Gerardo Hochman: Travelling


“Hay complicidad entre los cuerpos”

El director de la escuela La Arena da pistas sobre la dinámica de la obra en el C. C. de la Cooperación, en la que la inclusión de cámaras que siguen a los performers da una inédita proximidad.

Aquello que alguna vez se llamó “nuevo circo” no necesitó de ésa ni de otras aclaraciones para ser apreciado como original, porque quien utilizó esa denominación al estrenar Emociones simples (escenas circenses sobre un escenario) conquistó de inmediato al público. “Era una manera de definir lo que estaba naciendo –dice hoy su creador, Gerardo Hochman–, algo que se parecía al circo, pero era distinto.” Admite que el agregado de “nuevo” le resulta incómodo, “porque supone una ruptura con lo anterior, con un circo que yo no mamé”, y sostiene que lo suyo no fue un acto de rebeldía sino el resultado de una búsqueda ligada a su formación. Acróbata y actor, coreógrafo, director y autor, Hochman presentó varios espectáculos en ese estilo: Kamuflash, Fulanos, La vuelta al mundo (versión en coautoría con Roberto de Bianchetti), Milagros, Sanos y salvos, Ronda, Bellas Artes y En órbita, y fue intérprete en adaptaciones de clásicos, entre otras Cyrano, de Edmond Rostand, y La comedia de las equivocaciones y La tempestad, de William Shakespeare, las tres dirigidas por su hermano Claudio, que reside en Portugal, donde fundó y conduce la Shakespeare Women Company.

Dedicado desde comienzos de los ’90 a la docencia en su Escuela La Arena, a la dramaturgia y dirección, Hochman estrena ahora Travelling, junto a un elenco de actores-acróbatas-bailarines de La Arena. En este espectáculo –estrenado anoche en el Centro Cultural de la Cooperación– incorpora técnicas del cine y el video. El título sugiere un recorrido, ese “estar viajando” tan presente en las obras de este artista, intensificado aquí por la inclusión de una cámara “que ofrece distintos puntos de vista sobre cada escena y pone en funcionamiento un diálogo entre el lenguaje del circo –con sus hazañas y destrezas– y los del cine y el video”.

Una novedad en la producción de este director atrapado por el juego que permite la cámara, por “estar adentro y afuera, filmar y ser filmado”, puntualiza. Reconoce como algo habitual que a la salida de sus espectáculos el público le pregunte si la acrobacia provoca miedo en los intérpretes, y sobre todo si se marean. Por eso cree que el armado de Travelling es una manera de responder a esa inquietud: “La cámara usada dentro de la escena nos permite compartir con ese público curioso algunas de las sensaciones del acróbata”, confía.

–¿Y es realmente así, el acróbata tiene miedo, sufre mareos?

–El público lo sabrá por sí mismo. Cuando el acróbata hace un salto mortal coordina movimiento y expresión, y su cara refleja ese instante. Pero no olvidemos que eso que tanto asusta al público es parte de la técnica del artista.

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El recorrido de un apasionado

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