Quidam


El circo como todas las formas del arte

Durante dos horas y media, la compañía de origen canadiense y hoy una maquinaria a escala global deslumbró al público que llegó hasta Vicente López. La puesta propone, más allá de la estructura narrativa, un clima poético visual como elemento de conexión.

Un transeúnte anónimo, uno cualquiera, es la referencia que acerca en latín el título del espectáculo que el Cirque du Soleil ha traído a Buenos Aires. Apenas la excusa para abrir las puertas del arte del circo contemporáneo más prestigioso del mundo, hecho de proezas humanas en diferentes disciplinas, apuntaladas por puestas deslumbrantes. Quidam, estrenado originalmente en Montreal en 1996, y una de las patas de la maquinaria a escala planetaria de esta compañía que ya no es de Quebec, sino del mundo, llega a la Argentina a traer lo suyo: un arte hecho por unos pocos, dadas las increíbles condiciones de los artistas, dirigido también a unos pocos, dados los costos de las entradas.

Difícil encontrar las palabras para describir la deslumbrante secuencia en la que, durante dos horas y media –con un intervalo de media hora en el medio–, los integrantes del Cirque du Soleil despliegan las artes de todas las formas de las acrobacias, los malabares y el equilibrio, la gimnasia rítmica y artística, las contorsiones, el clown, el teatro. Con el mundo onírico de una niña como punto de partida narrativo, se irán sucediendo, casi sin respiro –o mejor, dicho, con el exacto contrapeso de climas, puntos dramáticos, desahogos de carcajadas, tensiones y distensiones–, los núcleos de este Quidam.

Pueden ser las chinitas con los diábolos, un cuadro que se repite en los espectáculos del Cirque. O las posibilidades de los cuerpos con los aros, las cuerdas, la soga, las telas, las pelotas. Las torres humanas, los vuelos cruzados por el aire. El equilibrio, la fuerza, la elasticidad, la preción. De todos esos elementos está hecho el espectáculo, en una puesta teatral que propone, más que la continuidad de una estructura narrativa, cierto clima poético visual como elemento de conexión.

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