Zulma Faiad: Barbierísima


Zulma Faiad: "Yo no hago de mi cuerpo una escultura"

Entrevista. Volver a la revista. Este verano estará en “Barbierísima”, junto a Carmen Barbieri. Admite el paso de los años, pero asegura que mantiene intacta la mirada. Y que no le importa lo que digan.

Esta era la foto, ¿ves? Trabajé para los mexicanos en la plaza de toros, y fijate lo que dije ahí - en la foto en cuestión se la ve en paños mayores (¿o eso no se llama bombachón?), dirigiéndose a una multitud - Era el año 69 y desee que hubiera ejércitos de paz de América Latina.

Sí, Zulma, está bien, pero tenemos que hablar un poco de tu regreso a las plumas.

A mí me presentaban como “argentina”. Estaba en México, dije eso y abogué por la paz.

¿Así vestida? ( Cuando no quiere contestar hace como que no escucha. Y sigue ) Toda esa gente vivaba a la Argentina a través de mi persona. Decían: a la bin, a la ban, a la bin bon ban .

Nunca me quedó claro qué quería decir eso.

A la bin, a la ban, a la bin bon ban...

Como dicen los mexicanos, Argentina-Argentina, ra ra rá . Tanta vibración me pegó de la planta del pie a la cabeza y me dejó muda ante la audiencia ( siempre estamos hablando de la foto en cuestión ).

Cuarto intento: ¿este verano volvés a ser vedette? Te la traje ( ¡la foto! ) porque me dio ternura. Si yo te hablo de vidas pasadas yo te puedo hablar de mis emociones.

¿Y a veces de reencarnaciones? Si yo reencarné, no me acuerdo quién fui, así que de eso no puedo hablar. Hablo de emociones pasadas en la juventud.

¿En qué momento dejó de interesarte la imagen corporal? Nunca.

Vos siempre te definiste como una “esteta” y con el paso de los años fuiste desarrollando una “belleza interior”. ¿Fue un mecanismo de defensa? Yo tengo un grave defecto. Puedo saltar de un tema a otro dando por sentado que vos entendés lo que yo digo. No vos puntualmente, el otro. Muy poca gente me conoce en profundidad. Yo no hago de mi cuerpo una escultura porque han pasado los años. Lo que sigo conservando intacta es la mirada. “Esteta” soy: nunca me vas a ver asquerosamente desarreglada. ¿Hablás de esa estética física? Vos sabés, Zulma: fuiste objeto de deseo.

Yo estoy contenta conmigo. Ahí tenés fotos familiares y estoy normal. Soy Zulma Aurora Faiad. Soy esa que ves ahí ( otra vez la foto ). Estéticamente el cuerpo va cambiando, pero yo me siento interiormente muy valiosa.

Perdón: en esta nota tengo que llevarte a un terreno epidérmico.

Llevame adonde quieras. Fueron seis años sin teatro de revistas. Hace seis, en Mar del Plata, estuve con Jorge Corona.

¿Cómo se llamaba la obra? No me acuerdo. En el teatro Tronador fue. Con María Eugenia Ritó. Hice un personaje que escribió Hugo Moser especialmente para mí. Pero yo era Zulma Faiad, la vedette. Al final entraba con plumas y un vestido transparente muy bello.

¿Conchero? No, conchero no. Triangulito... Hernán, yo nunca me despido de nada. No puedo despedirme, no tengo la madurez suficiente para despedirme de las cosas que amo. No puedo elaborar el desapego. Ahora voy a ser invitada de Carmen Barbieri porque ella me lo pidió, me dijo que quería que la acompañara, y porque ella le hace honor a las personas que hemos transitado la revista.

¿”Barbirísma” se llama? Barbierísima . Este es un mimo que le doy a mi vida, porque el aplauso es un mimo maravilloso... Este verano vuelvo a las plumas, aunque no tendré mucha pluma todo el tiempo. El público verá lo que soy, y me verá también haciendo un sketch y un monólogo. Carmen tuvo la idea hace como tres meses y medio, y me llamó. Después hablé con Santiago (Bal, libro y dirección) y les pregunté qué querían de mí, cuáles eran los límites.

¿Tienen límites? Ellos me cuidan mucho a mí. Y el empresario (Javier) Faroni, también. Me siento muy querida, y muy respetada. Además habrá un gran elenco.

¿No le tenés miedo a la mirada del otro? ¡¿Qué?! ¡No! La mirada del otro yo la tengo desde hace muchísimos años y siempre ha sido muy amorosa. ¿Cuándo hablás de mirada del otro te referís al público? Al público, a Jorge Rial...

El público me dice “cuidate” y eso me da ternura. Me siento cuidada hasta por ellos.

¿Te estarán advirtiendo algo? No hay que darle de comer a las pirañas. Hay que cuidar las palabras cuando se habla de alguien. Yo, por lo menos, sigo teniendo respeto.

Mirá que Carmen Barbieri no supo o no pudo...

¿Pero a vos quién te dijo que todos los seres humanos son iguales? Carmen tiene una manera de ser íntima que es así, y así como es tiene el calor, el aplauso y el amor de la gente. O sea, que vale ser así… Hay que permitírselo y hay que valorarlo: para ser auténtico todas las horas de tu vida tenés que ser muy, muy valiente. Siendo así todo el tiempo quedás tan desprotegido...

A mí me da la impresión de estar asistiendo a un simulacro … Puede ser... Pero volviendo a mí, yo no puedo trabajar el desapego y ese es un defecto que reconozco. No puedo renunciar a lo que me pasa. Sí pude trabajar la paciencia y aprendí a ser más tolerante. Ya no busco la perfección del otro, busco la mía propia. Lo que elige el otro, problema del otro, ¿entendés? Mi vida privada, a mí, es lo único que me queda. Yo no tengo ni celular, ¿entendés? Tengo una vida que defiendo a rajatabla.

Pero andabas extrañando un poco el aplauso...

No lo extraño, me gusta, me hace bien al alma. Estoy acostumbrada al aplauso desde muy niña; por eso el éxito, para mí, siempre fue algo maravilloso. Ni tomé conciencia cuando lo tuve temprano, a los 18 años, y sin embargo jamás me creí nada. La vida no la ves pasar desde una hamaca paraguaya, querido mío. La vida te hace entrar en la vida.

¿Para el medio te habías convertido en una especie de fantasma? No, el medio me quiere mucho. Yo soy idealista, soñadora y tengo los pies sobre la tierra. Todo junto. Tengo un premio a la honorable trayectoria, ¿cierto?, y me siento muy querida por la gente del medio.

¿Te preocupa qué pasará en diciembre, con el estreno de la obra, cuando el tema Zulma se instale en…? ¿En Mar del Plata? No, en el programa de Chiche.

Yo no hago proyección a palabras que pueden decir otros. No estoy tan loca.

Cuando Chiche haga su programa con “la vedette más madura de todos los tiempos” (Zulma Faiad, Buenos Aires, Argentina, 21 de febrero de 1944 ).

No sé qué van a decir los demás, no me importa. Nada de lo que digan me puede preocupar. Y si es malo, vos ya sabés: lo dejo pasar. Sólo tengo memoria para las cosas buenas y lindas de este mundo. Mis hijas me dicen “negadora” y tienen razón. Yo nada más me quedo con lo bueno. ¿Listo?

Fuente: Clarín

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