los tipos con cuerpo trabajado... seguramente pueda enamorarme de un tipo que no lo es, pero esas son mis preferencias.
–¿Qué cosas te enamoran?
–La personalidad segura, ante todo. No me erotiza la histeria, los inseguros y vuelteros. Para enamorarme tengo que admirar al otro; pero también siento que es un misterio el amor porque no me enamoro fácilmente. Me considero fácilmente vinculable desde lo superficial y sexual, pero no desde lo emocional, que es algo que tiene un lugar de mucho cuidado para mí. Quizá suene ególatra, pero siento que tengo una vida suficientemente interesante que me ancla con una felicidad diaria como para desperdiciarla compartiéndola con cualquiera.
–En este momento que estás sin pareja, ¿se ve condicionado tu proyecto de adoptar?
–No, porque es algo muy personal. A veces me resulta tan difícil enamorarme de una persona que encima sumar la presión de que quiero ser padre es re jodido. Por eso, lo mejor fue aceptar que yo quiero ser padre más allá de una pareja. No voy a esperar a que aparezca el amor de mi vida para adoptar. Quizás aparece y pasa a ser un proyecto en común, pero eso no lo puedo prever.
–¿Las ganas de ser padre son nuevas o antiguas?
–Vienen desde antes de asumirme como gay. De hecho, cuando me asumí como tal nunca se me presentó una fractura con el tema. Antes de decidir adoptar, averigüé por inseminación artificial como alternativa, pero con el tiempo me di cuenta que lo mejor era la adopción porque creo en la ley del amor y no en la ley de la sangre.
–Con respecto a tus proyectos laborales para 2012, ¿en qué estás trabajando?
–Durante la temporada de verano estará en cartel 8 Mujeres en Mar del Plata y durante el resto del año estaremos de gira por el país. Además, estoy ensayando una obra de Noel Coward en Buenos Aires que se estrena el 10 de enero en el Teatro Picadilly protagonizada por Georgina Barbarrosa, Miguel Ángel Rodríguez, María Fernando Callejón y Cristian Sancho. Por otro lado, voy a dirigir una obra propia en el teatro San Martín llamada Póstumos, con un elenco singular por su avanzada edad, de la talla de Nelly Prince, María Concepción César, Juan Carlos Calabró, Carlitos Balá, entre otros grandes, donde se verán envueltos en una espera rara, la cual será utilizada por cada personaje para cumplir su sueño pendiente.
–¿Y tus sueños pendientes?
–El hecho de poder dirigir a un elenco de diez eminencias, para mí ya es cumplir con un gran sueño. La obra, además, nace en un momento particular de mi carrera ya que estaré cumpliendo 20 años de actuación y todavía tengo muchos sueños que me erotizan. Lo que hice con Póstumos fue magnificar mis ganas, llevándolas a personas que tienen más de 80, donde se supone que ya no hay sueños por cumplir, pero eso es una mentira.

Fuente: Tiempo Argentino

Elenco renovado para una obra de culto de los ’60

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