Teatro Ciego


Cuando el teatro invita a "ver" más allá de lo conocido y desafía al sentido hegemónico

En la Ciudad de Buenos Aires ya son diez los espectáculos que se desarrollan a oscuras y hasta hay un teatro exclusivo para tal fin. Experiencias gourmet, infantiles y musicales pensadas para la integración con actores no videntes.

La confianza en el otro es un requisito fundamental para disfrutar del Teatro Ciego, una nueva forma de sentir la realidad que surgió hace 14 años en Buenos Aires. Durante los primeros nueve sólo hubo una obra en cartelera. Hoy son diez los espectáculos que se desarrollan a oscuras. En este espacio, hay algo que sin ser atravesado por los ojos, se hace imagen. Una sensación de incertidumbre acecha a los espectadores que hacen fila para ingresar a la sala sin luz. Se dividen en grupos de seis personas, se toman de los hombros, y comienza el viaje al mundo de las percepciones. Los aromas, los sonidos y las sensaciones táctiles ponen en jaque al sentido hegemónico y permiten una conexión interior para "ver" más allá de lo conocido.
La modalidad del Teatro Ciego se inspiró en la obra cordobesa Caramelo de limón, de 1994, que se desarrollaba en total oscuridad con actores videntes. En el año 2000, Gerardo Bentatti, ex miembro del elenco cordobés, convocó al actor José Menchaca para que dirigiera un espectáculo en similares condiciones. Ambos crearon el Grupo Ojcuro del que surgió esta nueva manera de hacer teatro conformada, en su mayoría, por actores ciegos.
El primer texto que Menchaca eligió para interpretar fue La isla desierta, de Roberto Arlt. Para empezar a trabajar dividió la tarea en cinco pasos: primero buscó a los actores ciegos, miembros del grupo de teatro leído de la Biblioteca Argentina para Ciegos; luego se realizó la lectura de la obra; en tercer lugar se incorporaron los movimientos; después la inclusión de actores videntes que ensayaban con los ojos vendados; y, por último, se apagó la luz. Ahí la situación fue igual para todos.
"En la oscuridad el ciego pierde su limitación y puede ser hasta un piloto de avión", dijo el actor de La isla desierta, Andrés Terrile y la actriz, Mirna Gamarra, de Quiroga y la selva iluminada agregó: "Acá mi trabajo como actriz está antes que mi discapacidad. Primero soy Mirna y, después, soy ciega." Ambos actores pertenecen al Grupo Ojcuro que tiene estas dos obras en cartel, y funciona como cooperativa.
Por otro lado, en 2008, Gerardo Bentatti y Martín Bondone fundaron el Centro Argentino de Teatro Ciego, donde también hay una escuela que ofrece talleres de teatro, coro y danza a ciegas, y que trabaja en la integración al destruir los preconceptos de la imagen visual. "Nosotros somos una organización social y formamos actores ciegos por una decisión ideológica. Cuando vimos actuar al Grupo Ojcuro nos dimos cuenta que había un montón de gente que tenía mucho talento y no tenía forma de expresarlo. La persona que tiene una discapacidad, acá no es discapacitada porque a nivel laboral puede hacer lo mismo que otros", destacó Bondone.
"Nuestro trabajo está atravesado por la interacción con el público, porque es él quien termina de construir lo que nosotros le proponemos con estímulos", afirmó Menchaca. Imágenes sonoras, táctiles, olfativas y gustativas, se aúnan en cada operación subjetiva proponiendo, junto al trabajo de la memoria, una libertad que el sentido de la vista encadenaba. Es necesario lanzarse a la experiencia de este modo de percibir porque es conmovedor y, por momentos, duelen los ojos en el hábito de insistir ver cuando no se puede. Ante esta experiencia, el pensamiento se inquieta, de tal suerte que el público es invocado al acto creativo.
La oscuridad es un miedo ancestral, tanto para adultos como para niños, y muchos de los que asisten lo sufren. A veces, cuenta Menchaca, el público acude a estas propuestas para vencer ese miedo y cuando sale de la obra agradece la experiencia que le resulta sanadora. En el caso de la nueva obra para chicos, Quiroga y la selva iluminada (ver recuadro), los títeres lumínicos, que aparecen sólo cuando corresponde, fueron la respuesta para que la sensación que provoca la oscuridad se disipe. "No aprendemos a leer por fuera de la vista, y el Teatro Ciego invita a desarrollar otros sentidos que muestran que aún sin 'ver' se puede aprender y disfrutar", resaltó Laura Cuffini, directora de este espectáculo infantil.
"Teníamos mucho miedo de que la gente asociara la discapacidad a nuestra obra. Nosotros queremos que todos seamos iguales, y en el Teatro Ciego, lo somos. No vamos a cambiar el mundo, pero intentamos dar cuenta de que todos juntos podemos", expresó Menchaca. La idea es que el mensaje llegue, en mayor o menor medida. Y el camino está iniciado. Al menos así lo confirmó una nena, que tiene un tío ciego, al salir de la función y preguntar: "¿Así ve el tío?"   «


