José María Muscari: Cash


Nota del 11 de enero

Intimidad de los actores en la víspera del estreno

El niño mimado de la cartelera marplatense, con En la cama, abre la trastienda de su nueva obra a horas de su próximo debut en Buenos Aires y revela cómo pasó de volantear en la calle Corrientes a ocupar la sala principal del Maipo.

La generosidad de Muscari, hay que decirlo, permite el ingreso a un ensayo general de la pieza Cash, de estreno previsto para el miércoles 14 en el teatro Maipo, no sin antes entregar una advertencia: “Esto es un privilegio: ver algo en proceso. Los actores que trabajan conmigo hacen cambios muy contundentes entre un día y otro y lo que se verá en el estreno es diametralmente opuesto”. Hace años le decían El Chino y paraba en La Continental de Corrientes y Callao, en cuyo frente volanteaba durante las noches de sábado; ya entonces se llevaba bien con la convocatoria masiva, en ese entonces acarreando público “a la gorra”. Apegarse a los códigos de la tevé facilitó desde el principio la digestión. También ayudó a agotar funciones intercalar el habla con canciones. Muscari pide que no se juzgue con código moral la vanidad de los actores. “Los exculpa la presión extraordinaria que caracteriza a la víspera”, aclara.

“Todos los objetos son una porquería, una mierda”, se escuchará después, y rige un pacto. Las devoluciones luego de lo actuado esta tarde se darán con la sequedad de un reto. Asegura Muscari que eso no da lugar a roces ni malentendidos que persistan. “Hoy mismo Dani (por Aráoz) me llamó y hablamos una hora sobre una devolución que le hice.” Como lo que se autoatribuye es ser capaz de ensamblar “la realidad del actor y el personaje antes de que aparezca la máscara” acata también los costos: “Juego con lo más sexy y explosivo del actor y eso despierta al divo”.


Primeros cinco minutos

La materia con la que trabaja es de descarte para el teatro culto. La televisión provee sus figuras y también su detrito: entonación cantada para los textos, una gestualidad puramente exterior, un mismo tema para todas las intervenciones (en este caso: el dinero). La marca de autor se verifica en iniciativas que, en ocasiones, sólo él llena de sentido revulsivo. “Me gusta que entres a un teatro y veas a Juan Carlos Dual con un cuello ortopédico durante toda la obra” (lleva un cuello de plástico de principio a fin y no se lo justifica en escena). “Eso enrarece –sigue Muscari–. Es algo no previsible.”

–Pensé que ese actor estaba lesionado...

–Me gusta que pienses que se lesionó. Es parte de la propuesta de mi teatro: es indivisible lo que es verdad y lo que no.

Más en Página/12

Comentarios

viabaires ha dicho que…
hola,somos la familia rasta,te vimos hoy en el programa de la rocasalvo y nos pareciste re copado,asi q quisimos saludarte


ya la familia rasta llegara al teatro algun dia jajaja

muchos exitos!!!!!
Sil ha dicho que…
José María andaba buscando escuchar palabras que se han amaserado en el cerebro, antes de dispararlas....tu me has dado unas ganas de seguir escribiendo, explotando en el cuadal que todos tenemos, pero pocos vemos. Un abrazo desde santiago/Chile, te felicito por esa gran obra propia, tu!!!
Sat nam, Sil

Entradas populares de este blog

Andrea Gilmour

Susana Torres Molina: Estática

Chamé Buendia: Last Call-última llamada