Eduardo "Tato" Pavlovsky: Asuntos Pendientes


Tato Pavlovsky: joven a los 80 años

Teatro: "Asuntos Pendientes".Con ocho décadas de vida, el viernes reestrena como actor y autor "Asuntos pendientes", junto a su mujer Susy Evans.

A los ochenta años Eduardo "Tato" Pavlovsky sigue con ganas de actuar. El viernes reestrena Asuntos pendientes, la obra más reciente que escribió y protagoniza junto a su esposa, Susy Evans. En el espectáculo Pavlosky es Aurelio, una criatura construida esencialmente con material onírico. Asuntos... tiene una puesta mínima, pero efectiva para moldear en escena un campo de batalla de configuraciones sociales que se alternan constantemente. Los personajes están borroneados, se corren de lugar constantemente. En todo caso, si se definen, lo hacen desde la violencia más revulsiva. Desde el comienzo, Aurelio, un represor, vomita ante una marcha de jóvenes marginales por las calles de Belgrano; le siguen situaciones de incesto, compra y venta de niños; micro emprendimientos de un hijo pródigo que triunfa en la industria del cine porno.

"Asuntos..." es una obra compuesta por microescenas producidas por el sueño del protagonista ¿Cómo logró, desde la actuación, el armado de un personaje tan complejo?

A la hora de actuar mis obras es muy difícil que siga las líneas del texto tal cual son. Necesito buscar y encontrar la coherencia con el personaje. No pienso el personaje para el público. Me pregunto, más allá del texto, ¿cuál es mi coherencia? Por ejemplo en Potestad, ¿qué sentía ese personaje al raptar a la niña? Un amor enorme. A un raptor de niños lo transformé en humano, porque él sentía un cariño enorme por la niña raptada. Es un hijo de puta, claro está, no hablemos de valores. Asuntos pendientes, en cambio, fue una obra muy complicada de escribir. Apunta a una cosa que me impresiona mucho: ¿cuál es la subjetividad de la clase más excluida? ¿Cuáles son sus valores? Te voy a ser franco, ése es mi interés intelectual. Ahora cuando me ubico como dramaturgo me quedan los intereses dispersos e imágenes muy fuertes. No tengo un orden de las escenas, las escribo tal vienen.

Es un sobreviviente de los setenta. Lo fue a buscar una patota del ejército durante una función y huyó por una ventana ¿Las indagaciones sobre la represión en su teatro, se amplificaron a partir de esa experiencia personal con la huida?

Aquella situación abrió una parte de mi teatro muy importante. En ese momento tenía ideas de izquierda, había escrito El señor Galíndez y Telarañas. Me fueron a buscar, pero ni sabía lo que hacía, mirá. Tuve suerte.

¿Fue un análisis político ingenuo de su parte?

Sí, actué con una ingenuidad política muy grande. Al mismo tiempo que era militante de un partido político, actué como autor con ingenuidad. Incluso, cuando cerraron el teatro Payró por presentar Telarañas, el encargado cultural de la dictadura nos habló a mí y a (Alberto) Ure, el director. Dijo:"si veo esta obra en París o en Londres, diría la puta, qué interesante, qué fuerte. Pero acá, no, muchachos. ¿Qué estás diciendo?" Tuve la posibilidad en ese momento de retirar la obra y rajarme. Y no lo hice. Pensé, "tengo hijos. ¿Cómo voy a retirarme así?" Me la jugué.

¿En lo primero que pensó fue en sus hijos?

Sí, algo bien liberal, ¿no?

¿Por qué liberal?

Porque la familia, los hijos, son valores liberales.  No sé si un revolucionario en serio hubiera actuado así. No tenía, por otro lado, una militancia por fuera de lo cultural. Siempre estuve en contra de la lucha armada. Yo era partícipe de la asociación psicoanalítica. Pero Telarañas mostraba las trampas de la sociedad burguesa. La dictadura tuvo muy buena información de la cultura.

En aquel momento por esas obras detonaron una sala ¿actualmente el teatro se evaporó como contracultura?

Nunca le adjudiqué al teatro la posibilidad del cambio. Era uno de los movimientos culturales que podían certificar ciertas cosas con cierta calidad, no mucho más. No le adjudicaba otro peso ni cuando hice Galíndez, ni en Telarañas o Potestad. Nunca creí que el teatro podía ser uno de los factores del cambio cultural para la cabeza de la gente.

¿Por qué sigue actuando a los ochenta años?

Porque me enamoré del teatro. Vos sabés que soy médico y un día me llamaron para un papel en una comedia francesa que se llamaba Tovarish, (en 1957) y tenía que hacer de militante. Pero cuando entré a escena sentí una conmoción emocional que no recuerdo igual a nada. Puedo recordar una conmoción parecida por una mina, pero no a ese nivel. Me di cuenta que era importante y necesitaba estudiar, estar al nivel. Lo hice con la gente de Nuevo Teatro, veía a (Héctor) Alterio que era vendedor de Terrabusi, y ensayábamos a la noche, muy tarde. Esas cosas románticas me enamoraron, veía una cultura de valores diferentes. Y ojo, que para el elenco de Nuevo Teatro, que yo estudiara, era visto como una rareza de un intelectual de derecha, psicoanalista. Me formaron, sí, pero siempre me vieron como a un extraño.

¿Qué le pasa hoy con ese enamoramiento?

Posiblemente es la aparición de un conflicto nuevo en mí. ¿Cómo mantener ese enamoramiento vivo a los ochenta años? En eso estamos.


DOCTOR HONORIS CAUSA Y CIUDADANO ILUSTRE

El 15 de abril, Tato Pavlovsky será nombrado por la Legislatura porteña Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires. Además, la Universidad Nacional del Sur (Bahía Blanca) le otorgó el título de Doctor Honoris Causa.

DÓNDE Y CUÁNDO

"Asuntos pendientes" tendrá funciones, desde mañana, todos los viernes a las 21 en el Centro Cultural de la Cooperación (Corrientes 1543).

Fuente: Clarín

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