Maribé Lancioni: La música


La intimidad del momento límite

Por Hernán Salcedo

En la obra La música, de Marguerite Duras, una pareja que se separó hace dos años vuelve a encontrarse para terminar los trámites de divorcio. En una entrevista con Blog Teatro, la directora, Maribé Lancioni, habló de esta puesta que puede verse los viernes, a las 21.30, en la sala porteña Patio de Actores.

La música, escrita originalmente para televisión en 1965 por la famosa escritora nacida en Saigón, “habla de una pareja pasional pero destructiva, intensa pero sin comunicación, con secretos, con traiciones, con odios, tan distintos a cualquier pareja como casi todas en general”, explicó Lancioni.

La escena sitúa frente a frente en un hotel y durante una noche a una pareja que ya no es y que quiere saber qué la llevó a esa situación.

La directora venía de trabajar el tema de la muerte con otro espectáculo estrenado el año pasado y quedó atraída por las situaciones límites. Por eso, comenzó a pensar alternativas que hablaran de momentos extremos, pero más cotidianos. “En ese momento Jorge Sánchez Mon, quien es un enamorado de la obra de Marguerite Duras, me alcanzó el material y me interesó hablar de la separación de dos seres que se han amado pero que ya no pueden seguir juntos”, cuenta la directora.

“A partir de allí -agrega-, comencé a gestar el proyecto. Obviamente, por lo menos es lo que a mí me sucede, partís de un enfoque que va modificándose con el correr del trabajo. Es como si Marguerite Duras se hiciera presente en algunos momentos como para señalarnos el camino. Hoy estoy segura de que la mirada inicial de la autora se encuentra presente en la obra”.

Desde que nació el proyecto de montar La música, la directora sabía que las funciones iban a ser en la sala Patio de Actores. “Esto es algo bueno pues el lugar a veces condiciona la puesta –explica Lancioni-. Yo quería recrear el ambiente francés al que hace referencia la obra. No se podía negar este detalle. También quise respetar la visión de la autora en cuanto a que ella siempre escribía alternadamente para cine, teatro y televisión”.

La obra, que fue escrita para la pantalla chica, tuvo más tarde su versión teatral y hasta llegó al cine. “En mi puesta quise trabajar con elementos que delataran el lenguaje cinematográfico. Por ejemplo eso lo notamos en la puesta de luces, en donde se ve claramente que estamos frente a un set televisivo que, a medida que transcurre la obra, los actores van contagiando de la intimidad al espectador. Y hay momentos en los que tenemos los primeros planos del lenguaje cinematográfico, así como algunas situaciones en las cuales los actores quedan prácticamente a oscuras”, analiza Lancioni.

La música original de la obra, de Cecilia Candia, busca dar clima a situaciones dramáticas. Y con la escenografía la directora quiso lograr que se refleje “eso que fue y que ya no es ni será”.

Además de la pareja protagónica hay otros personajes en la puesta de Lancioni. “La decisión de incluirlos surgió al promediar el trabajo. Es una mirada del presente que los llama, que los trae de ese recuerdo doloroso y a la vez atrapante. Estos personajes están pero a la vez no están. Son de una presencia que incomoda, tanto como lo hace el espectador, a esta intimidad que le corresponde sólo a la pareja central”, explica la directora.

¿Cuál es el eje que atraviesa a la obra?

Es una pareja que ya no es, porque se separó hace unos años, y que quiere saber por qué llegaron a esa situación. Es el momento definitivo y final de este matrimonio, es decir, la firma del divorcio. Ambos quieren hablar lo que callaron, quieren preguntar, quieren probar si eso que están haciendo es lo correcto o si entre ellos hay alguna posibilidad.

La obra fue escrita para TV y en 1965. ¿Qué actualidad tiene este texto 45 años después?

Esto fue la primer duda que me surgió al comenzar a trabajar el material. Mi conclusión fue que el texto tiene una vigencia en la actualidad y, a partir de allí, quise referenciarlo a la actualidad como para mostrar la contemporaneidad del texto. Esta obra habla de una pareja pasional pero destructiva, intensa pero sin comunicación, con secretos, con traiciones, con odios, tan distintos a cualquier pareja como casi todas en general.

La autora destacó que a esos dos personajes que se encuentran en un en ese hotel de Francia durante una noche, sin un beso, los haría hablar durante horas y horas, nada más que por hablar. ¿Qué es lo que dispara esta conversación y qué la sostiene?

Ellos se encuentran ante una situación ya finalizada, ya resuelta. Lo que ha faltado en el proceso es la negociación, es decir, hablarse y decirse por qué llegaron hasta allí. Este es el momento, el último, en el que tienen la posibilidad de decirle al otro por lo que pasaron, lo que sintieron. Es un momento de recuerdo no sólo con el otro, sino con uno mismo. Ellos tienen que entender que hicieron o no hicieron cosas que ya no tienen vuelta atrás. Que han dejado una huella. Esto es el final y el recuerdo nos trae una cierta desesperación por no poder modificar el pasado. Hay un cierto dolor a muerte en el sentido que eso que alguna vez fue ya nunca será más.

¿Qué significó para vos, como directora, llevar a escena este texto?

Primeramente enamorarme de la obra de Marguerite Duras, quien a medida que avanzás con el trabajo te vas enfrentando a dudas y a cuestionamientos que te hacen crecer no sólo como directora, sino en mi caso como mujer. Lo más importante es que es mi primera obra sola como directora y como productora y, si bien hay momentos en los que la soledad asusta, también encontrás muchas respuestas en la medida que afrontás todas las dificultades. Igualmente creo que, o bien el azar o la intuición, me han llevado a reunir un elenco de lujo, no solamente en cuanto a su calidad actoral, sino más bien al grupo de gente que ama el teatro por sobre todas las cosas. Creo que eso hace la diferencia.

¿Estás trabajando en otros proyectos teatrales?

Sí. En este momento estoy trabajando en una obra relacionada con el vínculo madre-hija. Un vínculo difícil y distante, donde vemos que a pesar del amor nunca podrá surgir algo afectuoso. A mí me interesan las relaciones, los vínculos y los momentos límites.
También estoy con otros proyectos con referencia a la producción de una obra de la que me enamoré profesionalmente y considero que es un aporte al teatro que pueda estar en cartel en este momento.

¿Y como actriz?

Estoy buscando algún material para mí como actriz. Yo, por ser actriz, considero que me nutre enormemente no encasillarme en un solo rol. Enriquece a la directora el pasaje por la actuación personal y la entrega a otro director, porque es importante entender cuando estas al frente de una obra y querés que todo se lleve a cabo con tu mirada, entender las dificultades que tienen los actores en todo el proceso. Como así también a la actriz entender que uno es un instrumento al servicio de un director y un dramaturgo quienes ya tienen una idea formada de a donde se quiere llegar.


La música, de Marguerite Duras (traducción de Jaime Arrambide y Mirta Rosenberg)
Dirección: Maribé Lancioni
Elenco: Jorge Sánchez Mon, Gloria Gamallo, Maria Zavaleta y Daniel Volonte
Realización escenográfica: Néstor Nyari
Espacio escenográfico: Maribé Lancioni
Música Original: Cecilia Candia
Operación de luces: Matías Burgueño
Diseño de Iluminación: Marco Pastorino
Fotos: Paulina Zas
Diseño de Vestuario: Diana Calvo
Diseño Grafico: SRP diseño y comunicación
Producción Ejecutiva: “Vivir a mil…”
Dirección General: Maribé Lancioni
Más información en http://lamusicademargueriteduras.blogspot.com

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