Inmigrantes y Plaza de la Victoria


Nota del 6 de febrero

Un viaje en el tiempo desde la plaza

Dos instalaciones al aire libre invitan al público a recorrer momentos del siglo XIX

Según se ha imaginado, los viajes en el tiempo se hacen a bordo de un De Lorean plateado, un portal dimensional o un recorrido por el espacio exterior. Pero en los espectáculos de calle Inmigrantes y Plaza de la Victoria , de Marisé Monteiro, no se utilizan más que la imaginación y el teatro para pasear al espectador durante una hora por otra época de la Argentina.

La apuesta de la directora, Illay Martínez, es que el público debe ser participante. Por eso los personajes interactúan con los asistentes, a quienes llaman "viajeros en el tiempo". Aunque son dos elencos distintos (una docena de actores), algunos coinciden en ambas obras.

Al inicio de Plaza de la Victoria , dos personajes del Buenos Aires de 1810 conversan, de espaldas al bastidor principal, donde está pintado un arco de entrada. Son Don Alonso, aguatero morocho y plebeyo, y Doña Graciela, blanca criolla de clase alta.

"¿Me pueden ver?... ¡Me pueden ver!", comienza el aguatero. Se refiere al público: jóvenes y familas que son sorprendidas en las plazas o los parques de toda la ciudad por estos espectáculos. Estos dos personajes son quienes invitan, entusiastas, a los "viajeros en el tiempo" para que entren en la escena que limitan los sencillos bastidores.

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