Marta Bianchi: Mujeres terribles


“Me fui alejando de la televisión”

Si bien esta gran actriz trabajó mucho en cine y en la pantalla chica, últimamente se centró en el teatro, donde hace unas semanas estrenó Mujeres terribles, sobre un encuentro entre Silvina Ocampo y Alejandra Pizarnik.

La militancia es lo que la define como mujer y como actriz. Marta Bianchi es una de las grandes figuras de la actuación argentina. Trabajó en cine, en televisión y en teatro, que es donde últimamente se estacionó. Viene de una larga temporada con la obra El mismo árbol verde, y hace unas semanas estrenó Mujeres terribles, que estará en cartel hasta septiembre.
La obra, escrita por Marisé Monteiro y Virginia Uriarte, se basa en extractos de la bibliografía de la escritora Silvina Ocampo y la poetisa Alejandra Pizarnik. La acción se desarrolla entre los años 1967 y 1972. “Ellas se encontraron en el atractivo de los opuestos. Pertenecían a distinta generación, a distinta clase social, económica, tenían distintos orígenes, religiones, eran distintas, pero las unían el amor por la literatura, la fascinación por las palabras y la combinación. Cada una se fascinó con el lenguaje, con la capacidad creativa de la otra”, explica Bianchi.
A ella le toca protagonizar a Ocampo, y para llegar a este personaje debió hacer un intenso trabajo investigativo. “Me puse a leer cosas de su vida privada y conocer al ser humano con sus contradicciones, con sus grandezas y pequeñeces, con sus luces y oscuridades, y me pareció un personaje atrapante”, dice la actriz.

–¿Fue muy complejo ponerte en el rol de Silvina Ocampo?
–Sí. Pero si ella no tuviese esas características, no sería un personaje atractivo teatralmente. Era una mujer con muchas inseguridades, tenía un perfil muy bajo, se sentía fea, la hija no deseada y además vivió en una época en la que no se le daba demasiado crédito a las autoras. Ella fue un poco opacada por su marido, por Bioy Casares, a quien amaba, y su gran amigo, Jorge Luis Borges. Era una mujer que tenía cierta impunidad, provenía de una clase social donde se cumplían muchos de sus caprichos, era una persona muy caprichosa y arbitraria pero a su vez muy seductora, eso hacía que se le permita todo.

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Militante de los derechos de la mujer

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