Correas, la voluntad de vivir

Descarnada reconstrucción de una vida

Creador de materiales tan reconocidos como Discepolín y yo y Manzi, la vida en orsai, Bernardo Carey devela ahora aspectos casi desconocidos de Carlos Correas, un profesor de filosofía, traductor y narrador maldito que formó parte del grupo que editó la revista Contorno, junto a Oscar Masotta, Juan José Sebrelli y el mismo Carey, entre otros. Carlos Correa publicó, en 1959, en la revista de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires un cuento, "La narración de la historia", en el que describía en encuentro homosexual. Esa edición le trajo severas complicaciones judiciales y estuvo a punto de ir a la cárcel acusado de realizar "publicaciones obscenas". Desde entonces su vida sufrió un giro importante que lo llevó a sumirse en la depresión y el encierro.

El autor atrapa algunos momentos de la vida de este escritor poco antes de suicidarse, a fines de 2000, a los 70 años. Son horas extenuantes, donde se ve al protagonista habitando un mundo sombrío. Totalmente desprotegido, confundido a causa del alcohol y las drogas, Correas repasa desordenadamente algunos detalles de su vida. En sus alucinaciones aparecen dos contrafiguras fuertes: una prostituta (Johanna) y un ex amante (Pablo). Ellos no harán más que remarcar la bisexualidad del filósofo y esto lo arrastrará hacia un campo cercano a la locura. El texto es de una notable densidad y el director Daniel Marcove la acentúa en su puesta creando climas, por momentos, sofocantes. Raúl Rizzo encarna a Correas con mucha entrega. Ingresa en ese universo desolador y se deja arrastrar por unas circunstancias que describe desordenadamente y siempre con vitalidad. María Zubiri y Daniel Toppino construyen personajes muy auténticos. Se integran con intensidad a ese juego casi macabro que va llevando hacia el final la vida de un destacado intelectual. En apariencia él sólo pudo refugiarse en sí mismo para dejar de compartir su talento con el mundo.

Fuente: La Nación

Sala: Teatro del Pueblo, Roque Sáenz Peña 943 / Funciones: viernes, a las 21; sábados, a las 19


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