*Verónica Lamberti cumplió durante dos meses en la sección Espectáculos de este diario una pasantía, de acuerdo con un convenio firmado entre la Escuela de Comunicación Eter y Tiempo Argentino, en el marco de la ley de pasantías educativas que tiene por objeto el desarrollo de los estudiantes en la práctica del periodismo.


El dato
En la web
Más información en: www.teatrociegoargentino.com y www.teatrociego.org

Propuestas en cartel para toda la familia
Grupo Ojcuro:
La isla desierta: los viernes y sábados a las 20:15 y 22:15 hs.
Quiroga y la selva iluminada: los domingos a las 17:30 hs.
Ambas propuestas en Ciudad Cultura Konex. Sarmiento 3131.
 Centro Argentino de Teatro Ciego
Ciclo Todosonidos: los martes a las 21:30 hs.
Stereotipos a Ciegas: los miércoles a las 21.30 hs.
Parlantes Holofónicos: los jueves, viernes y sábados a las 19 hs.
El Infinito Silencio: los jueves a las 21, viernes 22:30 y domingo a las 18 hs.
A Ciegas Gourmet: los jueves, viernes y sábados a las 21 hs.
Luces de Libertad: los viernes y sábados a las 21 hs. (foto)
Mi Amiga la Oscuridad: los sábados y domingos a las 16 hs.
Babilonia FX: sábados a las 23:59 y domingos a las 20 hs.
Todas estas obras se presentan en el Centro de Teatro Ciego. Zelaya 3007.

Inmersión al mundo selvático de quiroga
La voz de Delfina, una niña con ansias de imaginar, el olor a chocolate, el repique del timbre de una bicicleta, el sonido de un videojuego y el cuchillo que golpea la tabla en la cocina, inician el viaje a la selva misionera. El agua cae cual si fuera lluvia y el viento trae el perfume verde de la abundante naturaleza.
El loro, el jaguar, el surubí y los yacarés son los títeres lumínicos que, manejados por actores ciegos, suman a la experiencia de la exigente audiencia que se sumerge en el Río Paraná. Quiroga y la selva iluminada es la novedad que atrae los domingos por la tarde en el Konex a grandes y chicos, que salen deslumbrados por la alegría de haber viajado al mundo de Horacio Quiroga.

Una cena en la máxima oscuridad
¿Cómo sería comer en la más absoluta oscuridad sin conocer el menú? ¿Cuántas comidas se pueden ingerir con las manos? ¿Es posible saborear, sin unir a una representación, lo que comemos? Todas estas respuestas se hallan en A ciegas gourmet, obra que se presenta en el Centro Argentino de Teatro Ciego.
Es un espectáculo en que, guiado por la voz de la cantante y acompañado por el pianista Carlos Cabrera, el público recorre los principales estilos musicales del mundo y los aromas característicos de la ciudad, el campo y el mar. Los estímulos que tienen que ver con la cena no están directamente relacionados con la teatralización, pero invitan vivir una experiencia con la oscuridad y el sabor.

Fuente: Tiempo Argentino

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