Sol Bonelli: Flores de Tajy


Una obra que denuncia la violencia de género

La autora y directora habla de Flores de Tajy, y su intención de concientizar sobre la trata de personas

Para hablar de la prostitución y la trata, la autora y directora Sol Bonelli se planteó dos objetivos difíciles: salir del lugar común y derribar algunos mitos. Para el primero, evitó hacer una obra que fuera una especie de compilado sobre todas las formas de violencia que viven las personas sometidas sexualmente. Con el segundo, decidió sacarle cualquier tipo de glamour a la vida de estas mujeres que alguna vez fueron retratadas en películas como Mujer bonita, como chicas que se divierten, intercambian maquillajes y hasta tienen la suerte de que un hombre millonario aparezca en limusina y con flores dispuesto a rescatarlas.

Bajo esos preceptos surgió Flores de Tajy, un espectáculo teatral que narra la vida de mujeres pobres que son secuestradas y violadas, pero alejado de cualquier tipo de solemnidad en sus modos de narración. La obra es un ejemplo de las distintas expresiones que surgieron en el último tiempo para concientizar acerca de la violencia de género y se da en el contexto de la segunda edición de la marcha "Ni una menos", que será esta tarde.

En este caso, Naty-la protagonista-se presenta como una esclava sexual que se convierte en una vengadora de su victimario. "Sabemos que el mundo de la trata es complicado y oscuro, entonces quise darle una vuelta de tuerca y contar la historia de una mujer que se toma revancha. La obra empieza por el final y es cuando Naty asesina al cliente que la somete desde que era muy chica. La ficción me dio la posibilidad de tomarme esa licencia, sin perder nunca de vista que es algo difícil porque ésta es una temática real, que se lleva muchas vidas de verdad", cuenta Sol Bonelli, quien antes de crear Flores de Tajy escribió el unitario para televisión Se trata de nosotros, sobre la misma temática, que ganó un concurso de del Incaa y fue declarado de Interés Cultural por la Legislatura porteña.

Para evitar un registro documental e informativo, la autora ubicó la obra en el contexto de las leyendas guaraníes y hay permanentes metáforas sobre la selva. En un registro poético, se relata la vida de una niña que es secuestrada de la selva paraguaya, violada y obligada a ejercer la prostitución. "El espectáculo no le da las ideas masticadas al espectador, se plantea un universo onírico, en el que no aparece una víctima que está todo el tiempo victimizada, sino que desarrolla su cosmogonía guaraní y cómo es el día a día con las personas que conviven con ella. Me pareció mucho más enriquecedor hacer eso, que ponerme a bajar línea. No pretendo que el público tenga la sensación de querer cortarse las venas después de ver la obra, sino que haya vivido la experiencia de conocer un mundo que está muy cerca nuestro, pero vedado. Entonces se planea la vida de estas mujeres que se depilan, tienen hambre, se maquillan y, además, son violadas permanentemente", dice.

Sol Bonelli llegó a profundizar sus trabajos sobre la violencia de género, luego de una experiencia personal reveladora que tuvo en 2010 cuando participó del Encuentro Nacional de Mujeres y después de conocer testimonios reales de las víctimas que pudieron salir de las redes mafiosas. Entre los casos reales que escuchó, uno de los puntos que le interesó indagar fue la participación de los clientes en este submundo perverso: "Ese rol es bisagra y conflictivo".

"A veces los varones se sienten un poco señalados, pero yo siempre les digo que es una lucha de todos. Para que esto cambie, todos tenemos que tomar conciencia, pero fundamentalmente los hombres, porque el que consume prostitución es el hombre heterosexual promedio argentino. El cliente siempre se lavó las manos. En una época se arrestaba a las prostitutas, pero a los consumidores jamás los tocaron. Yo no puedo, como ciudadana normal, ir a combatir a la mafia y a las redes de trata, pero sí puedo desde mi lugar generar esta concientización y tratar de que mis amigos y la gente que ve la obra puedan entender que sin clientes no hay trata."

En ese camino hacia el despertar de conciencias, el unitario que escribió, con capítulos de media hora, se presenta en escuelas, universidades y otros espacios de debate. El último capítulo de la serie retrata un caso idéntico al del reciente asesinato de Micaela Aldana Ortega, que fue contactada por Facebook por el asesino. Todas las coincidencias entre realidad y ficción resignificaron, para la directora, el valor que tienen este tipo de espectáculos: "Esta serie la escribí en 2011, pasaron cinco años y tenemos un caso idéntico en la realidad. Creo que hay potenciales Micaelas que podrían saber que este tipo de cosas suceden y se las podría ayudar, aunque sea a instalar una duda, a desconfiar de alguien que empieza a hablarle por Facebook (porque las redes sociales funcionan como una ratonera) y le hace preguntas sobre su vida privada, justo en una edad conflictiva, en la que se mezcla la crisis y la inocencia. Algunas cosas llegan de otra manera si se las dice a través del arte y en las nuevas generaciones eso funciona de una manera decisiva".

Flores de Tajy

De Sol Bonelli

Funciones, los domingos, a las 21 hs

NüN Teatro Bar, Ramírez de Velazco 419

Fuente: La Nación

Comentarios

Entradas populares de este blog

Andrea Gilmour

Susana Torres Molina: Estática

Chamé Buendia: Last Call-última llamada