La terrible opresión de los gestos magnánimos


Interesante juego escrito por Veronese

Un buen elenco con una acertada conducción

Un grupo familiar. Un triángulo -madre/padre/hija- en el que el afecto no logra colarse por ningún agujero de la casa que comparten. Hablan casi sin comprenderse. Explican cuestiones que sólo parecerían importarle a cada uno. Pero, a la vez, luchan por defender ese espacio que les ha tocado en suerte, porque la vida lo ha querido así.

Pero, ante tanta palabra que agobia, algo está dejándose de lado: son unos pequeños gestos que, podrían remediar muchas de las situaciones conflictivas que transitan y hacer que las relaciones se normalicen, encaucen y fortalezcan.

Se trata de una dramaturgia construida por pequeñas situaciones, potentes, ricas expresivamente, que requieren de unos intérpretes seguros a la hora de construir sus personajes porque, más allá de sus acciones, están exclusivamente definidos por unas conductas de cualidades manieristas que, puestas en juego, los torna provocadoramente patéticos.

Más en La Nación

En Andamio ?90 (Paraná 660). Sábados, a las 23.

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