Roly Serrano: Casa Valentina y La última cinta de Krapp


Roly Serrano: del teatro comercial a Beckett, sin prejuicios

Actor en varios frentes. Trabaja en “Casa Valentina”, de José María Muscari, y protagoniza “La última cinta de Krapp”.

Roly Serrano  vive en un PH de La Boca. Es querido en el barrio, se percibe el respeto de los vecinos en el largo trayecto desde la puerta de entrada hasta su casa. Roly nació en Salta, fue obrero en Córdoba y recaló en Buenos Aires para dedicarse a la actuación. “Llegué al teatro por las minas que había en los cursos”, asume sin muchas complicaciones. Esa motivación inicial devino en un recorrido intenso: fue titiritero, maquinista de Teatro Abierto, actor de cine, televisión. Recientemente interpretó a Maradona en Juventud, película del ganador del Oscar, Paolo Sorrentino. Participó en Gilda, protagonizada Natalia Oreiro. Además, se disfraza de mujer de miércoles a domingo para las funciones de Casa Valentina. Y todos los domingos, a las cuatro de la tarde, protagoniza el monólogo La última cinta de Krapp, de Beckett en el circuito alternativo.

Este último trabajo es llamativo. La obra se estrenó en 1958, en el Royal Court de Londres. Es el monólogo de Krapp, hombre que transcurre su vejez rememorando su pasado. El protagonista registró diferentes momentos de su vida en cintas magnetofónicas y se reencuentra con esas grabaciones atravesadas por lo trágico. Beckett concibió esta obra breve, de un solo acto, pensando en un actor: el inglés Patrick Magee. Muy lejos de las características de Roly. “Pero ojo –dice el actor argentino-- Krapp tiene 60 años y yo tengo un año más. Estamos cerca.”

¿Cómo llegás a Beckett?

Se juntaron dos cosas, una que a Omar (Aíta, el director) se le ocurrió que yo lo podía hacer. A él lo conozco de mi época como titiritero. Me visitó con este proyecto y dijo que yo era el actor. Enseguida pensé “Te equivocás mal” Hasta ese momento no entendía mucho, no conocía la obra. Y lo único que vi de Beckett fueron dos puestas de Esperando a Godot hace mucho. Cuando me llamó estaba por ensayar Casa Valentina, y hacía funciones de Por qué será que las queremos tanto, con Chichilo Viale. Venía haciendo cosas comerciales, y sentía la necesidad de volver al “teatro”.

¿Te agotó el comercial?

No lo diría así, me divierte mucho pasar de Beckett a Lolita la mendocina. Te da un ejercicio la comedia que no cualquier actor puede hacer. Yo vengo del teatro donde sentimos eso de la “busqueda “ y la “cosa seria” porque muchas veces somos incapaces de hacer una buena comedia. Hay que tener mucha calidad para ser un actor cómico. Yo pensé durante mucho tiempo que no la tenía. Beckett es de algún modo volver a las fuentes.

¿A tu época como maquinista de Teatro abierto?

Lo más parecido a ese espíritu. Fui el maquinista de compañía. En esa época era un rol obligatorio en un teatro, debía mover los muebles y todos los telones. No tenía trabajo, estudiaba en La barraca, el estudio de Rubens Correa. Él dirigió en el ciclo Mi obelisco y yo, de (Osvaldo) Dragún. Le pedí participar como actor, me dijo que no, pero me propuso ser maquinista. Fue la clase de teatro más grande que pude haber tomado. Vi todos los ensayos, me sabía todos los textos. Fue mi primer trabajo en un escenario.

¿Cómo fue la experiencia en "La juventud"? 

Estuve dos meses en Suiza haciendo esa película con Michael Caine, Harvey Keitel, Rachel Weisz.  Además hice de Maradona en un momento especial de su vida. Hago un cameo, cuando Diego está más allá del bien y del mal y es un mito.

¿Conviviste bien con esas "figuras"?

Yo tenía que estar dos meses, y a los diez días me quería cortar los codos. Necesitaba un quiosco abierto a la noche, un cana corrupto, un piquete.  En Suiza es todo perfecto. Un asco. Me aburría. Lo que ellos hicieron fue darme lo mejor. Mi hotel tenía Spa y todo lo que querías para ser supuestamente el hombre más feliz del mundo. Cosas que yo no lo necesito. Había una heladera enorme, con variedades de champán, whisky, jarras de jugo, caviar, chocolates. Pero yo iba todos los días al mercadito y compraba lo mío. Al cuarto día, un hombre del hotel que venía reponer las cosas, me preguntó por qué no consumía nada. Y yo le dije que con un jugo que tomaba ahí, pagaba las expensas de mi casa. Ni hablar del champán.  Pero me dijo que todo lo que había en las heladeras era gratis.

Y las dejaste temblando.

Vacías. Creo que en la última reunión del foro económico de Davos se habló de todo lo que comí.

¿Cómo estás de salud?

Muy bien, creo que tendría que cuidarme un poco más. Debería bajar unos kilos más porque para la película subí 15. Engordar es hermoso, pero ahora, de a poco, los voy bajando.



ROLY SERRANO EN TEATRO Y CINE

La última cinta de Krapp ​, se presenta los domingos a las 16 en el Tinglado (Mario  Bravo 948). Roly Serrano también actúa en Casa valentina, de miércoles a viernes, a las 21. Sábado, a, las 20.30 y 22.30. Domingos, a las 20.30. En el Picadilly, av Corrientes 1524. Además, en Gilda , la película con Natalia Oreiro, interpreta al Tigre, el manager que le puso el nombre artístico a la cantante.

Fuente: Clarín

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