Claudia Lapacó: Tres viejas plumas
Nota del 11 de enero
Claudia Lapacó: 50 años con el teatro
Protagonizará, desde el jueves, Tres viejas plumas
Un nuevo estreno se anuncia en el Maipo Club y su título depara sorpresas. El espectáculo lleva por nombre Tres viejas plumas y el texto pertenece a Claudia Piñeiro. Una de sus protagonistas es Claudia Lapacó y, tal vez por eso de que esta destacada intérprete siempre ha estado ligada al music hall o a la comedia musical, uno puede suponer que se trata de una historia en la que una ex vedette desandará algo de su camino.
Pero nada de eso sucederá. Todo lo contrario. La pieza muestra la vuelta al hogar de un hijo que ha partido hace ocho años y que retorna, a su pesar, para reencontrarse con buena parte de un pasado que había decidido olvidar. Su madre muerta asoma en esos días, con la intención de intentar una reconciliación segura entre el que llega y los que se han quedado: el padre y un segundo hijo.
Con la afabilidad que la caracteriza, Claudia Lapacó, a lo largo de su conversación con La Nacion, demuestra manejar su carrera con una practicidad notable. "Lo que es para mi, me está esperando", dice muy convencida cuando se le pregunta acerca de cómo organiza los proyectos en los que participa. "No organizo, no sé hacerlo. Leo todas las obras que me acercan, me reúno con los directores que me llaman o los productores. Soy sólo una intérprete. No sé armar proyectos. Lo que me ofrecen, si me inquieta, me dispara cosas."
El lugar del ensayo es lo que más la fascina. Allí siente que el tiempo se detiene y sólo está dispuesta a buscar. "Así es el trabajo", afirma.
-¿Y en las funciones qué sucede?
-¡Adoro las funciones! Por suerte, soy una persona bastante estable de humor y me gusta reírme y estar contenta. En las funciones, doy todo. No me guardo nada. Y si no doy más es, quizá, porque ese día no tenía más. Nunca en una función estoy baja y, cuando menos gente hay, más atenta estoy, porque voy a actuar para ellos, no para los que no vinieron. Y ellos se tienen que ir contentos y darse cuenta que tuvieron razón en venir. Lo que más me gusta es lo que puedo provocar en la gente, lo que les puedo producir. Porque a mí, esta profesión, más felicidad no me puede dar.
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